El café no se rinde y diversifica sus opciones
Apocalíticos estudios advierten que la infusión más popular de Occidente puede convertirse en un producto inaccesible, solo reservado para unos pocos, por los efectos del cambio climático sobre sus cultivos. Pero otros prevén que el grano resistirá gracias también a sus versiones más modestas, a las cápsulas y al consumo doméstico.
Si el cambio climático se sale con la suya, es posible -afirman continuos reportes sobre el tema- que la infusión favorita de Occidente se convierta dentro de pocos años en un lujo inaccesible, que llegue el momento en que será necesario rezar al dios de Juan Luis Guerra para que llueva café en el campo y millones de personas alrededor del mundo puedan tener un desayuno como la gente sin tener que hipotecar la casa.
Sin embargo, al mismo tiempo que se difunden estos informes, otros aseguran que el negocio global del café seguirá produciendo toneladas de dólares en el futuro cercano, movilizado tanto por los artículos más modestos (como el café soluble despreciado por los connoisseurs) como por las tendencias más modernas de las máquinas hogareñas con cápsulas y el café gourmet.
Informe. De hecho, un reporte divulgado en abril último por la consultora Future Market Insights estimó que el mercado mundial de cápsulas de café superará los 9.800 millones de dólares para finales del 2032.
Los detalles del informe ofrecen una mirada sobre algunos importantes aspectos de este negocio de numerosas facetas y protagonistas. Por ejemplo, apunta que se espera que el mercado de las cápsulas crecerá gracias a “los avances tecnológicos en las máquinas de café y la disponibilidad” de esas pequeñas bellezas tecnológicas que antes solamente se podían admirar, en sus versiones mayores, en las viejas cafeterías estilo europeo. Además, agrega, el auge -que no da señales de aflojar- de negocios “de lujo” al estilo Starbucks, donde los aficionados pueden ver cómo se prepara su café en el momento a través de los pasos casi coreografiados de los baristas, “ha despertado el interés de los consumidores” por poder hacerlo en casa.
El informe -según el cual los principales jugadores en este segmento son Nestlé Nespresso, Starbucks Corporation, Lavazza, Gourmesso y Gloria Jean’s Coffees, con entre el 25 y el 30 por ciento del mercado mundial- termina señalando entre los “factores clave” del crecimiento la “fácil disponibilidad, la comodidad, la experiencia de marca” y “el posicionamiento premium” del producto cápsula de café que, en Argentina, es furor desde hace ya algunos años.
Pero esta fuerte tendencia, que se desarrolla principalmente en Estados Unidos y los países más ricos de Europa, podría ser, justamente, un espejismo en una de las puntas del “mundo café”, mientras que en el otro extremo, en los campos de producción que van desde Brasil a Etiopía, pasando por El Salvador, Colombia, Vietnam y Honduras, los temores no son una ilusión pasajera.
Entre los argumentos más recientes en este frente, las cuentas que sacó un equipo de investigadores de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Zurich, en Suiza, mostraron -en un reporte publicado en enero de este año- que un nivel de calentamiento global apenas “moderado” puede resultar en la pérdida de nada menos que la mitad de las mejores tierras cafetaleras.
En un escenario semejante, Brasil, el mayor productor del mundo, podría ver una caída del 79 por ciento en la disponibilidad de las mejores tierras para el cultivo del café, según el informe de los científicos suizos.
El estudio, cuyos resultados fueron publicados en la revista especializada PLOS One, tomó en cuenta las variaciones climáticas en zonas cafetaleras de Brasil, Vietnam, Indonesia y Colombia, prestando atención a todas las sutilezas de las temperaturas de las temporadas frías y cálidas, además de los niveles de precipitaciones, entre otros factores.
“Teniendo en cuenta los escenarios de cambio climático” en esas regiones, la aptitud de los campos tradicionales para el cultivo del café “disminuirá drásticamente para el 2050”, advirtieron los investigadores de la universidad de Zurich.
En particular, esperan que las áreas altamente aptas para el cultivo de café se reduzcan entre un 54 y un 60 por ciento, aquellas moderadamente aptas entre un 31 y un 41 por ciento y las áreas marginalmente aptas entre un 5 y un 13 por ciento, dependiendo de la cantidad de gases que provocan el efecto invernadero que se produzcan en los próximos años.
De todas maneras, siempre según este estudio, mientras que las perspectivas para las zonas cafetaleras más productivas de América Central y del Sur, África Central y Occidental, India y el Sudeste Asiático son grises, por el otro lado se prevé que algunas regiones al norte o al sur de aquellas áreas se vuelvan más aptas, precisamente a causa del aumento de las temperaturas.
Entre los países y las regiones favorecidas aparecen Estados Unidos, Argentina, Chile, China, África Oriental, India, Nueva Zelanda, Sudáfrica y el sur de Brasil y Uruguay.
Mercado. ¿Esto significa que en los Starbucks del futuro el sabor estrella será el grano uruguayo o chileno? ¿O que el café de Brasil y Colombia (actualmente el tercer productor mundial) dejará su icónico reinado en manos de la India (el décimo productor global) o Nueva Zelanda (que ni siquiera aparece entre los cincuenta principales)?
