El editorial de Jorge Fontevecchia

Día 359: de Micky Vainilla a Javier Milei, primero la comedia, luego la tragedia

En Argentina, el país donde mueren todas las teorías, la historia se repite primero como sketch cómico de Diego Capusotto, que anticipó el giro a la extrema derecha, y luego como crisis política.

Día 359: de Micky Vainilla a Javier Milei, primero la comedia, luego la tragedia Foto: CEDOC

Cristina Kirchner dijo que ‘Argentina es ese lugar donde mueren todas las teorías’. Tal vez sea esa la extraña razón que hace que en este país se hayan invertido los términos de la famosa frase citada por Karl Marx en el XVIII Brumario de Luis Bonaparte (en rigor le pertenece a Hegel) acerca de que la historia se repite primero como tragedia y luego como farsa o comedia”, sostuvo Jorge Fontevecchia en el editorial de  Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3). 

En Argentina podríamos rastrear en la larga hegemonía kirchnerista primeros indicios de comedia que anticiparon este giro de extrema derecha que vive el país, no menos grotesco y bizarro que su primera versión cómica. 

En ideas de Hegel, la historia es la clave para entender la sociedad, los cambios sociales y las condiciones de posibilidad que hacen que quienes son agentes en realidad sean pacientes de fuerzas que los superan. Un proceso dialéctico pero que respeta la “flecha del tiempo”, es decir, un devenir de los hechos que explican el presente y por qué la sociedad se realiza en el Estado. 

El concepto de la flecha del tiempo fue acuñado por el astrofísico Arthur Stanley Eddington en 1927 y se refiere a la experiencia que todos tenemos de que pese a que pasado y futuro sean igual de reales que el presente, el tiempo fluye siempre en una única dirección desde el pasado hasta el futuro. La flecha del tiempo no dice que el pasado y el futuro no existen, sino que tenemos diferente acceso a ellos. 

En nuestro país, todo esto es al revés, como en el Reino del Revés de María Elena Walsh. El presente muchas veces repite el pasado y en la actualidad, hay un presidente que se autodenomina “el topo que viene a destruir el Estado desde adentro”. Retomando las palabras de Cristina Kirchner, Argentina efectivamente es el país donde mueren las teorías. 

¿Qué fue el kirchnerismo? ¿Qué hubo en esa década tan singular e imprescindible para pensar nuestra democracia actual que sirvió como caldo de cultivo a estas expresiones políticas tan extrañas que hoy gobiernan nuestro país? 

Corriendo el riesgo de ser muy esquemáticos, podríamos decir que el kirchnerismo nació como la conjunción de dos grandes vectores. Por un lado, el estallido social del 2001, en el que los sectores más castigados por más de una década de neoliberalismo dijeron basta y pusieron sobre la arena política sus reivindicaciones, sus necesidades con un grado de urgencia y contundencia que hizo imposible el nacimiento de otro proyecto neoliberal, que es la respuesta a este anterior. 

Por el otro, un momento económico formidable para todos los países exportadores de materias primas que otorgó, vía las retenciones, caja a la política para poder satisfacer necesidades y subsidiar la economía y, más particularmente, el consumo.  

Además, el kirchnerismo se ocupó de tomar cada una de las banderas de sectores progresistas de clase media que resistieron durante los noventa, tiempo en el que el matrimonio Kirchner había apoyado a Menem y sus privatizaciones, pero del que luego renegaron. 

Martín Rodríguez, editor de la Revista Panamá, dijo en su genial libro, “Orden y progresismo”, combinando estos dos aspectos de esta década que el kirchnerismo fue “Frávega y derechos humanos”. Es decir, fomento del consumo y política dirigida a los sectores politizados de la sociedad que, correctamente, querían a los genocidas presos, el matrimonio igualitario y las conquistas de otras reivindicaciones democráticas.

Micky Vainilla, el personaje de Diego Capusotto

Fue durante esa década que surgieron estas geniales obras de humor que reflejaban sectores que parecían marginales de la política y de la sociedad que, en minoría, expresaban un hartazgo con el ambiente progresista de la época y que, probablemente, no se supo ver la magnitud que tenía.  

