Día 405: PASO y financiamiento partidario, ¿patear la escalera?
Javier Milei quiere cambiar las reglas del juego que lo llevaron al poder para que otro candidato disruptivo no ocupe su lugar, mientras que el kirchnerismo analiza un pacto con el oficialismo para terminar con el sistema que creó y repartirse el escenario político con la exclusión de figuras como Mauricio Macri y Axel Kicillof.
El Gobierno envió al Congreso la ley de eliminación de las PASO y cambio en el financiamiento partidario para que sea tratado en sesiones extraordinarias. Es decir, el Gobierno además de eliminar las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias, plantea sacar el otorgamiento gratuito de tiempo en televisión para los spots electorales a todos los partidos y el financiamiento equitativo a los diferentes espacios políticos. Esto es un total cambio en las reglas del juego en las primeras elecciones del Gobierno desde que asumió el poder. Por eso, decidimos comenzar esta columna de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3), con Las reglas del juego, de Dyango.
En primer lugar, vamos a poner en contexto qué significa el sistema de las elecciones PASO y por qué se trata de algo muy trascendente desde el punto de vista político. En el año 2008 comenzó un debate acerca del sistema político porque seis años antes, la sociedad había impugnado a la política al grito de “que se vayan todos”. El sistema de partidos había quedado totalmente fragmentado y desprestigiado. El kirchnerismo, como emergente de esa crisis, se propuso impulsar un orden político que consolide su hegemonía y recoja alguna de las demandas de la sociedad.
De esta manera se creó la nueva ley electoral que, además de la creación de las PASO, estableció la cantidad de afiliados que debía tener un partido para presentarse a elecciones, el financiamiento de los partidos para que cualquier espacio con cierto volumen de representación pueda presentarse y la cesión de espacio gratuito en los medios de comunicación todos los partidos para que puedan presentar sus spots electorales y llegar a toda la población.
Este cambio, que no representó una gran discusión en la sociedad, sí tuvo un profundo impacto en la vida política argentina. Se podría decir que esta nueva ley formó coaliciones políticas y permitió a dirigentes como Mauricio Macri y Javier Milei llegaran al poder. Es decir, una creación del kirchnerismo se volvió totalmente contra él.
Ahora, si se dejan de financiar las campañas de los partidos políticos y se deja de otorgarles espacios gratuitos en los medios de comunicación, quienes pueden llegar a hablarle a la población serán solamente quienes consigan financiamiento, algo que en general está asociado al oficialismo. Obviamente, esto es un paso atrás en la apertura democrática que vive la Argentina desde el fin de la dictadura, que ha permitido todo tipo de alternancia, tanto a nivel nacional como provincial.
Antes de hacer un repaso de cómo siempre hubo alternancia con este sistema en el Gobierno de un partido con otro y la posibilidad de que nacieran nuevos, como el PRO o La Libertad Avanza, vamos a poner este tema en un contexto anterior al “que se vayan todos”, que es la Constitución modificada de 1994.
Hay dos sistemas de democracia representativa con división de poderes: el anglosajón, bipartidista y presidencialista en el caso de Estados Unidos, y el parlamentario en el caso de Europa continental. En el sistema presidencialista, que toma toda América latina, la existencia de dos partidos, como el peronismo y el radicalismo en el caso de Argentina o los demócratas y los republicanos en el caso de EE. UU, no hacía necesaria la existencia de un balotaje.
Sin embargo, la fragmentación de los partidos políticos que hizo que nadie tenga mayoría y que el que más votos saque consiga el 30%, algo que tiene que ver con lo que explotó en el 2001 con “el que se vayan todos”, nos colocó en una situación más parecida a la de Europa continental, donde hay decenas de partidos políticos. Para formar gobierno en el sistema parlamentario, los partidos se unen para conformar coaliciones parlamentarias.
En un sistema presidencialista, en cambio, las coaliciones son previas a la elección, y es por eso que con las PASO, como una especie de continuación de aquella idea de la Reforma Constitucional de los noventa, se intentó ir hacia un sistema de coaliciones, y no a uno de dos partidos.
Entonces, la modificación del sistema de las PASO no es simplemente circunstancial, sino que va a cambiar progresivamente todo el sistema político. Actualmente, el sistema que tenemos es hijo del “que se vayan todos”. El que vayamos a tener probablemente también será hijo de ese movimiento, pero del de 2024.
