CONGRESO

Miguel Angel Pichetto: "Ante conflictos institucionales, es mejor invertir en una republiqueta africana"

Para el diputado de Encuentro Federal, la falta de diálogo del el Gobierno y el uso del veto presidencial para temáticas sensibles deterioran su credibilidad y dañan la imagen del país a nivel internacional. "Con esta toma de decisiones, el Gobierno ya perdió", alertó.

Miguel Ángel Pichetto Foto: Captura de pantalla (X)

Luego de que el Presidente confirmara el veto a la ley de financiamiento universitario, Miguel Angel Pichetto criticó la “política de bloqueo al parlamento” que lleva adelante el Gobierno y afirmó que es una postura "poco inteligente". Además, mostró su descontento ante la falta de acuerdos y “la lógica de conflicto” que dificulta concretar consensos. “La poca flexibilidad para ir al encuentro de los otros sectores es una de las falencias que tiene el Gobierno”, sostuvo en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).

Miguel Ángel Pichetto es diputado nacional por la provincia de Buenos Aires y jefe del bloque de Encuentro Federal. Fue uno de los titulares de la Auditoría General de la Nación en 2020, candidato a vicepresidente en 2019, senador nacional durante 18 años, consejero de la Magistratura en 1998 e intendente de Sierra Grande en 1985. 

Si el Presidente decide judicializar en el caso de que el Congreso logre los dos tercios para mantener la ley vigente de financiamiento universitario, ¿vislumbra que vamos camino a un conflicto de poderes?

Me parece que este nivel de conflicto es una lógica del Gobierno de llevar adelante una política de bloqueo al parlamento que puede agravarse en el marco del tiempo. Hay una no comprensión de la falta de previsibilidad social de lo que está pasando en Argentina.

Podemos coincidir en que el Gobierno tiene que tener en cuenta la situación económica, poner las cuentas en orden y la previsibilidad fiscal, pero tiene que comprender que hace falta sensibilidad social para abordar problemas que están en el corazón de la sociedad. El tema de los jubilados y el de las universidades cruzan transversalmente, porque no son banderas de un sector político, y están insertos en nuestra propia historia y en nuestro compromiso por los mayores y el ascenso social.

Me parece que la poca flexibilidad para ir al encuentro de los otros sectores es una de las falencias que tiene el gobierno de Milei. Hay una escasa ductilidad para ir adaptándose a las demandas, comprendiéndolas, e ir logrando los objetivos fiscales que todo gobierno tiene que cumplir de acá para adelante.

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En la medida en que el Presidente se plantee este esquema de no aceptar ninguna corrección, vetar y judicializar el veto, ¿no nos encaminamos a un conflicto de poderes?

Sin dudas, esto puede ir profundizándose. Este esquema finaliza siempre en un marco de impotencia y de no realización. Hay varios elementos ocurriendo en este conflicto con el Congreso por recursos que no son significativos. Además, no es cierto que el Congreso no estableció recursos fiscales para el tema de los jubilados y para las universidades.

Con mucha responsabilidad, el Congreso, y especialmente la Cámara de Diputados, reestableció el impuesto a las Ganancias. Eso es muy duro para los trabajadores, sin embargo, entendíamos que teníamos que reconstruir la estructura impositiva mirando al Estado general y a las provincias. La Cámara de Diputados hizo la tarea, permitiendo que el Estado nacional recupere casi el 0,4% del PBI. También abrimos la moratoria, el blanqueo y Bienes Personales, que es uno de los elementos centrales.

Para Miguel Ángel Pichetto, la decisión de vetar la ley de movilidad jubilatoria y de presupuesto universitario le hace perder credibilidad al Gobierno: “Hubo una caída notoria en términos de la imagen pública del Presidente”. 

Hay elementos que el Gobierno tendría que haber tomado para equilibrar esta temática que es tan sensible, y que también deteriora la credibilidad. Después del veto a las jubilaciones, hubo una caída notoria en términos de la imagen pública del Presidente, y es posible que esto se profundice después del veto a las universidades. Es un mal camino y poco inteligente, porque la política es también la capacidad de dialogar, negociar, y encontrar marcos de previsibilidad. 

