ADOLESCENCIAS

Abusos y adicciones de siglo XXI

Provincia. Al menos el 12,5% de la población de 15 a 25 años apostó. Foto: shutterstock

Lo bueno de las nuevas tecnologías ya lo sabemos, pero nos falta leer el prospecto de sus efectos adversos. Esto implica muchos desafíos ya que la virtualidad es una realidad compleja en donde no existen fronteras ni limitaciones temporales, el control estatal se vuelve difuso y obsoleto, mientras que el anonimato y la multiplicidad de redes, apps y plataformas permiten hacer prácticamente todo en lo inmediato y a un touch.

En este contexto, el acceso a los dispositivos móviles es desde temprana edad, por lo que se vuelve una meta tener perfiles en las redes sociales y mucha interacción para ganar popularidad. Es allí donde se produce un peligroso encuentro entre adolescencias ávidas de reconocimiento superficial con plataformas que tienen fines económicos ilimitados como los que están detrás de las páginas de juegos y apuestas.

Según un estudio de la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires, al menos el 12,5% de la población de 15 a 25 años apostó de manera digital, número que se estira al 15,5% entre jóvenes de 25 y 34 años. Las opciones más populares están vinculadas al fútbol (41,2%), al bingo (37%) y al boxeo (16,8%), datos que no llaman la atención cuando, según estadísticas del mismo muestreo, el 28% de los equipos de la primera división cuentan con publicidad de casinos online, así como el bombardeo publicitario progresivo en las transmisiones de los partidos y en portales deportivos.

A su vez, así como está muy presente la adicción por las apuestas digitales, también la está por los videojuegos, en donde claramente el uso excesivo de dispositivos electrónicos en niños se asocia con un mayor riesgo de desarrollar problemas como la ansiedad, el estrés y la depresión. Esta correlación ha sido destacada en estudios como el realizado por DKV y la ONG Educar es Todo, donde se evidenció que un 45% de los adolescentes entrevistados reconocen tener dificultades para desconectarse de la tecnología.

Paralelamente, se encuentra el riesgo del ciberacoso conocido como grooming, un tipo penal caracterizado por el acoso sexual virtual de parte de una persona adulta a otra menor de edad. Este delito se vincula profundamente con la ludopatía digital, como surge en un reciente informe de la Fundación Encuentro, al suceder en los juegos en red que cuentan con partes gratuitas y otras onerosas, situación aprovechada por los pedófilos para ofrecer a sus víctimas beneficios en el juego (por ejemplo, diamantes en el Free Fire o Pavos en Fortnite) a cambio de material íntimo.

Por lo tanto, este contexto nos llama a reflexionar como adultos que el darle un teléfono, tablet o PC a un chico mientras está en su cuarto no necesariamente es una actividad segura, sino que hay que poner límites, interiorizarse por la vida digital y, en caso de no poder o saber, pedir ayuda profesional. Un compromiso que nunca bastará si no es complementado con fuertes políticas estatales que tiendan a promover ciudadanía digital para un uso responsable de las nuevas tecnologías.

*Abogado.