El editorial de Jorge Fontevecchia

Día 355: Javier Tusam, "puede fallar"

La revista económica liberal The Economist elogió al presidente Javier Milei pero advirtió que el "experimento" todavía puede salir muy mal. ¿El plan de estabilización puede fallar?

Día 355: Javier Tusam, "puede fallar" Foto: CEDOC

“En la nota de tapa de The Economist, la publicación liberal más importante del mundo, entre elogios abre el paraguas diciendo: Make no mistake, the Milei experiment could still go badly wrong. ‘No nos engañemos, el experimento de Milei todavía puede salir muy mal’”, comentó Jorge Fontevecchia en el editorial de  Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3). 

Hay dos tapas de The Economist muy famosas de hace unas décadas sobre el boom económico de Brasil hace una década con el Cristo Redentor volando ascendentemente y otra dos años después cayendo en picada. Aquellos presagios de que Brasil no paraba y se iba  convertir en la China de Sudamérica, nos se confirmaron.

Por eso, siguiendo la reconocida frase de Tusam, un mentalista que se hizo famoso en la televisión hace 40 años y que decía “Puede fallar”, decidimos abrir la columna de hoy con Puede fallar de Maya Aimaretti.

Meses previos al 2001, circulaba por los canales de televisión y la radio un chiste político:

El Gabinete está reunido y espera al Presidente que tiene un importante anuncio que hacerles. Cuando llega, les dice: “¿Están preparados?, esto les va a cambiar la vida”. “Sí, no puedo esperar, dígalo, por favor señor presidente”, dicen los políticos. “Bueno, tengo una buena y una mala noticia”, empezó el Presidente. Todos los políticos se miran consternados. “¿Cuál es la buena?”, pregunta el ministro de Economía. “La buena”, dice el Presidente: “Es que el 100% de la deuda externa está cancelada, no le debemos ni un dólar a nadie”. Imagínense, los políticos lloraban de alegría, sacaban champagne, se abrazaban. “¿Cuál es la mala?”, preguntó el vocero presidencial. “La mala”, contestó el Presidente: “Vas a tener que decirles a los argentinos que tenemos 24 horas para desalojar el país”. 

“Todo chiste encierra una verdad”, dijo Freud en “La relación del chiste y el inconsciente”. En este chiste, se puede trazar un paralelo con la situación actual, mientras la macroeconomía parece tener cierta estabilidad, la microeconomía, es decir la vida de los argentinos, que en el chiste tienen que abandonar su país, en la realidad es cada vez más dura. Al 30% del país se lo puede convocar a abandonar el país. 

Es decir, la inflación parece cada vez más controlada. La inflación de octubre fue realmente baja, del 2,7% y el Gobierno bajó el déficit fiscal. Sin embargo, la pobreza subió 13 puntos, del 40% al 53%. Cinco millones de nuevos pobres. En este Gobierno, no solo, al igual que en el gobierno de Alberto Fernández, hay trabajadores formales pobres. También hay trabajadores formales, indigentes.

A partir de la frase de The Economist, vamos a analizar la opinión de algunos economistas y luego, compararemos este plan de estabilización con otros. 

El economista liberal Roberto Cachanovsky declaró que más que una política económica, el plan del Gobierno es uno financiero “basado en atrasar el tipo de cambio e inducir al carry trade”. “El que hace carry trade en algún momento realiza la ganancia, y ahí es cuando se realiza la presión en el mercado de cambios. Eso va a repercutir en el índice de precios al consumidor y podría desbaratar el proyecto político de Milei en las elecciones de 2025”. 

Los inversores financieros tienen horizontes de ganancia de seis meses, no como los argentinos que piensan quedarse a vivir en el país. Por lo tanto, la expectativa de si un plan es sustentable a largo plazo no depende de la inversión de papeles a corto plazo. Como dijo Cachanosky, quienes hacen carry trade tienen la posibilidad de salir en unos meses, mientras que los argentinos, no.  

Qué es el "carry trade" que seduce al mercado

Ahora nos vamos para el extremo ideológico opuesto. Alfredo Zaiat, un economista que es leído con atención por Cristina Kirchner, dijo que el experimento económico de Milei es “una burbuja financiera”. 

“Es un esquema de fomento de la especulación financiera que deriva en un ingreso de dólares para generar estabilidad en el mercado de cambios, que se expresa en una tasa de inflación baja”, explicó. “La historia económica mundial muestra que esa burbuja termina explotando”, sentenció Zaiat.

Es interesante que hay algo común entre ambos audios de dos economistas de visiones ideológicamente totalmente distintas: la fragilidad de una situación económica basada en un buen momento financiero, sostenido en pisar el valor del dólar. “¿Esto es algo propio de un gobierno liberal libertario?” Es como si el Gobierno fuese intervencionista estatal, pero en vez de ser intervencionista en función de generar empleo y fomentar el consumo como Keynes, fuera intervencionista en favorecer a los capitales financieros. 

Obviamente, que baje el riesgo país y que se frene la inflación es muy beneficioso para el desarrollo de la economía porque permite que aparezca el crédito, y el crédito es un dinamizador del consumo y de la producción. 

Ahora pasamos a Hernán Letcher, otro economista crítico del Gobierno y cercano a Cristina Kirchner. Es Magíster en Economía Política en FLACSO y director del Centro de Economía Política Argentina. “Las políticas de Milei ya han tenido un impacto negativo en los salarios y en la actividad” afirmó.