Vamos a hacer un raconto de cómo esta discusión se fue realizando en el año 2008, cuando Cristina Kirchner desafió a quienes cuestionaban al Gobierno con una frase que recientemente citó Jorge Macri, quien recordó cuando les dijeron que armen un partido y ganen las elecciones, y finalmente le ganaron con este sistema que ahora se va a modificar.
“Si lo que quieren hacer es cambiar el modelo económico del país, lo que deben hacer es organizar un partido político, presentarse a elecciones y ganarlas”, sostuvo Cristina Kirchner durante la discusión del cambio de sistema electoral.
Esto es interesante porque, más allá de la soberbia de un kirchnerismo que se pensaba electoralmente imbatible, había una suerte de reinstitucionalización del país. Recuerden que veníamos de los alzamientos carapintadas durante los gobiernos de Alfonsín y Menem. Luego, la irrupción popular de la rebelión social en el 2001 y en el 2008 el conflicto del campo, que tuvo un fuerte componente de cortes de ruta y movilización de este sector. Gran parte de los conflictos cuestionaban el sistema vigente y se vivían en la calle. Esa movilización no se ha podido canalizar a través del sistema de representación de partidos políticos.
El kirchnerismo que, si bien tenía un componente de movilización, les planteaba a sus adversarios que dejen este accionar “golpista”, como los llamó en su momento, y que armen un partido para ganar las elecciones. Durante buena parte del kirchnerismo, todos los sectores se pusieron a derecho, por así decirlo, juntaron los requisitos y legalizaron sus partidos.
Ahora, vamos al momento en el que Cristina Kirchner anuncia el impulso de esta nueva normativa. En un discurso sobre el proyecto de ley de reforma política en 2010, la entonces presidenta afirmó: “Buscamos abordar una de las principales críticas que ha tenido nuestro sistema de partidos por parte de la ciudadanía”. “Hoy estamos remitiendo al Congreso de la Nación, donde corresponda que se debata, una ley que hace a una profunda transformación en la representación política argentina en el sistema de partidos políticos y que aborda una de las principales críticas de la ciudadanía no militante, en el sentido de decir que todo se resuelve dentro de un cuarto”, dijo.
Un pequeño agregado que luego retomaremos. Fíjense la correcta crítica de Cristina a los partidos que deciden sus candidatos entre cuatro paredes. Ella siempre decidió sola, e incluso a través de un tuit, quién debería ser el candidato. Hay algo muy peculiar en el kirchnerismo y es el doble estándar con el que miran la realidad.
El sentimiento anti política que se había generado en el 2001, por el que proliferaban las organizaciones abiertas y horizontales como las asambleas barriales, se empezó a disipar y gran parte de esos referentes pasaron a formar parte del debate institucional democrático con las PASO.
Ese fue el caso de la izquierda, por ejemplo, que en general recurrían a una estrategia de movilización callejera, se volcó a las elecciones, se alió para superar el piso del 1,5% y conquistó diputados. Fue una novedad total en el país que la izquierda anticapitalista y antisistema sentada en el Congreso discutiendo con el resto de los partidos proyectos de ley y planteando su visión de las cosas. “Nos exigen 400.000 votos en agosto para poder presentarnos en octubre. Para que no nos silencien, danos tu voto”, decían los dirigentes del Frente de Izquierda Jorge Altamira y Christian Castillo en un spot para las PASO 2011.
Por otro lado, en un país presidencialista como el nuestro, la fragmentación política era un problema. No había partidos que llegaran a la mitad más uno del electorado y era difícil dirimir los lugares en las listas entre las diferentes facciones políticas. Las PASO, de alguna manera, dieron respuesta a este problema y posibilitaron la reconstrucción del sistema político en coaliciones.
El heredero más importante de las PASO fue Cambiemos luego de la experiencia de UNEN, que tenía un componente más ligado a la centro izquierda republicana y antipopulista. El radicalismo, junto a la Coalición Cívica, la organización de Pino Solanas, el Partido Socialista y Libres del Sur se juntaron con resultados relativamente positivos en las elecciones legislativas del 2013.
Sin embargo, en el 2014, empezaron las diferencias cuando Lilita Carrió, un sector de la UCR y Luis Juez en Córdoba se quisieron sumar al PRO para vencer al kirchnerismo. El resto de los componentes del frente entendió que se iba a hacia un esquema de derecha y se rompió la alianza. Pero de los restos de UNEN, surgió Cambiemos y tomando la experiencia del frente anterior, decidieron utilizar las PASO para dirimir sus candidaturas.
