Cómo internet y la IA redefinen nuestro mundo
Mientras releo la saga de los Medici, no puedo evitar reflexionar sobre el momento histórico que estamos viviendo y la sensación es similar a la que experimenté a inicios de este siglo, cuando internet comenzó su expansión masiva. Somos testigos de la creación de un ecosistema transformador, que está cambiando nuestras vidas, sustentado en dos tecnologías exponenciales que emergieron de manera masiva en este siglo.
Internet revolucionó la comunicación entre máquinas, facilitando un intercambio de información en forma autónoma y eficiente. Permite que dispositivos se conecten y operen sin intervención humana, optimizando procesos en diversos sectores.
Mientras que la reciente Inteligencia Artificial Generativa permite una nueva forma de comunicación entre humanos y máquinas, donde las máquinas no solo responden a comandos, sino también generan contenido nuevo y relevante, enriqueciendo la interacción y la creatividad humana.
Ambas tecnologías están interconectadas y se potencian mutuamente. Sin embargo, surge la pregunta, ¿qué llevó a que internet y la IA Generativa se volvieran masivas? En cuanto a la masividad, la telefonía fija tardó 75 años en alcanzar cien millones de usuarios, la telefonía móvil 30 años, internet 27 años y ChatGPT lo logró en solo dos meses.
La razón es sencilla: tanto la telefonía móvil como la fija se basan en protocolos estandarizados por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (como señalización número 7, 4G, 5G y en un futuro 6G), mientras que internet adoptó el estándar de facto de los protocolos TCP/IP. En el caso de GenAI, el protocolo es el “lenguaje natural”. Esto permite que hoy la interacción humano-máquina la realice desde un niño de 12 años hasta una mujer de 80.
Ésta es la gran revolución de nuestro siglo: el ecosistema internet-Agentes Inteligentes proporcionado por GenAI. Cuando citaba el cuento de la Torre de Babel en referencia a la información accesible a través de los navegadores web, nunca imaginé que aún faltaba para alcanzar esa biblioteca universal.
Hoy, esa biblioteca está disponible en lenguaje natural. Como escribió Borges: “Cuando se proclamó que la Biblioteca abarcaba todos los libros, la primera impresión fue de extravagante felicidad. Todos los hombres se sintieron señores de un tesoro intacto y secreto. No había problema personal o mundial cuya elocuente solución no existiera: en algún hexágono.”
Es cierto que existe un estereotipo sobre la IA como competidora laboral del ser humano. Sin embargo, es conveniente recordar la lección del gran maestro del ajedrez Garry Kasparov, quien fue vencido por Deep Blue en 1997. En lugar de ver a la máquina como una competidora, pensó en el potencial de una colaboración entre humanos y máquinas. Inventó el llamado “ajedrez centauro”. Luego se definió lo que se denomina “inteligencia aumentada”.
Estamos viviendo un momento maravilloso en la historia de la humanidad; vivámoslo plenamente, recordando siempre la lección que nos dio Kasparov.
*Director del departamento de Inteligencia Artificial de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Austral.
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