En el 2006, en Twitter nació Doctora Pignata, una suerte de personaje de ficción de la red social que había alcanzado los 150 mil seguidores. Pignata tenía un humor negro y extremo que hacía repudiable muchos de sus tuits. 

Era una versión mucho más extrema que la de Micky Vainilla y opinaba más de la coyuntura cotidiana. Era reivindicadora de la dictadura militar y militante del PRO. Se refería a Cristina Kirchner como “La Montonera” y todo le parecía “zurdo, marxista o peronista”. Extrañamente, lo que en ese momento era un personaje ficticio, hoy en la misma red social sería un genuino libertario y no parecería ningún protagonista. 

En un sketch cómico con el periodista Gustavo Noriega en Radio Ciudad, la Doctora Pignata dijo: “Yo estoy en contra de esta montonera pero cuando estaba Alfonsín era lo mismo. No creo en la democracia, partamos de esa base. Funciona en lugares como Noruega, pero acá todo está lleno de negros”. 

En la misma época Micky Vainilla, el famoso personaje de Diego Capusotto decía en un sketch: “¿Sabés la cantidad de mañanas que perdemos borrando la fecha de vencimiento de los medicamentos y alimentos que les llevamos a los pobres?”

Es increíble cómo todos estos argumentos que estaban presentes en estos personajes cómicos ahora son mainstream por así decirlo. Alguien podría hacer una asociación con los alimentos vencidos o no de la ministra Pettovello. Evidentemente reflejaban algo en una sociedad que paulatinamente se cansaba del progresismo. 

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Ayer, en este programa pudimos hablar con el guionista de Micky Vainilla, es decir su co-creador junto a Diego Capusotto, el escritor y guionista Pedro Saborido. Este escritor llegó a conclusiones muy parecidas a las que arribamos en esta columna. 

“Micky Vainilla estaba basado en el comentario de una recepcionista de un lugar en el que trabajábamos que decía que prefería tomarse cuatro colectivos a tomarse el tren porque el tren estaba lleno de negros. Todo este racismo de cabotaje estaba ahí y tomó intensidad. La incorrección política ahora es de derecha, con un entusiasmo con la violencia. Primero aparece la parodia y luego se da la historia”, dijo Saborido. 

En Estados Unidos, este paso de la comedia a la tragedia se produjo en la figura de Donald Trump. A diferencia de Argentina, no fueron cómicos los que antecedieron al fenómeno político. Trump mismo hizo un reality show en el que echaba a sus participantes con un cruel “you are fired” o “estás despedido”, como es su traducción. 

Un participante de aquél célebre programa cuenta que el programa era una gran propuesta para cualquier joven empresario. En la concepción original del programa, el rol de Trump era pequeño, pero en la primera grabación, se salió del guión y dijo el famoso “you are fired”.

Volviendo a Argentina, decíamos antes que fue durante la década kirchnerista en la que se gestó este caldo de cultivo de la extrema derecha. Tratando de analizar una explicación, podríamos pensar que si las reivindicaciones de los sectores sociales que se habían sacado debajo de la alfombra neoliberal en el 2001, se solucionaron con una economía subsidiada por las retenciones impuestas a las exportaciones agropecuarias, cuando los precios de las materias primas descendieron y el campo se opuso a que sigan aumentando las retenciones, el esquema kirchnerista se quedó sin su sustento material. 

Siguiendo a Martín Rodríguez, si antes era “Frávega y Derecho Humanos”, ahora solo quedó la narrativa de las políticas, el relato, el simbolismo de los derechos humanos mientras se estaba gestando un país cada vez más desigual, es decir, un país sin consumo, sin cola de consumidores en Frávega. 

Esta dualidad entre lo que se dice y lo que se hace, se elevó al máximo en la última experiencia peronista, bajo la presidencia de Alberto Fernández, que fue el paroxismo de la última presidencia de Cristina Kirchner. En ese Gobierno se vivieron muchas contradicciones entre el progresismo de las palabras y la desigualdad de los hechos. La cuarentena fue un clarísimo ejemplo de esto. 

