Diplomacia a niveles múltiples
Argentina debe implementar una política exterior de horizontes diversos, y operando a niveles múltiples. Al interactuar con los diferentes países a niveles como el económico, el político, o el científico-tecnológico, la densidad de las relaciones en cada uno de estos niveles puede ser distinta, dependiendo de la nación con la que se interactúa.
Argentina puede interactuar a nivel económico con el exterior próximo, las potencias establecidas y los nuevos centros de poder, en forma simultánea y con relaciones de alta densidad. Así, las exportaciones argentinas de bienes se encuentran bastante diversificadas entre las potencias establecidas (25.6%), el exterior próximo (23.7%), y los nuevos centros de poder (26.3%). Por otro lado, las inversiones extranjeras directas provienen en general de las potencias establecidas y el exterior próximo. Pero se nota un aumento en la densidad de esta relación con los nuevos centros de poder, especialmente China.
A nivel político, las relaciones con el exterior próximo y las potencias establecidas deben ser de alta densidad, dados los valores compartidos –libertad, democracia representativa, derechos humanos–. Sin embargo, las relaciones políticas con los nuevos centros de poder autocráticos –como China y Rusia–, deben ser de una densidad media-baja, si consideramos que además de las diferencias de valores en lo político, sus prácticas, como afirmó el ex canciller Dante Caputo en el caso de China, pueden permear negativamente el sistema político argentino. En la relación con China, Argentina no debe inmiscuirse en sus asuntos internos. Pero al tratarse de temas de derechos humanos, se puede alzar la voz, como lo hizo el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Heiko Maas, con respecto a la situación de los uighures en el oeste chino. Para un país como Argentina que promueve los derechos humanos como política de Estado, las conveniencias político-ideológicas no pueden llevar a violar el sentido común.
Adicionalmente, el surgimiento del Covid-19, aparentemente originado en China, plantea un nuevo desafío para las relaciones internacionales, y para cómo interactuar con China. La primera vez que una acción o evento dentro del territorio de una nación afectó a otros países en forma potencialmente inmediata, fue el advenimiento de los misiles nucleares de rango regional y global. En la actualidad, un virus –el Covid-19– que se originó en un país afectó a todo el globo en forma inmediata, como antes lo había hecho a nivel asiático el virus del SARS. Aunque el origen no haya sido intencional, la falta de transparencia y de reacción en comunicar este evento al mundo, han convertido en los hechos a esta pandemia en un elemento más letal que los misiles nucleares. La Organización Mundial de la Salud debe redefinir el protocolo para alertar urgentemente al resto del mundo en caso de un nuevo brote, y garantizar que se cumpla.
A nivel científico-tecnológico, Argentina tiene una relación de alta densidad con los países de Europa, principalmente en campos tan avanzados como el nuclear, el satelital y el espacial. Pero curiosamente, a pesar de tener importantes laboratorios farmacéuticos locales, la Argentina no ha construido relaciones de alta densidad como para tener todavía un acceso diversificado a vacunas para el Covid-19. Por su lado, Chile ha logrado asegurar una gran y diversificada provisión de vacunas de Sinovac (China), Pfizer (EE.UU./ Alemania), Astra-Zeneca (Reino Unido), y Johnson & Johnson (EE.UU.). Para el diplomático y profesor Jorge Heine: “Éste es un ejemplo clásico de lo que sucede cuando se mantienen buenas relaciones con muchos países del mundo” y “no se tienen ojeras ideológicas”.
Argentina debe entonces tratar de mantener relaciones con la mayor cantidad de países posible, a diferentes niveles. Pero al operar a niveles múltiples, su política exterior debe evitar las relaciones de alta densidad que puedan ser dañinos para los intereses del país. También debe evitar que alguna relación con otro país a un determinado nivel se convierta en una relación de dependencia.
*Autor de Buscando consensos al fin del mundo. Hacia una política exterior argentina con consensos (2015-2027).
Producción: Silvina Márquez
También te puede interesar
-
Cómo será el mundo en 2025, según The Economist
-
La libertad… ¿avanza en 2025?
-
Blanqueo de capitales: la gran oportunidad que se abre para el sector inmobiliario
-
Astor Piazzola: la tumba olvidada y sin una flor
-
Liderar con confianza: cómo construir organizaciones que inspiran
-
5 mitos sobre el estrés
-
La Política Integral sobre el agua debe estar en todas las agendas
-
A un siglo y medio de la muerte del “abuelo” Borges
-
Economía en foco: el arte de permanecer en la cima
-
Cómo manejar el agotamiento mental de fin de año