¿Cuál es la mirada que tienen desde afuera? ¿Qué credibilidad puede arrojar la Argentina en términos de la situación institucional que cada día se profundiza en el conflicto? ¿Quién va a venir a invertir? Ante conflictos institucionales, es mejor invertir en una republiqueta africana. No quiero hablar mal de ninguno, pero la experiencia histórica demuestra que, cuando hay conflictos, los países pierden credibilidad, independientemente de la visión capitalista que pueda tener el Gobierno.

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Marcaste que hay una buena voluntad del Congreso porque no se produjo un rechazo al DNU 70/2023, y que, de la misma forma en que hoy podrían estar los dos tercios para rechazar el veto al presupuesto universitario, podrían haber estado también para rechazar ese DNU. ¿Creés que el Gobierno no alcanza a percibir el grado de fortaleza que tiene?

El bloque de Encuentro Federal suma sus voluntades en las definiciones en el parlamento. El espacio tiene 16 diputados, y hemos trabajado con mucha responsabilidad en el marco de la gobernabilidad. El Gobierno no acepta esta lógica y nos coloca en el lugar de los enemigos: si no sos enemigo o subordinado, no tenés lugar en la sociedad argentina de este tiempo. 

Es muy lamentable no entender que hemos actuado con alto nivel de responsabilidad en las dos leyes maestras del Gobierno, la Ley Bases y la Ley Fiscal, que no fueron lo que el Gobierno quería, pero fueron lo que el Congreso pudo, y que les dio herramientas significativas. También, en ese tiempo, como no tenían herramientas normativas, le respetamos el Decreto 70 para que pudieran llevar a cabo la gobernabilidad. 

No está el análisis para definir un espacio responsable, institucionalista y republicano, todo es muy coyuntural. Hoy, si estás por la insistencia, sos enemigo. En muchos momentos se parece al Gobierno anterior, en el sentido de las lógicas, de la falta de diálogo institucional y de razonabilidad, con ataque a periodistas, encuestadores y cualquiera que piense diferente. Es muy complejo lo que se está consolidando en Argentina. 

Claudio Mardones: Respecto al debate por Aerolíneas Argentinas, algunos bloques sostienen que las señales del Gobierno los tienen desorientados en este contexto previo al presupuesto. ¿Coincide con esta caracterización?

Yo he vivido la historia de este país, y además la leo. Me acuerdo de la privatización anterior y me acuerdo de un empresario, que se llama Marsans. Se quedó con la empresa vendiendo los aviones y los inmuebles de alto valor que Argentina tenía a lo largo del mundo. Terminó pagando la empresa con aviones que vendió y después terminó alquilando aviones. 

“Quiero saber cuál es el modelo empresario que el Gobierno plantea”, reclamó el diputado nacional. 

Lo que quiero saber con Aerolíneas Argentinas es cuál es la propuesta. No puede ser una autorización para que el Gobierno haga cualquier cosa. Escuché al secretario de Transporte y terminó hablando de desguace, pero todo lo que se destruye en Argentina, es muy difícil de volver a construir. 

Se puede lograr eficiencia, se puede armar un modelo de capital mixto entre Nación, Provincia, trabajadores y capital privado para tratar los niveles de gasto, aun partiendo de un negocio deficitario en el mundo. Además, con el riesgo que tiene Argentina de la pérdida de conectividad en un país largo, que va desde la Quiaca a Ushuaia... En el medio, también está la posibilidad de que otras empresas compitan en el mercado, y no estoy en contra de eso. Pero frente al debate en el Congreso, quiero saber cuál es el modelo empresario que el Gobierno plantea, cuál es el proyecto, si es una empresa con mayoría estatal o privada, qué rol van a tener los pilotos y trabajadores y qué vamos a hacer con las provincias que no son destino turístico.

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Quiero saber y que no sea como se hizo en su momento, que la privatización de Aerolíneas fue una gran frustración y un gran fracaso en términos de lo que fue el manejo del capital español. 

