Comercio Internacional

El Mercosur es un corset proteccionista que limita el comercio

El objetivo inicial del Mercado Común del Sur era fomentar el comercio intra-bloque y fortalecer la economía de sus miembros a través de un arancel externo común y la eliminación de barreras internas. Con el tiempo se transformó en una traba para la apertura económica.

Cumbre del Mercosur y Unión Europea en Montevideo el 6 de diciembre de 2024 Foto: Agencia Afp y Na

Desde su creación en 1991, el Mercado Común del Sur (Mercosur) fue presentado como un paso clave hacia la integración económica de la región. Firmado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, su objetivo inicial era fomentar el comercio intra-bloque y fortalecer la economía de sus miembros a través de un arancel externo común y la eliminación de barreras internas. Pero con el tiempo, el Mercosur se transformó en una traba para la apertura económica, restringiendo la capacidad de sus miembros para integrarse libremente al comercio global.

Lo que debía potenciar los intercambios terminó generando más trabas que beneficios. Entre sus principales problemas están:

  • Arancel Externo Común (AEC): En lugar de facilitar el comercio, el Mercosur impone un sistema rígido de tarifas comunes a productos importados de fuera del bloque, encareciendo bienes y reduciendo la competencia.

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  • Limitaciones a acuerdos bilaterales: Los países miembros no pueden negociar tratados de libre comercio de forma independiente, lo que los deja atados a negociaciones lentas y estancadas. Mientras otras economías avanzan en acuerdos beneficiosos, los países del Mercosur siguen atrapados en un sistema que no funciona.
  • Burocracia excesiva: En vez de agilizar el comercio, el Mercosur impone regulaciones complejas que entorpecen la competitividad y generan trabas innecesarias para el crecimiento empresarial y la inversión extranjera.
  • Conflictos internos y falta de consenso: Con economías dispares y visiones económicas opuestas, los países miembros del Mercosur rara vez logran consensos efectivos. Argentina y Brasil, las dos mayores economías del bloque, han oscilado entre posturas más aperturistas y proteccionistas según el gobierno de turno, lo que dificulta avanzar en reformas necesarias.

Mercosur: el libre comercio es la clave

El economista liberal Frédéric Bastiat sostenía que “cuando el saqueo se convierte en un modo de vida para un grupo de hombres en una sociedad, con el tiempo crean para sí un sistema legal que lo autoriza y un código moral que lo glorifica”. Esta afirmación refleja el problema del proteccionismo en el Mercosur: un sistema que fomenta la ineficiencia y perjudica a los consumidores en favor de sectores que dependen de barreras artificiales para subsistir.

El laissez-faire, la doctrina de dejar hacer y dejar pasar, es clave para que las economías prosperen sin la intervención del Estado. Un mercado libre, donde la oferta y la demanda guíen el comercio sin barreras impuestas por burócratas, permite mayor inversión, innovación y mejores precios para los ciudadanos. Los países que han abrazado el libre comercio, como Singapur y Chile, han demostrado que la apertura económica impulsa el crecimiento y el bienestar general.

Un acuerdo de libre comercio con EE.UU. permitiría a Argentina acceder a nuevos mercados, atraer inversiones y reducir su dependencia del Mercosur"

En este sentido, el Mercosur representa lo opuesto al laissez-faire: un bloque burocrático y rígido que sofoca el desarrollo económico. Los países que buscan integrarse al comercio global deben dejar de depender de estructuras obsoletas y apostar por acuerdos de libre comercio bilaterales con potencias económicas.

Milei y Trump: una oportunidad histórica

El país se encuentra en un punto de inflexión a nivel comercial. El Gobierno ha manifestado un fuerte compromiso con la apertura económica y la reducción del peso del Estado en la economía. En este contexto, las conversaciones entre Javier Milei y Donald Trump para un acuerdo de libre comercio entre Argentina y Estados Unidos representan una oportunidad sin precedentes.

Estados Unidos es uno de los principales socios de Argentina, pero hasta ahora, el comercio bilateral ha estado limitado por regulaciones y barreras arancelarias. Un acuerdo de libre comercio con EE.UU. permitiría a Argentina acceder a nuevos mercados, atraer inversiones y reducir su dependencia del Mercosur, un bloque que ha sido más una carga que un beneficio.

Además, este acuerdo enviaría una señal clara al mundo: Argentina está decidida a abandonar el proteccionismo. En contraste con gobiernos anteriores que priorizaron alianzas ideológicas sobre beneficios económicos, Milei apuesta por una política pragmática basada en la apertura y el crecimiento.

El Mercosur se ha convertido en un freno para el desarrollo económico de sus países miembros. Sus políticas proteccionistas, la imposibilidad de firmar acuerdos bilaterales y la burocracia excesiva han limitado el crecimiento de la región y han impedido que las economías locales se integren de manera competitiva en el comercio global.

En este contexto, el posible acuerdo podría romper con décadas de estancamiento y avanzar hacia un modelo económico más libre y próspero. Argentina tiene en sus manos la posibilidad de salir del corset proteccionista y convertirse en un actor relevante en el mercado global. Ahora, la decisión es clara: seguir atados a un bloque que impide el crecimiento o apostar por el libre comercio y la prosperidad.

*Project Manager de la Fundación Internacional Bases