Temas Buenas y malas

El molinete libertario

Universidad. Los extranjeros representan el 4,5% de los estudiantes. Foto: Facultad de Derecho

En el campo del establecimiento de agenda y en la comunicación política, el molinete de temas resulta ser una estrategia architrillada, especialmente utilizada cuando se necesita desviar el foco de atención de ciertos problemas sustantivos hacia aquellos que en ocasiones ni siquiera tienen la categoría de tales. La vieja teoría del caos y las cortinas de humo.

No hay nada nuevo bajo el sol, el gobierno libertario – conservador en sus trazos principales–, ya un año más viejo hace uso y abuso de estas herramientas aunque con eximia maestría. Si no, veamos lo que es capaz de generar en el transcurso de unos pocos días de “conversación pública”; así parece estar de moda decir hoy, pese a que cada vez, sea menos pública y menos conversada. Temas tan variados como el no aniversario de las relaciones pacíficas con Chile, el Papa y su “pobrismo”, la  Victoria que se volvió Casta, la industria que grita igualdad de condiciones en el Reino de la libertad, el fin del impuesto PAIS, ¡fuera! a los remedios “públicos” para los jubilados dolientes, ficha limpia al uso nostro, la prisión del Mercosur, Kueider que no es ni tuyo ni mío y vade retro Satanás inmigrantes usufructuando salud y educación. Y claro, la lista está lejos de ser exhaustiva, pero si nos guiásemos por el conteo de tan sólo una semana la cuenta arroja diez temas en siete días, lo que al primer año de aniversario, y proyectando, da un total de 480 temas al año.

Tomemos este último tópico, un clásico caso de una “solución” en busca de un problema. Los extranjeros representan el 4,5% del total de la población estudiantil universitaria (2.720.531) según datos publicados en Síntesis estadística 2022/2023 por la actual Subsecretaría de Políticas Universitarias. Cerca de 122.769 almas en busca de una profesión, de los cuales el 85% (104.900) realizan estudios de grado y casi el 15%, (17.771) de posgrado. Si se hace foco en el total de estudiantes de posgrado (179.677), los extranjeros representan el 9,8%. Dicha oferta de estudio es paga en todas las Universidades del país y el Gobierno lo sabe. Por supuesto que la distribución general no es homogénea ni entre Universidades ni entre carreras. Por lo tanto, no hay un problema aquí, empero sí hay un interés: 1) generar un chateo constante que mantenga alimentados a los leones hambrientos de las redes con bofe de dudosa calidad y 2) sembrar la duda acerca de para qué y a quién enseñamos, fomentando racismo sin más.

Argentina tiene una larga historia de demandas sociales por la educación superior pública y laica que se cristaliza en 1949 cuando Perón establece la gratuidad, vuelta a reafirmar en la Ley 14.297 del 54, derogada por las diversas dictaduras, y vuelta a sostener muchas décadas después por la Ley de Educación Superior del gobierno de Menem.

Una educación pagada por pocos y para pocos o vía endeudamiento bancario de numerosas familias –baste mirar a Estados Unidos o España–, resulta obvio a quiénes perjudicaría: las clases medias y bajas que ven en la educación la única vía de movilidad social y donde se fundan las más interesantes aventuras de superación y conocimiento. ¿Pero en qué medida? en la medida que todos los sectores sociales nos sigamos convocando allí. Un presupuesto de gobierno que no valoriza la representación política nos aleja de las bondades de la educación pública y nos sume en el oscurantismo de la ignorancia y la desintegración social. Este sí es un real problema.

*Dra. en Teoría Social y Política.