Mientras había sectores de clase media y de trabajadores estatales que salían a trabajar, rompiendo con las prohibiciones de ese momento, además de la famosa foto de Olivos del cumpleaños de la esposa del entonces presidente. La cuarentena no la rompieron los runner, ni los chetos, ni los antivacunas que luego apoyaron a Milei. La cuarentena la rompió la gente que tuvo que salir a trabajar. 

Con esto no queremos decir que no haya sido necesaria, ni que haya habido otras alternativas. Simplemente que el discurso oficial no reflejaba las posibilidades de una mayoría social. Esto no se dio solo en Argentina, sino en todas partes del mundo, y muchos explican una segunda ola de la extrema derecha por los daños emocionales y económicos que dejó la pandemia. 

Durante esos años de albertismo nació otro personaje cómico en internet, Dicky del Solar, un rugbier clasista del Nordelta. Mientras en el ‘munde’ todos están preocupados por salvar vidas, en Abortina se aprobó la ley que obliga a todas las mujeres a abortar. Mi papá pensó en abortarme cuando yo tenía 14 años, pero gracias a un rosario que tenía en casa y porque ese fin de semana hice dos tries, acá estoy”, decía en unos de sus sketches. 

Este actor tiene una anécdota que encierra el paso exacto en el que la comedia se vuelve tragedia y la parodia se vuelve la realidad. Ezequiel Campa, el actor creador del personajes, contó que Javier Milei le mandó un mensaje apoyando a Dicky del Solar: “Por un video sobre el aborto me mando un mensaje diciendo que estaba muy bueno. Como no se comporta como un Presidente, no se cuanto puedo contar”.

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Realmente es increíble, realmente Argentina es el lugar donde mueren todas las teorías. Ahora hagamos el ejercicio de escuchar discursos de Milei y sus seguidores y tratar de buscar las diferencias con estos personajes cómicos. 

En el canal A24, en 2021, Javier Milei declaró: “Somos superiores estéticamente. Somos mejores en todo y les duele. Como no pueden pelear con las herramientas legítimas, se apalancan en el aparato represivo del Estado. Los zurdos de mierda están perdiendo la batalla cultural”.

Veamos si Micky Vainilla imita a Milei o es al revés. “Queremos vivir como un país serio. ¿Es pecado ser superior?”, dijo el personaje en uno de sus sketch. 

Sería más gracioso si no viviéramos en este país y nuestras vidas no estuviesen en manos de este Gobierno. Pero, realmente si Milei hubiese surgido unos años antes, podría ser un genial sketch de Capusotto. 

Escuchemos ahora a sus seguidores. Agustín Laje, por ejemplo, aseguró que “cada balazo bien puesto para los zurdos ha sido para nosotros un momento de regocijo”. “Nos ponemos de pie y aplaudimos a las fuerzas de seguridad porque en este país debe regir la ley”, agregó.

En un reconocido fragmento, el Gordo Dan dijo que la agrupación Las Fuerzas del Cielo es ”el brazo armado de La Libertad Avanza” y la guardia pretoriana de Javier Milei. 

Evidentemente, esto no se resuelve prohibiendo estas manifestaciones de humor. Si estos personajes cómicos existieron fue porque reflejaron un particular estado de la sociedad, un creciente sector que, cansado de gobiernos kirchneristas y del fracaso de la experiencia macrista, compró el discurso de la extrema derecha y hoy está haciendo su experiencia con este Gobierno. 

De alguna manera, el libertarianismo es el espejo invertido perfecto del kirchnerismo. Si Martín Rodríguez escribió Orden y Progresismo para referirse a la década de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, podría escribir “Desorden y antiprogresismo” para referirse a la actualidad. Milei, como lo indica el aceleracionismo, encuentra su singularidad y su equilibrio en el caos, en el enfrentamiento y el desorden. 

Marx dijo que la historia se repite como tragedia y luego como farsa y en Argentina parece que deberíamos reescribir este apotegma marxista. En Argentina, la historia se repite primero como sketch de Capusotto y luego como tragedia política. Esperemos que podamos tomar consciencia antes de que los chistes del Micky Vainilla de la Rosada pierdan toda gracia. 

Producción de texto e imágenes: Daniel Capalbo, Pablo Helman y Matías Rodríguez Ghrimoldi.

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