El editorial de Jorge Fontevecchia

Día 445: Ucrania y Rusia, entonces ¿quiénes son los malos?

En un cambio de su posición geopolítica, Javier Milei le soltó la mano a Zelenski y Argentina se abstuvo de respaldar una resolución de la ONU que le exigía a Rusia retirar sus tropas de Ucrania. ¿Qué significa sumarse a la postura de "Estados Unidos primero" de Donald Trump?

Javier Milei y Volodimir Zelenski Foto: Presidencia de Ucrania

Javier Milei le soltó la mano a su antiguo aliado Volodomir Zelenski y Argentina se abstuvo en una votación de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en la que se planteaba una salida pacífica para la Guerra de Ucrania. Este escandaloso cambio de posición de nuestro Presidente, que pasó de considerar un héroe al mandatario ucraniano a darle la espalda, responde al alineamiento de nuestro país con los intereses de Estados Unidos y, en particular, con los cambios geopolíticos impulsados por el nuevo presidente, Donald Trump. 

La OTAN, organismo supranacional de Occidente que supuestamente bregaba por los valores de la democracia frente a los totalitarismos y regímenes teocráticos de Oriente, ahora peligra y parece erigirse un nuevo orden mundial con otros valores. En la CPAC (Cumbre de Acción Política Conservadora), encuentro de dirigentes de extrema derecha en el que participan Trump, Milei y personajes como Alice Weidel, la líder de Alternativa por Alemania, el partido neonazi de ese país que salió segundo en las elecciones, se habla en contra de los derechos de las minorías sexuales, de supremacismo blanco y contra el acceso a la salud y la educación de los pueblos basada en criterios científicos y laicos. 

¿Son estos valores los que van a promover y, tal vez, imponer en un nuevo orden mundial? ¿La democracia y los derechos civiles que se fueron ampliando están en juego frente a un movimiento neoreaccionario que busca restaurar valores conservadores? ¿Qué significa para Argentina sumarse a la geopolítica de “Estados Unidos primero”, como dice Trump? ¿Qué lugar tiene nuestro país en ese esquema? ¿Estamos dispuestos a qué valores como los de Agustín Laje, uno de los máximos ideólogos del Gobierno, que plantea que los homosexuales son enfermos, ganen cada vez más espacio en la sociedad? 

Para analizar los cambios en la geopolítica y sus potenciales implicancias en la vida de todos los días, decidimos empezar esta columna de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3) con God Bless The USA, de Lee Greenwood, una canción creada por los seguidores de Trump.  

Primero vamos a tratar de entender lo profundo de los cambios geopolíticos a partir de los posicionamientos en la Guerra de Ucrania, que es un ejemplo de todo lo demás. El pasado miércoles, Trump se refirió a Zelenski como un “comediante” y “dictador”, dijo que engañó a Joe Biden para gastar 350 mil millones de dólares en una guerra que “no se podía ganar" y menospreció el rol de Europa en el conflicto.  

“(Zelenski) se niega a celebrar elecciones, es lento. Alguien dijo ‘las encuestas le dan bien’, ¡por favor! Todas las ciudades están siendo demolidas. Parecen un sitio de demolición, cada una de ellas. Y en lo único en que era bueno era en tocar a Joe Biden como un violín. Lo tocó como un violín; es una expresión que usamos para decir que es bastante fácil [de manejar]. Un dictador sin elecciones. A Zelenski le conviene moverse rápido, o no le va a quedar país; se tiene que ir. Esa guerra va en la dirección equivocada. Mientras tanto, estamos negociando exitosamente el fin de la guerra con Rusia. Amo a Ucrania, pero Zelenski hizo un trabajo terrible”, sostuvo el presidente estadounidense 

¿Cuál es la cercanía que tienen Trump y Putin? Bueno, tienen algunas similitudes.  Ambos son líderes percibidos como hombres fuertes que vienen a aportar orden amparándose en el relato de que sus naciones estaban perdiendo el rumbo. Así como Trump propone “hacer América grande otra vez”, el relato de Putin se ancla en recuperar la gloria perdida del gran imperio ruso, inclusive desde el “mayor desastre geopolítico”, como él denomina al desmembramiento de la ex Unión Soviética.  