¿Por qué esto es tan importante? En las alianzas políticas, la discusión de qué fuerza encabeza y hegemoniza el frente de sus socios es muy importante. Todas las organizaciones están compuestas por militantes y sectores con diferentes percepciones acerca de las fuerzas propias y las ajenas, y las PASO les dio la posibilidad de dirimir los lugares en las listas mediante un método objetivo, imparcial y ágil. Las viejas internas partidarias estaban siempre sospechadas de ser poco transparentes y fraudulentas.
Además, es obvio que cuando había dos partidos había recursos y capilaridad territorial para poder organizar sus propias elecciones internas, incluso a través de un sistema piramidal geográfico de sus propias unidades básicas o filiales, para llegar de las ciudad a las provincias y de las provincias a la nacional. Cuando los partidos se fragmentan, las condiciones de posibilidad de desarrollar esas internas se dificultan. Aquí, el Estado organizaba una elección con un padrón igual, a disposición de todos y con los mismos espacios en los spots.
La conformación de Cambiemos tuvo un episodio central que fue la Convención de Gualeguaychú de la UCR en 2015, en el que el partido decide que se irá con el PRO de Mauricio Macri en, casualmente, unas PASO. El entonces presidente del radicalismo, Ernesto Sanz, dijo: “Hay una oportunidad de que el republicanismo democrático derrote al populismo autoritario”.
Luego, la conformación de Cambiemos, dio lugar a un frente con tres componentes centrales: el PRO, la Coalición Cívica y la UCR. Macri se refirió a esto durante su discurso en las PASO de 2015 y sostuvo: “Reconozco el valor del peronismo en nuestra historia. Dialogando con los peronistas dentro del PRO y fuera, he aprendido el valor de las banderas de la justicia social, la igualdad de oportunidades, la movilidad social ascendente y el desarrollo de la industria”.
Impresiona aquel Macri empático con la época. Impresiona como aquellos mismos que pedían que se fueran todos en el 2002, y exigían recetas de orden progresistas, exigieron medidas económicas opuestas en 2023. Lo mismo sucedió en Estados Unidos en 2011 con el Occupy Wall Street, cuando se quejaban de que el 1% concentraba la riqueza, y luego se transformaron en los QAnon que tomaron el Congreso. De Occupy Wall Street a Occupy el Congreso.
Martín Menem: "Que Karina Milei sea candidata depende de ella, a mí me gustaría"
¿Cómo debe hacer un grupo de personas si quiere formar un partido político con la ley vigente y presentarse a las elecciones para pelear por el poder? En la actualidad, se debe tener aproximadamente cuatro mil afiliaciones en cinco provincias. Es decir, 20 mil afiliaciones. Esto es para presentar, presidente, vice, diputados y senadores nacionales. Para presentar gobernadores, legisladores provinciales, intendentes y concejales, en dos distritos de cada provincia se deben tener el 2 por mil afiliados. Es decir 2 afiliados cada mil personas en el padrón de esa localidad. Por ejemplo, para presentar gobernador, legisladores provinciales, intendentes y concejales en la Provincia de Buenos Aires, se puede tener el dos por mil de afiliados en Carmen de Patagones y Olavarría.
Esto ha generado que muchos grupos nacidos en la militancia estudiantil, barrial, sindical o de diferentes sectores, se hayan dedicado a juntar afiliados para poder legalizar sus partidos. Luego, el surgimiento de figuras electoralmente convocantes, que a veces surgen sin partido, como Javier Milei, terminan aliándose con dirigentes que previamente tienen partidos legalizados. De esta manera, diferentes sectores de la sociedad pudieron aspirar a su representación política.
Javier Milei hizo una campaña realmente muy austera. Pudo apoyarse en el efecto magnético que generan sus apariciones por televisión, los recortes que los jóvenes libertarios hacían de estas y difunden en redes sociales y llegó al gran público gracias a los espacios gratuitos de los medios audiovisuales y la vieja radio y televisión. Su falta de inserción territorial no fue un obstáculo para su llegada al poder. Es decir, el primer presidente anarcocapitalista de la historia de la humanidad pudo llegar sin un partido político, sin una fuerte base de financiamiento y con una campaña austera gracias a una inteligente campaña electoral, pero también a un sistema electoral ultra democrático. Ahora, una vez que llegó al poder, quiere cambiar las reglas del juego para que otro candidato disruptivo, no pueda llegar en sus mismas condiciones. Es decir, lo que se llama patear la escalera.