Elizabeth Peger: Mencionaba esta política persistente de los ataques…

De conflicto. La descalificación y la agresión como mecanismos de acción política es algo muy rudimentario, casi precario. Sé que forma parte de los nuevos pensadores del mundo moderno y de las extremas derechas, y que la democracia está en discusión.

EP: Si se ratifica la insistencia en contra del veto por parte del Congreso, va a tener un impacto muy importante en el Gobierno. ¿Después de eso, qué?

Con esta toma de decisiones, el Gobierno ya perdió, independientemente de que se logre la insistencia o no. Con las dos decisiones de veto, ha perdido en dos sectores altamente dinámicos y que habían apoyado al Gobierno de Milei. Ha perdido con los jóvenes, un motor muy importante de la propuesta de Milei, y con el electorado más identificado con el PRO, que lo apoyó en la última elección. Están los resultados de la vía institucional, pero los efectos de la toma de decisiones ya se están desarrollando en el ámbito de la sociedad, y siempre te pasan la cuenta. 

Si analizás la historia de las jubilaciones, los hechos que motivaron cambios en su estructura fueron hechos muy traumáticos que determinaron puntos de caída de esos gobiernos. La experiencia histórica demuestra que, cuando te metés con ese tema y no sos razonable, perdés. Independientemente de los resultados institucionales, estas dos medidas tienen un efecto negativo en la sociedad. 

¿Qué importancia le asignas al hecho de que la Corte Suprema de Justicia haya votado renovar la presidencia de Horacio Rosatti por los próximos tres años? ¿Es un tema importante en el balance de poderes?

Sí, continúa una línea institucional de permanencia del actual presidente. Si tuviera que analizar el comportamiento del poder Judicial, que siempre espera, a veces espera demasiado. El riesgo es siempre llegar muy tarde. Recientemente, hubo un fallo judicial, que involucró al secretario de Seguridad de Fernando de la Rúa, Eugenio Mathov, y al jefe de la Policía, 22 años después. 

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Es cierto que el proceso judicial es largo, pero el abordaje de los temas políticos y sociales, y la palabra de la Corte, pueden ser elementos muy trascendentes en la consolidación institucional. Entiendo su rol y el tema de los tiempos, pero a veces, esos temas están muy desfasados con la demanda de la Argentina.

Tengo la sensación de que en los casos institucionales, va a aplicar el per saltum

Si le digo la verdad, yo tenía mi propuesta. La Corte, frente a temas institucionales, tiene que tener la capacidad de resolver rápidamente. La Corte revisa el per saltum y maneja los tiempos. 

Para mí, siempre fue chica una Corte de 5, pero esta fue otra de las decisiones que tomó la expresidenta, en esas decisiones que no se sabían a qué respondían. Una corte de 7, como tuvo Alfonsín, era más razonable para la población argentina. Uruguay tiene 5, y tiene 4 millones de habitantes. 

La Corte tiene numerosos casos anualmente, y ahora estamos con tres porque Maqueda termina su mandato a fin de año y no hay una voluntad de prorrogar su plazo. Es un buen hombre y un hombre equilibrado. Vamos a quedar con tres jueces y con una dificultad de bloqueo, que es otro dato que surge. 

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La falta de diálogo y de tratar de trabajar en los acuerdos institucionales, impiden poder complementar la Corte y llegar a tener cinco miembros, mínimamente. También impide poder analizar la elección de los nombres entre todos los sectores, asignar un procurador titular o un defensor del pueblo. Todo esto está a flor de piel y no hay ninguna voluntad de encontrar un camino de diálogo institucional que nos permita superar las diferencias. 

Creo que hay acuerdos que hoy sintetizan la voluntad de la representación política: que haya un capitalismo productivo, generar trabajo, terminar con el asistencialismo estúpido, tratar de trabajar con los grandes temas de la Argentina para salir adelante y dejar de debatir cosas que otros países no discuten, como hacer minería con medioambiente. Estos temas, que están en la construcción mayoritaria de la dirigencia política, no se pueden aprovechar porque estamos en la lógica del conflicto. 

Lo que hace el conflicto es inhibir la posibilidad de que haya Gobierno, de que haya logros, y esto se ve en cada uno de los poderes del Estado.

Sí, me parece una buena síntesis. 

TV FM