Destinos comunes
Uno cumplió años la semana pasada y la otra cumple la semana próxima. Ambos dependen de la fortuna de un tercero, Javier Milei, si acierta o no en su gestión.
Uno cumplió años la semana pasada y la otra cumple la semana próxima. Ambos dependen de la fortuna de un tercero, Javier Milei, si acierta o no en su gestión. Alguien que en ocasiones semeja un bólido imparable sin contemplar el fracaso, un cohete de Elon Musk. En otras, como esta semana, parece un Fiat 600 con el acelerador a fondo que trata de superar un convoy de camiones sin saber si alcanza ese propósito o se estrella contra un vehículo que viene de frente. Esta última imagen corresponde a un exministro de Economía que, ya en noviembre pasado, me advertía sobre ese tránsito venidero, peligroso y desafiante para el 2025 de Milei. También él debió combatir con los mercados, conoce la materia. No era Domingo Cavallo, claro, este hombre siempre fue más sutil, reservado y exitoso.
Pero la propuesta a develar en la nota primero alude a los dos del mismo destino que, este año, a pesar de rumores o deseos, no van a competir. “Si él no sabe siquiera dónde va a vivir o veranear, ¿cómo afirman que podría ser candidato a senador este año por la Capital Federal?”. Quien hablaba se referìa a la acumulación de viviendas de Mauricio Macri, a la minimalista casa donde transcurre ahora sus vacaciones en el sur y a otra compra solariega en Punta del Este, más exactamente en el pueblo de Garzón, al lado del famoso cocinero Francis Mallman. Tal vez, su próxima estadía frente al verano o un ensayo para que su mujer Juliana se entretenga con la decoración. También hablan como domicilio futuro una inversión porteña donde vivió Juan Perón, en un barrio que fue superado por el nombre de una calle (Gaspar Campos) mientras alquila y pasa su tiempo familiar en un inmueble de Acassuso. Por no citar su aspiración por instalarse en Potrerillos, Córdoba, frente a una de las mejores canchas de golf del país, deporte que le garantiza actividad física más extensa que el pádel o el tenis.
Al margen de estas incursiones inmobiliarias, ciertas o no, ¿quién puede imaginar al impenitente viajero Macri, con negocios múltiples en el exterior, asistiendo a las sesiones del Senado casi todas las semanas, manteniendo controversias con otros pares cuando, definitivamente, su vocación no pasa por la actividad parlamentaria? Se aburre ante esa posibilidad. Por lo menos. Además, las versiones parecen olvidar que el ingeniero ha sido presidente y, para las personas que ocuparon ese cargo, bajar de ese rango no es fácil. Por lo tanto, “afuera” de cualquier postulación en el 2025, como diría el mismo Milei. Fin a otras fantasías o a los anuncios de su primo Jorge, temeroso de no recaudar más adherentes para el PRO en la Capital Federal. Si hay un proyecto de vida en Mauricio, que la semana pasada cumplió años, sería un intento para regresar en el 2027 a la Casa Rosada, siempre que la sibila entonces transmita la respuesta correcta a su petición. Para esa fecha tendría 69, la madurez justa en un dirigente político, según viejos cánones. En carrera.
La reivención de la política del garrote
Como él, también del exclusivo club, fue presidente Cristina Fernández de Kirchner, quien a pesar de su recorrido político, una profesional del rubro, se sentiría rebajada por el ofrecimiento de una diputación como representante de la provincia de Buenos Aires para internarla en una Cámara baja en la cual se disuelven famas, prestigio y cierta trascendencia. Además ya estuvo en ese lugar, conoce el sitio por dentro. No hace falta el voto sancionatorio de “ficha limpia” —que seguramente naufragará en el Senado— para que se abstenga de esa posibilidad. Es que a pesar de su naturaleza combativa, a ella no parece interesarle que cualquier cuzquito le falte el respeto, ya que más de uno se encantaría por volverse un “copito” legislativo. Suele ocurrir la fama por cinco minutos. Salvo, claro, que alguna debilidad emocional la arrastre a esa candidatura, tentación no precisamente bíblica. Pero la banca no es un sillón, menos el de Rivadavia. Una innecesaria distinción del periodista. Por otra parte, tampoco le sirve hoy esa sinecura legislativa para unificar a las tribus del peronismo bonaerense, su refugio según las encuestas. Fin de las especulaciones. En cambio, si un diablillo la seduce, el 2027 es una meta, aunque para esa fecha también habrá que consultar al oráculo. Como Macri. Y ella, que cumple años la semana próxima, tendría entonces 74 años, un modelo Indira Gandhi. En carrera.
Renacen esas expectativas de Macri y Cristina cuando a Milei se le mezclan los papeles de la economía, sea por la discusión sobre el tipo de cambio o cierto temor en los mercados, luego de que ganaran tanto dinero en el 2024. Las ganancias no llegan al cielo, tampoco a los árboles. Suele pasar. Poco contribuyó la reticencia del amistoso FMI, menos el más amistoso Donald Trump con medidas que afectan a la Argentina. Quizás la entrevista entre los dos mandatarios del próximo 21 allane ciertas preocupaciones. Si hasta hubo que arrimar bolardos para sostener la estabilidad del Toto Caputo, quien —aseguran— cree como antaño que habrá de acumular unos 30 mil millones de dólares durante este año, pasando el platito por fondos y organismos internacionales. Hablaron Milei y el mismo ministro con esa misión reparadora, aumentan las suspicacias. Ninguno de los dos, sin embargo, entiende que la mayorìa de “mandriles” o “econochantas” que ellos descalifican son, justamente, a los que consultan los responsables del Fondo, burócratas que caminan en puntas de pie para no salirse del libreto tradicional. Y esas asesorías en general han sido unánimes en objetar ciertos aspectos del plan económico, aunque deben admitir un proceso sanador que muchos de ellos no hicieron en anteriores gobiernos. Y nadie, en estos casos, busca la perfección, más bien el triunfo de sus propios egos.
LT
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