El editorial de Jorge Fontevecchia

Día 407: ¿Elon Musk es el jefe de Trump (y de Milei)?

El megamagnate, que tiene buenas relaciones con el gobierno chino y con referentes nazistas alemanes, se prepara formar parte del gobierno de Donald Trump. ¿Qué fase del capitalismo se abre a partir de que un hombre esté por concentrar más poder que el propio presidente de los Estados Unidos?

Día 407: ¿Elon Musk es el jefe de Trump (y de Milei)? Foto: Getty Images

Para analizar el el impacto que genere Elon Musk, el dueño de Tesla, en el gobierno de los Estados Unidos y, posiblemente, en los gobierno de Europa, abrimos esta columna de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI, con The Boss, de James Brown. 

Elon Musk es un personaje totalmente contradictorio. Hace días se lo vio en Alemania haciendo campaña por la organización de ultraderecha con algunos referentes directamente vinculados al nazismo de Alternativa por Alemania. Sin embargo, tiene amplias vinculaciones con los líderes del partido comunista chino y la filial más importante de Tesla la tiene en las afueras de Shangai, subvencionada por el gobierno chino. 

Está de acuerdo con la renta universal y a la vez se propone achicar en casi 2 billones de dólares el gasto de presupuesto estadounidense en gasto del Estado, con lo cuál va a despedir a miles de empleados públicos. Pasó de ser opositor a Trump a gastar casi 200 millones de dólares en su campaña y a destinar todos sus recursos en que vuelva a ser presidente. ¿Qué quiere Elon Musk? ¿Qué fase del capitalismo se abre a partir de que un hombre esté por concentrar más poder que el propio presidente de los Estados Unidos? ¿Hay alguna ideología detrás de Musk o es simplemente la búsqueda de más y más ganancia?

Un viejo clásico del cine, El ciudadano Kane, está basado en la vida del hombre más poderoso de Estados Unidos en el comienzo del siglo pasado: el magnate de medios y periodista William Randolph Hearst que, a su vez, también fue un influyente actor en la política y geopolítica norteamericana. A lo largo de su vida fue adoptando posiciones más de derecha, hasta que tras el ascenso de Hitler, se volvió partidario del nazismo. Hearst, que era el dueño de centenas de diarios a lo largo de Estados Unidos cuando no existía la televisión ni la radio, no fue el único en apoyar a Hitler. Henry Ford también lo apoyó inicialmente. 

El ciudadano Kane rescata la idea del empresario de medios todopoderoso, centrada en el personaje de Charles Foster Kane,  influyente en la política, que progresivamente es devorado por la ambición y termina solo. 

El siglo XXI nos trae un Charles Foster Kane de las redes sociales, más que de los medios gráficos. Elon Musk, propietario de X, ex Twitter, de Tesla, Starlink y Space X y varias más, es el hombre más rico del mundo. Ahora, está consolidando el lugar del más poderoso. Será ministro de Desregulación del Estado en el nuevo gobierno de Donald Trump y hay voces dentro de Estados Unidos que alertan sobre la influencia que puede llegar a tener una persona así.  

De hecho, la revista The New Yorker, la revista cultural más importante de los Estados Unidos, hizo la siguiente tapa satírica.

 

En la tapa aparece Elon Musk jurando como presidente de los Estados Unidos y Donald Trump en un segundo plano. El título es bastante ponzoñoso contra el presidente electo, dice: “Dos son multitud”, aludiendo al refrán de “dos es compañía, tres es multitud” para referirse a la idea de que los egos e intereses de Trump y Musk van a terminar chocando. La pregunta es quién es el jefe de quién. 

Además, Musk es más joven que Trump. El magnate tiene 53 años, la misma edad que Javier Milei, mientras que el próximo presidente de Estados Unidos se acerca a los 80, con 78 años. Son 25 años de diferencia a favor de Elon que, según Jorge Asís, estaría en la edad del poder con una generación de diferencia. Por lo tanto, la mirada que tiene el dueño de Tesla respecto de la posibilidad de ejercer el poder al lado de Donald Trump es infinitamente mayor e incomparable. 

Por lo pronto, Trump concedió que en su última campaña, Elon Musk se volvió una estrella. Vamos a escucharlo al propio Trump. “Tenemos una nueva estrella: Elon”, dijo al proclamarse ganador de las elecciones presidenciales el pasado 6 de noviembre.  