Seguramente el mercado y sus protagonistas encontrarán la forma de reciclarse o adaptarse, si se tiene en cuenta que estadísticas recientes -citadas en un artículo de The Conversation- estiman los ingresos del negocio del café en alrededor de 460.000 millones de dólares en este año 2022.
Junto a esa cifra, recopilada por el sitio Statista.com, se prevé que el mercado del café crezca anualmente un 5,29 por ciento en el periodo 2022-2025.
Por ahora, y más allá de los números y los reportes, las miradas sobre el futuro del café parecen ser bastante diversas, dependiendo del sector del negocio desde donde se observe la situación.
Erick Quirós, el representante en El Salvador del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA, un organismo que forma parte de la OEA y tiene su base en Costa Rica), le dijo a PERFIL que, en efecto, “el café tiende a convertirse en un producto de lujo en un futuro cercano”, no solamente a causa del cambio climático sino también por otros problemas como las plagas o la expansión de zonas urbanas que van ocupando buenos terrenos cafetaleros y empujan a los productores hacia otros menos aptos.
Presiones. Hay, además, otras presiones sobre los productores que son difíciles de imaginar mientras se saborea sin culpas un espresso o un cappuccino en Montevideo, París o Nueva York. En América Central, en especial en el triángulo que forman El Salvador, Honduras y Guatemala, señala Quirós, muchas plantas cafetaleras se están quedando sin manos ni cerebros a causa de la emigración.
“No hay un relevo generacional que pueda atender en los futuros años la actividad del café” en la región, alerta el economista agrícola del IICA en referencia a los jóvenes centroamericanos que prefieren buscar nuevos horizontes lejos de sus países.
Por su parte, Agustín Quiroga, dueño y fundador de Puerto Blest Tostadores, referencia en el sector del café especial, comparte con PERFIL una evaluación que refleja preocupación, pero también optimismo. Es cierto, reconoce Quiroga, que “desde hace un tiempo se viene hablando sobre el efecto del cambio climático en la producción de alimentos debido al declive de la superficie de tierra óptima para el desarrollo de diferentes cultivos”.
También que “existen numerosas investigaciones y proyecciones de diversos organismos que alertan sobre la incidencia de fenómenos asociados al cambio climático en las principales regiones agrícolas, afectando no solo a los productores sino, en consecuencia, a los consumidores”.
Y si bien remarca que “el café no escapa a este escenario”, el representante de Puerto Blest asegura que, al menos hasta ahora, en la empresa “no hemos sufrido desabastecimiento ni problemas asociados”.
Es más -añade-, si bien el café de especialidad ya puede ser considerado en cierta manera “un lujo”, se trata del “lujo más democrático y accesible: un producto de altísima calidad, cuidado a lo largo de toda la cadena de valor y que además de un producto es una experiencia única”.
Futuro. Quizás estas versiones “high end” del café, como las cápsulas o los “especiales” que producen tostaderos como Puerto Blest, sean las tablas a las que se pueden aferrar los productores mientras avanza el impacto del cambio climático: los consumidores de esos segmentos no se asustan tan fácilmente frente a los precios, a diferencia del “pobre” degustador de soluble, por ejemplo, que debe romper el chanchito cada vez que va al supermercado a comprar un frasco poco “gourmet”.
Con más o menos lluvias, o con temperaturas bajando o subiendo, el mercado “se ve próspero para el futuro”, asegura Quirós hablando de la zona centroamericana. “La actividad cafetalera viene saliendo de una importante crisis de precios internacionales” y está en marcha “una recuperación que, esperamos, se mantenga por varios años”.
“El futuro es cambiante y dinámico”, sigue el hombre del IICA. “Hay una fuerte presión comercial y mediática” de empresas que incluso están apostando por un soluble más delicado hecho en base a arábica en lugar de robusta y, por otro lado, el gourmet puede ser “una oportunidad muy importante” si se confirma la recuperación económica post coronavirus, tanto en los países de destino como productores, señala el experto.
Las cápsulas, completa Quirós, también están llegando al rescate, en especial porque “originalmente se producían con café de muy baja calidad pero hoy en día están incursionando en los hogares” gracias a precios competitivos, mejores atributos y la creciente costumbre -impulsada por las restricciones impuestas durante la pandemia- de tomarse un cortado en casa.
Quiroga, por su parte, confirma que “hubo un gran aumento del consumo doméstico que, si bien fue en gran parte generado por la cuarentena, no ha perdido impulso”.
“Cada vez más personas están decididas a disfrutar un excelente café en su propia casa, hecho por ellas mismas”, o a salir a disfrutar de “su café preferido adonde sea”, asegura. “Para nosotros es por ahí: ofrecer y elegir productos de alta calidad, naturales, sin aditivos, trazables”, resume.
*Ex corresponsal en Washington, periodista freelance que escribe sobre temas de Estados Unidos, Medio Oriente y tendencias.
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