Patear la escalera es una vieja frase que se le asigna un economista alemán que sostenía que Inglaterra desarrolló su economía haciendo proteccionismo y luego de convertirse en la primera potencia industrial, después de la Revolución Industrial, le exigió a todos los demás ser librecambistas y quitar las protecciones arancelarias que ese mismo país había introducido en un momento,
Sin embargo, lo verdaderamente paradójico de esto es que no está solo en este impulso por cambiar las reglas del juego. Lo acompaña nada más y nada menos que la creadora de la actual normativa, Cristina Kirchner. Pocas cosas hay más sorprendentes en la política actual argentina que los acuerdos entre los dos extremos del sistema político con posibilidades de poder: el gobierno libertario y la oposición kirchnerista.
Escuchemos un análisis del periodista Carlos Pagni acerca de por qué tanto Cristina Kirchner como Javier Milei quieren eliminar las PASO. “La eliminación de las PASO beneficiarán a Cristina y a Milei. Si Cristina puede competir, tiene la posibilidad y no necesita pactar con nadie. También le sirve a Milei porque el que tiene el Estado tiene mil recursos para ordenar la dispersión que puede tener alrededor. Además, le sirve en relación con Macri porque le quita al PRO la capacidad de ir a una interna”, declaró el periodista.
Pagni también explicó por qué este cambio es particularmente dañino para Axel Kicillof. “El problema de Kicillof no es Milei, es Cristina”, dijo, y agregó: “Si las primarias se dan de baja en el Congreso, a Kicillof le va a quedar un solo recurso para enfrentar a quien es su jefa: desdoblar la elección bonaerense de la nacional”. “¿Cuál es la diferencia de Kicillof con Cristina? A lo mejor nos enteramos si se produce esa interna, concluyó.
A la explicación de Pagni habría que agregarle lo que planteaba Max Webber respecto de los tres tipos de liderazgo: la autoritaria, la carismática y la legal. La legal es aquella que funciona en los países en los que quien llega jefe de Gobierno es un servidor público que ha hecho una carrera a lo largo de los años, y su poder tiene que ver con la razón. El carismático tiene que ver con la emoción, y el autoritario con la fuerza.
Líderes como Cristina o Milei son líderes carismáticos: están fuera de la norma y nadie les podría competir dentro de su propio espacio. Es razonable que un sistema orientado al liderazgo legal, es decir, que llegue una persona normal al gobierno a través de argumentos racionales y de una trayectoria que sea una garantía de lo que vaya a hacer durante su mandato, no sea el preferido ni por la expresidenta, la creadora de las PASO, ni del actual presidente.
De esta manera, el cambio en la actual normativa que rige la contienda electoral tiene varios niveles de lectura. En primer lugar, es un patear la escalera por parte de La Libertad Avanza intentado que no surja otra fuerza con chances de poder en un contexto de fuerte rechazo al sistema político. En segundo lugar, es parte del pacto libertario-kirchnerista para repartirse el escenario político sobre una base de exclusión de figuras como Mauricio Macri y Axel Kicillof.
Salvando las enormes distancias y a fines analíticos, con la aclaración de que la argentina de hoy no tiene nada que ver con la Alemania de 1933, vale la pena aclarar la mirada que tenía Hitler sobre los partidos políticos. En la Alemania de 1933 había una hiperdemocracia, era la democracia más fuerte de toda Europa. Había alrededor de 700, y Hitler ironizaba y decía que había un partido que representaba a los agricultores, otro a los comerciantes, otro a los obreros, y así seguía con la lista. Él decía que hacía falta un sólo partido: el del pueblo alemán.
Hay dos formas de representar. Aceptar que la democracia implica un conflicto de intereses y que la forma de llevar adelante ese conflicto es a través de la representación de esos intereses en un sistema colegiado, donde el Congreso cumple el papel de equilibrador. Con esto queremos decir que las restricciones al acceso de la representación política de los diferentes sectores de la sociedad democrática, una ley electoral debe favorecer a que cada sector pueda armar su partido, pelear electoralmente por el poder y lograr que haya representación para que sea armonizada en el Congreso, y no más tarde de forma violenta en las calles.
Milei y Cristina entienden que polarizar con el otro no solamente les sirve para liquidar a sus adversarios internos, sino que es una buena táctica de volver al poder, en relación a la expresidenta, y de mantenerlo, en relación a Javier Milei.
Seguiremos analizando este debate que representa un profundo cambio en las reglas del juego en el mismo año de las elecciones y que no es simplemente modificar las PASO. Mientras tanto nos vamos con Las Reglas de juego de Dyango.
Producción de texto e imágenes: Daniel Capalbo, Pablo Helman y Matías Rodríguez Ghrimoldi.
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