Una de las primeras incógnitas es qué relación tendrá Musk con China y Estados Unidos con China. ¿Elon Musk es el representante de China en Estados Unidos o de Estados Unidos en China? Por un lado, Donald Trump anunció que iniciará una guerra comercial con China, pero por el otro, Elon Musk es un socio estratégico del gigante asiático. Tiene relaciones construidas con el gobierno chino estratégicamente cuidadas y consolidadas durante años y fuertes intereses en ese mercado. De hecho, en China tiene una fábrica llamada gigafábrica en la que se producen 1 millón de autos Tesla por año. 

Vale la pena prestar atención a los mensajes que el propio Elon Musk coloca en su red, la red social X y ex Twitter. Allí critica a todo el mundo: a los alemanes, a la Unión Europea, a los ingleses, a los canadienses, a los brasileños y a los rusos, pero nunca a los chinos. 

En 2024, Musk fue invitado a Pekín por el Consejo Chino para la Promoción del Comercio Internacional (CCPIT) luego de que los vehículos de Tesla fabricados en China superaran la normativa sobre seguridad de datos. En el encuentro, Musk habló con el primer ministro chino, Li Qiang, del permiso para transferir datos al extranjero, un asunto que generó dudas sobre los datos que pueda recaudar la empresa estadounidense. Además, el empresario buscó impulsar la tecnología de conducción autónoma de Tesla. El país asiatico representa el 65% del total mundial de ventas de vehículos eléctricos urbanos. China es el mercado donde Musk hace los negocios.

Además, Musk compró Twitter para acrecentar su influencia en la pelea por el sentido común, y ahora puede comprar una parte de Tik Tok, la red social china. Este martes, la empresa financiera Bloomberg informó que funcionarios chinos estarían evaluando venderle la aplicación al empresario, lo que le brindaría a Musk un flujo constante de datos de usuarios para su empresa de inteligencia artificial. 

Esto puede significar que Musk en realidad esté usando a Trump como elemento de presión hacia China para intentar negociar mejores condiciones a cambio de aplacar los embates del presidente norteamericano con el gigante asiático o quizás, que el propio Trump esté más dispuesto a negociar con China de lo que expresa. Hay quienes dicen que Elon Musk será el enlace entre el gobierno estadounidense y China. 

El Gobierno de Joe Biden demandó a Elon Musk por comprar Twitter a un precio “artificialmente bajo” 

La mayor fábrica de Tesla fuera de los Estados Unidos se encuentra en China y produce más de la mitad del total de los vehículos eléctricos de la compañía, es decir, un millón al año. Además de influencia empresarial, Musk logró construir capital político en el país. El sudafricano Elon Musk, ¿es más chino que norteamericano?

Según el contractualismo, el Estado y los gobiernos que los administran sirven para evitar la guerra de todos contra todos. Se le ponen límites a las ambiciones y los intereses individuales para que prevalezca el interés común y se adminsitren los conflictos de una manera más o menos pacífica. Por otro lado, para el marxismo el Estado es la herramienta de una clase para oprimir a la otra. La clase dominante en este sistema sería la burguesía, los grandes empresarios, que encargan a sus gobiernos para que mantengan este sistema de explotación y ayuden a arbitrar los intereses de las diferentes facciones burguesas en función de los beneficios propios. Sin embargo, para que el rol del Estado en general y de un gobierno en particular sea eficiente, debe ser creíble la idea de que el Estado es imparcial y vela por el interés común. 

En la actualidad, los supermillonarios, particularmente Musk, tienen más dinero y poder que varios países y gobiernos, y utilizan a los Estados prácticamente como sus herramientas para generar más y más dinero. Los megamagnetes de la actualidad ponen en crisis las concepciones del Estado de las distintas teorías. O tal vez, las vinculaciones de Elon Musk con el gobierno chino, Trump y Alternativa por Alemania tengan un vaso comunicante: el verticalismo. 

La “derecha”, si se entiende por derecha la idea de conservar el status quo del momento una vez consolidado el poder, permitiría decir que es tan de derecha la actual China, a las ex URSS, a Hitler y a Mussolini y a cualquier sistema verticalista como Bukele. En ese sentido, permitiéndonos jugar un poco con las categorías políticas, ser de derecha es ser verticalista. 