Giuliano Da Empoli, en su novela El mago del Kremlin, cuenta la historia de Vadim Baranov, un productor de reality shows que se convierte en el asesor más cercano del presidente Vladimir Putin. Un antecesor de los asesores de comunicación que ayudarían a los líderes de ultraderecha, como Steve Bannon, en el caso de Trump, o Santiago Caputo, en el de Milei.

En un capítulo de la novela, Baranov explica cómo la guerra en el Donbás es funcional a que Putin se estabilice en el poder. “Nuestra finalidad no es la conquista, sino el caos. Todo el mundo debe ver que la revolución naranja ha precipitado a Ucrania en la anarquía”. “Nuestros jóvenes no han conocido el caos de los noventa, alguien debía recordarles que Putin encarna la estabilidad y la grandeza de la madre patria”.

De la amistad con Zelenski al giro hacia Trump: los entretelones de la abstención argentina que favoreció a Rusia en la ONU 

Volviendo a Argentina, ahora primero vamos a observar la posición que tenía Javier Milei hace un mes y luego analizaremos su cambio. 

En junio pasado, durante la Cumbre Global por la Paz, Milei ratificó su apoyo a Ucrania y Zelenski le regaló la orden de la libertad. “Muchas gracias presidente Zelenski, usted es una inspiración para el mundo. Muchas gracias por esta condecoración, para mí es un honor y espero estar a la altura de la situación”, le dijo el presidente argentino a su par ucraniano.

Ayer, la periodista Cristina Pérez criticó duramente al Gobierno en su editorial en LN+ y explicó sintéticamente el cambio de posición geopolítica de Milei. “En la asunción del presidente Milei, Zelenski había sido uno de los invitados más importantes”, sostuvo Pérez sobre la visita del mandatario ucraniano al país.

La periodista también recordó que, durante el encuentro, Milei le regaló al presidente ucraniano una "januquiá”, un candelabro judío, que Zelenski luego encendió durante las festividades de Janucá y mientras el sistema eléctrico de su país era atacado por Rusia. 

“Los tiempos cambian. Hoy la Argentina se abstuvo en la votación en las Naciones Unidas. Una cosa es votar contra la dictadura de Cuba, y otra es abstenerse en favor de la autocracia de Putin. ¿Hay que estar de acuerdo en todo con Donald Trump? ¿Cuál es el costo del pragmatismo?”, se preguntó la periodista. 

Analizamos este fragmento por dos razones. En primer lugar, destacamos el trabajo de la colega, que hace un análisis claro del tema. En segundo lugar, porque como periodista se anima a criticar al Presidente, siendo pareja del ministro de Defensa Luis Petri. Esto no es menor, teniendo en cuenta que Javier Milei echó a Sonia Cavallo, representante de Argentina ante la OEA, por lo que opinó su padre, el exministro Domingo Cavallo en su blog personal. Lo mismo hizo con Osvaldo Giordano, ex titular del Anses, a quien acusó de “estar durmiendo con el enemigo”, porque Alejandra Torres, su esposa, no acompañó en parte todos los incisos de la primera Ley ómnibus llamada Bases. ¿Estará en peligro el cargo de Luis Petri? Y si no es así, ¿por qué Petri tendría inmunidad -por así decirlo- con respecto a los otros funcionarios echados? Lo veremos. 

Según Trump, él lo que está haciendo es detener una guerra y Europa, lo único que hacía, el actual jefe de Gobierno de Ucrania y los líderes de Europa era continuarla. Desde esa perspectiva, Trump es más pacifista que Europa. El extremista de derecha tendría más sensibilidad que los “woke” europeos, por así decirlo. Sin embargo, el mandatario ucraniano Volodomir Zelenski denunció que en realidad Trump quiere quedarse con los recursos naturales. 

El mandatario ucraniano dijo el miércoles que Estados Unidos ha pedido quedarse con la mitad de los recursos naturales de Ucrania sin ofrecer a cambio garantías por escrito sobre su apoyo en la guerra. “El documento que traía Estados Unidos no era claro, solo era claro en una cosa: que debíamos dar el 50 por ciento de todo lo especificado en el documento. Estoy dispuesto a publicar ese documento. No creo que eso ayude a nuestras relaciones”, denunció Zelenski. 

