OPINION

El reclamo por las Islas Malvinas, declaraciones pasadas y el doble discurso de la gestión libertaria

Las últimas declaraciones de la canciller Diana Mondino, más la admiración por Thatcher que explicitan el propio Milei y otras voces libertarias, trazan una triste analogía sobre la defensa de la soberanía de la Argentina en Malvinas.

Islas Malvinas Foto: CEDOc

Los reclamos de la canciller Diana Mondino respecto de la soberanía de las islas Malvinas parecen encerrar un falso interés por parte del gobierno libertario. Las declaraciones pasadas, y reafirmadas luego por la funcionaria en septiembre, habían sostenido que ”los derechos de los isleños sobre las Malvinas serán respetados si Javier Milei gana las elecciones en la Argentina”. Pero el envío de oro de reservas del Banco Central de la República Argentina al Reino Unido, además de la admiración que el propio Javier Milei ha repetido que siente por Margaret Tatcher (al igual que la concejal de LLA de San Isidro María Feldtmann) son señales en ese sentido.

La “defensa de la soberanía” por parte de Milei, en la entrevista que dio a la BBC el 6 de mayo de 2024; la alarmante pasividad que mostró por la llegada de David Cameron a las islas, sin ver el tema como una provocación sino que “al estar hoy en manos del Reino Unido tienen derecho a hacerlo”, marca notables contradicciones en el discurso de la gestión de Milei: de defender la soberanía a una enorme pasividad o condescendencia ante el Reino Unido por el reclamo.

David Cameron en su visita a Malvinas.

¿Realmente se está defendiendo la soberanía de las islas Malvinas? ¿O se trata de una ficción qué solo apunta a buscar réditos electorales? Tampoco hubo reclamos Mercosur por las islas Malvinas de la Cancillería el pasado 9 de julio. Es obvio que se debe pensar solamente en medios diplomáticos para recuperar la soberanía de las islas, eso es real y de suma importancia. Pero otra muy diferente es la falta de integridad ente lo que se dice y lo que se hace, o lo que realmente se piensa.

Las últimas declaraciones de Mondino de esta semana, tratando a las islas con una metáfora de “inquilinos y ocupas”, sólo parecen revelar la posición ficticia del gobierno sobre el reclamo. Son demasiadas las contradicciones.

La pobre defensa que se hace de Malvinas puede ser contraproducente no solo para los intereses actuales de la Argentina, sino para los gobiernos posteriores cuando quieran reclamar la soberanía de las islas.

El reclamo de la titular del Palacio San Martín en la ONU ante el Comité Especial de Descolonización, el pasado 18 de junio del presente año, choca con la pasividad de la misma Cancillería ante la expansión por parte del Reino Unido de la zona marítima sobre las islas, explicitada en marzo de este año. Ante la ONU, Mondino resaltó la ocupación británica y colonización de las islas, tras la ocupación en 1833, pero la refutación que hizo contra el argumento inglés de la autodeterminación de los pueblos, chocó con las múltiples contradicciones sobre el tema Malvinas que muestran el presidente y la misma canciller.

El interrogante es el siguiente: ¿Es posible que un país pueda ser potencia mundial, siendo su soberanía un objeto de poco interés? Milei ha planteado en multiples ocasiones que la Argentina en el pasado fue potencia mundial. ¿Es posible que una gestión que no guarda apego a esos recuerdos, al sacrificio hecho por los veteranos, ni resguarda los recursos naturales, pueda hacer de que Argentina se convierta nuevamente en una potencia?

 

La pobre defensa de las islas Malvinas que hace el gobierno libertario puede ser contraproducente no solo para los intereses actuales de la Argentina, sino también para los gobiernos posteriores cuando intenten reclamar sobre la soberanía de las Malvinas.

Es posible ver las contradicciones en los reclamos, pero si se sigue un lineamiento en el tiempo, se puede observar que para la gestión libertaria, los gestos para mostrar que las Malvinas son argentinas lucen solo como fachada.  

El reclamo de la soberanía de las Malvinas está en la Constitución Nacional, ocupa un lugar en sus Disposiciones Transitorias. Sin embargo, no parece estímulo suficiente para que lo adopte la gestión libertaria,  sin doble discurso y acciones.

 

* Licenciado en Ciencias Políticas.