Tal vez eso une a China, Elon Musk, Trump y todas las experiencias populistas de derecha, inclusive la de Milei. O experiencias populistas de izquierda, como las de Nicolás Maduro en Venezuela e incluso la de los orígenes de Hitler. La candidata alemana Alice Weidel (mezcla de Milei en lo económico y Villarruel en lo social), le explicó este jueves a Elon Musk que Hitler había sido comunista, como recuerda en su columna del domingo Gustavo González

Elon Musk

Además, a diferencia de la idea del millonario como caricatura de villano ruín y amargado, como era el caso del dueño de los diarios de El Ciudadano Kane, Musk cosecha una muy buena imagen pública. Un emprendedor, excéntrico y soñador que hace que lo imposible sea posible. Una exaltación del potencial del individuo por sobre los sueños y los anhelos colectivos. Sin embargo, todavía hay un gobierno que le puso un límite: Musk tuvo un conflicto con el Brasil de Lula.  

“Todos y cada uno de los ciudadanos de cualquier parte del mundo que tienen una inversión en Brasil están sujetos a la Constitución brasileña y a las leyes brasileñas. Por lo tanto, si el Tribunal Supremo tomó la decisión de que un ciudadano debe cumplir con ciertas cosas, o las cumple o tiene que tener otra actitud. El hecho de que un tipo tenga mucho dinero no significa que pueda faltar el respeto, es un ciudadano estadounidense, no un ciudadano del mundo. No puede seguir ofendiendo presidentes, ofendiendo diputados, ofendiendo senadores, ofendiendo al congreso, ofendiendo a la Corte Suprema”, expuso Lula en una entrevista con un medio brasileño. 

“¿Quien se cree que es? ¿Quien se cree que es? Lo siguiente es que tiene que respetar la decisión del Tribunal Supremo de Brasil. Si quiere, estupendo. Si no quiere, paciencia. Si no, este país nunca será soberano. Este no es un país complejo de vagabundo, donde porque un estadounidense grite nos asustamos. ¡No! Este hombre tiene que aceptar las leyes de este país, y si este país toma una decisión a través del Tribunal Supremo, tiene que acatarla. Si vale para mí, vale para él. Este hombre tiene que aceptar las leyes de nuestro país”, concluyó el mandatario. 

Como siempre, la concretud y la inteligencia de Lula dejan mucha tela para cortar. Tal vez aquí esté la novedad del debate. ¿Qué voluntad pesa más? ¿La de un Estado que hace leyes y exige que se cumplan o la de un magnate multimillonario? Independientemente de las trampas que siempre hicieron los ricos para saltearse las leyes, el sentido común hace algunos años era evidente: una persona por ser rica, no puede ser tratada distinta frente a la ley. ¿Eso está cambiando? ¿Las personas como Musk están construyendo las leyes?

Tal vez esa sea la ideología de Musk. Este hombre compró Twitter, no para hacer dinero directamente con Twitter, de hecho ahora la empresa vale un 80% menos que cuando él la compró, si no para dar la batalla cultural de la que tanto habla Milei. Ahora, X es una de las principales usinas desde donde emergen los discursos de extrema derecha, y probablemente esté pensando hacer lo mismo con Tik Tok en una suerte de cruzada tecnolibertaria en contra de toda regulación estatal. 

Es interesante que, teniendo esto como norte, Musk haya logrado generar tan buena relación con el gobierno chino, la representación más importante del Estado presente y del éxito que esta concepción generó en el gigante asiático. 

Por lo pronto, Milei parece estar muy contento con que Elon Musk quiere nuestro litio para hacer baterías para sus autos eléctricos. El 23 de diciembre del año pasado, en el programa de Mirtha Legrand, el Presidente aseguró: “Me llamó Elon Musk y me dijo que está muy interesado en el litio”. Impresiona lo que hace el poder con el paso del tiempo. Es imaginable hoy en día un almuerzo entre Mirtha y Milei junto a Patricia Bullrich sentada casi de igual a igual con el Presidente.

De nazis, ratas y mandriles 

No queda claro si Musk tiene una visión general de cómo las cosas deberían ser en el mundo o solo tiene un objetivo de cómo las cosas deberían ser en relación a él. No queda claro si la política busca imponer una perspectiva para la sociedad o solo excepciones para favorecer sus negocios. Más bien, teniendo en cuenta su actitud zigzagueante, parecería ser la segunda opción.  

Vamos a seguir analizando esta nueva estrella, como dice el presidente electo norteamericano, sin saber quién es el jefe de esta relación que comienza con la segunda asunción de Trump al comienzo de la semana próxima. 

Producción de texto e imágenes: Daniel Capalbo, Pablo Helman y Matías Rodríguez Ghrimoldi.

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