“El Peluca” que se parece a “El Peludo”

“Nada de lo que vemos es novedoso a la luz de la historia. Cuáles intentos de refundaciones drásticas han aportado al crecimiento del país y cuáles han sido causantes de su postergación”, se pregunta el autor y responde evocando algunas medidas de gobierno de Hipólito Yrigoyen.

Un Hipólito Yrigoyen peronista. Foto: Pablo Temes

Aviso para radicales y libertarios. Vamos a sacudir lugares comunes y visiones estereotipadas. Quien quiera seguir leyendo que asuma ese riesgo. 

Javier Milei no es el primer mandatario que se arroga un proyecto transformador que pretende dar por tierra con un pasado de decadencia y atraso y que se erige como un líder virtuoso que promete regenerar a la Argentina de base.

Hubo varios predecesores en la historia argentina. Aquí vamos a compararlo con… Hipólito Yrigoyen. El líder radical aspiraba a dar vuelta al país y transformar La República Posible de Juan Bautista Alberdi en La República Verdadera. Se desplegaba la Argentina que incorporaba finalmente a todos los sectores vía el voto universal, obligatorio y secreto. 

Yrigoyen, apodado “El Peludo” por su retraimiento social, como Milei, “El Peluca”, poseía un fuerte discurso moralista de corte cuasi religioso. En “Mi vida y mi doctrina” sostiene que “desde las labores de mi vida pública, me identifiqué con la empresa redentora de la patria, para mantener inalterable ese supremo ideal sin desviarme jamás del recto y duro rumbo. Me he plantado con la integridad de mi temperamento y con toda la fortaleza de mi espíritu en contra de un régimen nefasto que ha malogrado, en gran parte, la existencia nacional y el destino del pueblo”. 

Yrigoyen, al igual que Milei, querían dar vuelta la página de la decadencia argentina. “El régimen” o “la casta” representan para uno u otro la postergación argentina. ¿Con cuáles obstáculos se encontró Yrigoyen al asumir? El Congreso y las provincias.  

En un clásico artículo publicado en Desarrollo Económico de 1984 titulado Conflictos institucionales durante el primer gobierno radical: 1916-1922, Ana María Mustapic describe con detalle los avances del yrigoyenismo sobre los reductos del “régimen”: el poder legislativo y los gobiernos  conservadores provinciales. Allí se atrincheraban las fuerzas opositoras al cambio.

El día que empezó la decadencia argentina

El 30 de junio de 1917 Yrigoyen embistió contra el Congreso, donde el radicalismo estaba en minoría, al afirmar que “con el dogmatismo absoluto, la República ha reconquistado sus poderes para conjurar los males, extinguir las anormalidades, corregir los errores, destruir el régimen más falaz y descreído que haya mención en los gobiernos de las naciones (…) Desagraviada la Nación en su honor y restaurada su soberanía, corresponde proceder a su reconstrucción institucional y administrativa. (…) El gobierno actual significa clausurar un ciclo de los más funestos extravíos, y la nueva época se caracterizará por una renovación esencial de todos los valores éticos y constitutivos (…) Me explico - y bien previsto lo tenía – los ataques sistemáticos a todas las medidas, orientaciones y probidades del Poder Ejecutivo. Tales demasías tienen su filiación originaria y notoriamente conocida. Vienen de todo cuanto han causado el desastre de la República, precisamente en el período que debió ser más fecundante, porque, ya constituida, no tenía más problemas a ventilar que los de su propio engrandecimiento”.

Para desplazar a los conservadores en las provincias, Yrigoyen optó por el uso recurrente de la intervención federal a fin de remover las cúpulas gobernantes que se oponían al cambio. De las diecinueve intervenciones decididas, quince fueron impulsadas por decreto presidencial y cuatro con participación del Congreso. Yrigoyen intervino la provincia de Buenos aires el 24 de abril de 1917, a una semana del inicio del período ordinario de sesiones de su primer poder legislativo (en aquel tiempo el Congreso comenzaba su actividad ordinaria el 1° de mayo).

La afrenta al Congreso no quedó allí. Acto seguido no se presentó a la Asamblea Legislativa para el inicio de las sesiones ordinarias sino que envió un breve mensaje para que fuera leído. 

Como podemos ver, nombrar en comisión a miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación a menos de una semana de inicio de las sesiones ordinarias del Congreso no es algo novedoso como maniobra política. 

Yrigoyen intervino la provincia de Buenos aires el 24 de abril de 1917, a una semana del inicio del período ordinario de sesiones de su primer poder legislativo"

Estas actitudes le generaron a Yrigoyen reacciones furibundas por parte de las elites tradicionales. Un ejemplo fue el político jujeño Benjamín Villafañe, originalmente radical y luego furioso antiirigoyenista, quien publicó un libro en 1922 que lo dice todo: “Yrigoyen, el último dictador”. 

El principio que guiaba al líder radical en su relación con las provincias era que “las autonomías provinciales son de los pueblos y para los pueblos, no para los gobiernos”. Frase con reminiscencias a Abraham Lincoln. 

La política argentina se guía hoy por palabras más toscas.
En la Argentina hay corsi e ricorsi de las aspiraciones fundacionales. Estas van y vienen con mayor y menor suerte. Nada de lo que vemos es novedoso a la luz de la historia. Una de las preguntas que asoma es cuáles de los intentos de refundaciones drásticas han aportado al crecimiento del país y cuáles han sido causantes de su postergación. La respuesta, mi amigo, está soplando en el viento. 

* Dr. en Sociología (UCA) y docente en UCA, UNTREF, UCES