Ecos de una apertura legislativa insólita
El año comenzó con tres temas: criptoestafa, inseguridad e hiperactividad parlamentaria. El Ejecutivo juega varias fichas en el Congreso, donde no tiene mayoría y debe buscar acuerdos. Qué temas están sobre la mesa y pueden ser decisivos para el futuro.
Marzo arrancó con palabras que lo precedieron en el marco de la actividad politica: criptogate- inseguridad- hiperactividad legislativa.
Un escándalo absolutamente evitable para el gobierno, en cuanto a sus consecuencias hasta el presente, sustantivamente suavizadas por el estallido de la inseguridad en la vital, electoralmente hablando, provincia de Buenos Aires, acaparó el centro de las noticias, como así también la muy positiva agenda propuesta por el Gobierno nacional para las sesiones extraordinarias del Congreso, quien pese a su debilidad política y su poca vocación para acuerdos legislativos,- casi milagrosamente- obtuvo resultados significativos.
Si bien no logró la aprobación de la propuesta Ficha limpia, obtuvo la sanción de leyes de gran relevancia como la de Reiterancia y reincidencia, la de Juicio en ausencia, (a pesar de la oposición del bloque K en defensa una vez más de intereses iraníes), y fundamentalmente por haber impedido -por un solo voto-, la constitución de una propuesta comisión investigadora en el Senado, que podría haber significado un serio problema para el Poder Ejecutivo.
Por su parte, el año legislativo iniciado con el discurso presidencial, tuvo características no por originales menos insólitas, en cuanto a su horario, entorno, y las condiciones en las que se desarrolló.
Un recinto despoblado (el grueso de la oposición tronó por su ausencia), s{olo siete de veinticuatro gobernadores se hicieron presentes, y tampoco acompañaron al discurso ninguno de sus antecesores presidenciales.
La alocución del primer mandatario, se desarrolló así, en un marco inédito, no solo por los otrora repletos palcos, despoblados, a la vez que quienes también sufrieron restricciones para su tarea, lamentablemente, fueron los representantes de la prensa.
El presidente a lo largo de más de una hora de discurso, anunció desde la propuesta de un cambio en la política migratoria, la baja en la edad de imputabilidad y modificaciones para las penas a quienes cometan delitos, completar cargos en la Justicia, una posible reforma laboral y una fuerte rebaja impositiva. En lo inmediato, también anunció el envío al Congreso del nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para su aprobación parlamentaria.
Cargó contra el sistema judicial y el Código Penal al que calificó repleto de grietas y de anti-punitivismo, a la vez que prometió avanzar en el envío de los pliegos de todos los cargos vacantes en la justicia federal, incluidos el procurador general, el defensor general, el defensor del pueblo, todos los juzgados federales, todas las fiscalías y todos los defensores públicos que hoy faltan designar, que son alrededor del 40% de los magistrados de la justicia federal.
Una vez más, resaltó el ajuste del gasto público realizado por su gobierno al señalar que ya se eliminaron más de 200 reparticiones estatales, agregando que además, se avanzará con la privatización de todas las empresas públicas.
Menciono una vez más, su propuesta de una muy bienvenida reforma impositiva, para reducir la cantidad de impuestos nacionales a solo 6 gravámenes, coronando la exposición con la “oportunidad histórica” (muy difícil de lograr) de “entablar un acuerdo comercial con Estados Unidos”.
Como impactaría un hipotético acuerdo bilateral con EEUU en la economía argentina
Esa amplia descripción podría constituir una gran luz de esperanza para todos los argentinos ante su posible concreción, aun cuando sólo lo fuera parcialmente.
Resulta una propuesta profundamente prometedora y ambiciosa.
La incógnita reside en evaluar sobre sus posibilidades de efectivización atento a dos escollos esenciales: en primer lugar la orfandad legislativa del Gobierno, y sumado a ello, la hasta el momento imprescindibilidad de lograr acuerdos.
La cercanía del próximo acto electoral puede preanunciar una fortificación de la capacidad legislativa del oficialismo, pero aún distaría de lograr las mayorías para imponer por si solo sus propuestas.
Por lo tanto, para su propio éxito y para bien de los argentinos, sería de desear que se puedan gestar acuerdos entre las representaciones políticas democráticas, a fin de coronar en leyes el amplio repertorio de propuestas, exhibido en el mensaje presidencial.
De otro modo, podrá quedar solamente en una expresión de voluntad, pero los argentinos seguirían transitando un camino ya lamentablemente conocido.
*Economista. Presidente honorario de la Fundacion Grameen Argentina.
También te puede interesar
-
Desenredando la “infoxicación”
-
Mordiendo el anzuelo en el Salón Oval: desventuras de Zelensky y Trump
-
Ravel: el mundo, el genio y la época
-
El acuerdo con el FMI y una nueva violación del estado de derecho
-
Comercio internacional: A 40 años del "Draw Back" en Argentina
-
El adiós interminable: padres que ven partir a sus hijos
-
La diplomacia de los "traders"
-
Ser envidiosa o tener una amiga genial
-
El Frente de Izquierda no es ingenuo