“Hasta acá, podríamos decir que es lo natural en Estados Unidos. La injerencia en conflictos bélicos ajenos para defender sus propios intereses. Sin embargo, ¿qué es lo que cambia en la actualidad? Los valores que se imponen en ese camino”, agregó. 

Siempre se ha dicho que Trump era un negociante más que un presidente. Habría que discutir si los 350 mil millones de dólares que puso Estados Unidos en la guerra de Ucrania es un dinero muerto o no y si ese gasto hubiera sido igualmente realizado para la inversión que hace EE. UU para mantener a sus fuerzas militares.

Hasta acá, podríamos decir que es lo natural en Estados Unidos la injerencia en conflictos bélicos ajenos para defender sus propios intereses. Sin embargo, ¿qué es lo que cambia en la actualidad? Creemos que son los valores que se imponen en ese camino. 

Javier Milei y Donald Trump en Washington

En la Segunda Guerra Mundial, la disyuntiva era sencilla. Es preferible un conjunto de naciones imperialistas democráticas como lo eran Estados Unidos, Inglaterra y Francia aliadas a la Unión Soviética, antes que el Eje de la Alemania Nazi y sus socios fascistas de Italia, España y el Imperio del Japón.

Luego, la guerra mostraba dos formas de vida. Pasada ella, lo que quedó claro era que había dos sistemas. Los regímenes del llamado socialismo real terminaron siendo repudiados por la propia sociedad, la falta de libertades individuales, el culto a la personalidad de líderes mesiánicos y la falta de derechos políticos de una sociedad que no podía elegir a sus representantes eran vista con horror por buena parte de la sociedad. 

Ahora, ¿cuáles son las formas de vida en disputa en estos realineamientos de la geopolítica? Hoy, las ideas que se exponen en la CPAC son las que hegemonizan el país más poderoso del mundo. Ideas homofóbicas, reaccionarias y antidemocráticas. Es decir, Donald Trump, cuyos seguidores organizaron el asalto al Capitolio para que Biden no asumiese luego de vencerlo en las elecciones, es presidente de los Estados Unidos. 

Sus aliados son Alternativa por Alemania, organización neonazi en auge en el país centroeuropeo: Vox en España, organización que reivindica la dictadura de Franco y Argentina, cuyo presidente Javier Milei tiene entre sus ideólogos a personajes como Agustín Laje, un homofóbico militante y alguien que promete ejercer violencia contra “todos los zurdos”. ¿Quiénes son los zurdos? Milei ha llamado zurdo desde Larreta, pasando por los radicales, a todo el que se ha opuesto a sus ideas. 

Gerardo Werthein defendió el cambio de postura del Gobierno respecto a la guerra entre Ucrania y Rusia

Hay una serie llamada El Hombre del Castillo que habla cómo habría sido el mundo si los nazis ganaban la Segunda Guerra Mundial, con Estados Unidos dividido en EE. UU del este, que conducía Alemania, y un EE. UU del Oeste, conducido por Japón. 

La serie no solamente muestra la Resistencia de un reducido grupo de personas que empieza a crecer, sino que también da un panorama de la sociedad creada a partir de estas premisas y fundamentalmente los valores imperantes: los valores de la fuerza, de la masculinidad, del control social y la falta de libertad para elegir la propia vida. Nada muy lejano a lo que opinan muchos oradores en la CPAC. 

Muchas veces el arte, el cine o la literatura anticipan aspectos preocupantes de la realidad. Obviamente, la serie salió en el 2015, mismo año en el que fue estrenada en cines Ha Vuelto, película que citamos en reiteradas ocasiones que trabaja con la pregunta de qué pasaría si Hitler vuelve a la vida y se encontrara con la actualidad de Alemania. Evidentemente, en la comunidad de la industria del cine empezó una preocupación sobre el auge de la extrema derecha que hace que directores, productores y actores se pongan a hacer este tipo de producciones audiovisuales. 

Hay cambios profundos que están sucediendo. En primer lugar, hay que entenderlos para saber que cuando vamos a votar, no solamente estamos eligiendo un presidente de la Argentina, sino que también estamos eligiendo un alineamiento internacional y eligiendo esto estamos eligiendo una manera de ver el mundo y de organizar la sociedad. 

Producción de texto e imágenes: Daniel Capalbo, Pablo Helman y Matías Rodríguez Ghrimoldi.

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