El economista detalló distintos problemas del plan económico del Gobierno. En primer lugar, señaló que Argentina “sigue sin tener dólares”. Además, planteó que “la revalorización del peso hace que el ahorro de los argentinos contra los dólares asciendan a unos 50 mil millones de dólares”. En tercer lugar, el nivel de apreciación hace que muchos argentinos viajen al exterior y que vengan menos extranjeros. 

Por último, afirmó que el modelo tiene ganadores y perdedores. “Los ganadores, como la minería, la energía y el sector financiero solo representan un 4% de los empleos. Entre los perdedores, construcción, industria y comercio generan el 45% de los puestos de trabajo”.

Aunque a este modelo le vaya bien, difícilmente permita que la amplia mayoría de los argentinos vean el éxito en su vida cotidiana”, concluyó Letcher. 

Por su parte, el economista liberal Mariano Fernández, del Centro de Economía Macroeconómica Argentina dijo: “En un nivel más profundo, Argentina ha perdido institucionalidad, y eso se refleja en los grandes virajes que hay en términos de políticas económicas”.

“Pasamos de una década pro mercado a una década con Estado presente, sin escalas intermedias. Uno de los riesgos es que la radicalización del Gobierno de Milei pueda terminar en un movimiento pendular cuando los resultados no sean los esperados”, explicó Fernández. 

Alertan por un posible estallido de la burbuja del carry trade que generaría más demanda de dólares

El economista aseguró que Milei está tomando el riesgo de “estabilizar los precios sin tener en cuenta, o si, los costos que eso implica”. Entre esos costos, señaló el atraso cambiario, y mostró su preocupación por sus consecuencias: “Estos planes provocan bruscas devaluaciones, lo que tiene un impacto en la actividad, los salarios y el ánimo del público”. 

Otro economista liberal, Cristian Buteler, consideró que el plan económico de Milei “ha logrado apuntar al corazón del problema en lo fiscal y lo monetario. Sin embargo, el mayor desafío sigue siendo el frente cambiario”. 

Recordemos que a mediados de diciembre de 2001, los diarios argentinos informaban que había bajado el riesgo país. “Puede fallar”, decía el escapista, mentalista e hipnotizador, Tusam. Con esta frase podríamos resumir todos estos audios. 

Por otra parte, en el audio del economista Mariano Fernández se puede escuchar la repetición de varios elementos del rumbo económico actual, como mantener un peso apreciado y un dólar barato, con respecto a diferentes planes de estabilización latinoamericanos del pasado. 

Luis Caputo y Javier Milei. 

Vamos a analizar fragmentos de diferentes planes de estabilización en Argentina y otras veces que planes económicos mundiales han fallado. 

En 1959, Frondizi presentó el Plan de estabilización y desarrollo. El plan aumentó la producción del petróleo, y las políticas desarrollistas hicieron que la economía creciera, pero el aumento de la actividad industrial generó una masiva importación de insumos, lo que generó inflación y déficit.

Como consecuencia, el Gobierno solicitó un préstamo al FMI y lanzó un plan de ajuste. Presionado por los militares, Frondizi nombró a Alsogaray como ministro de Economía. El nuevo ministro devaluó la moneda, congeló los salarios y redujo el control del Estado. “Hay que pasar el invierno”, declaró el Presidente. 

Alsogaray fue el apoyo fundamental de Carlos Menem en su plan inicial, y llamó la atención como un viejo adversario del peronismo fue cooptado por la capacidad de seducción de Menem.  

Otro plan ortodoxo fue el que aplicó el ministro Celestino Rodrigo, en 1975, tratando de parar la inflación en el Gobierno de Isabel Martínez de Perón, que terminó en el conocido Rodrigazo. 

“Han sido 28 días de lucha patriótica tratando de convencer a los sectores que integran el quehacer económico de la necesidad de una toma de conciencia y de sacrificio, en pos de la Argentina potencia, que es nuestra meta. Mejor que decir es hacer, dijo nuestro líder”, anunció Rodrigo al lanzar el plan. 

Otro plan fue el de Cavallo, que es ortodoxo, pero por lo menos funcionó cinco años.

Todos estos planes, tuvieron momentos en los que parecía que el plan era un éxito y luego, terminaron en grandes desastres. La convertibilidad fue la que tuvo una duración más importante, pero tal vez encerraba una mayor cantidad de contradicciones, porque para mantener la paridad peso-dólar, fue necesario un dramático endeudamiento que terminó en el default del 2001. 

La apuesta al mercado financiero también puede fallar. La historia de los grandes cracks de la historia han probado que, luego de un momento de bonanza financiera, muchas veces llegan grandes crisis, lo que demuestra que la economía no es una ciencia. 

La Crisis Crediticia de 1772 es la más antigua de la que se tiene registro. Fue una crisis financiera que se originó en Londres y se expandió por Europa cuando el banquero Alexander Fordyce perdió 300 mil libras en acciones de la Compañía de las Indias Orientales. El banquero huyó a Francia para evitar el pago de la deuda, pero el colapso de la firma provocó caos en Londres. 

Al disminuir la confianza de la gente en los bancos, una multitud de personas solicitaron el pago de la deuda o solicitaron retirar su dinero. Como consecuencia, las entidades bancarias se declararon en bancarrota. 

Los precios de los alimentos subieron en noviembre y presionan el dato de inflación

El crack del 29, también conocido como la Gran Depresión, se originó en Nueva York cuando el mercado de Wall Street colapsó. 

Más cercana en el tiempo, la Crisis del Petróleo de 1973 tuvo lugar cuando la OPEP, liderada por países árabes, impuso un embargo petrolero a los países que apoyaron a Israel en la guerra de Yom Kipur, causando una escasez mundial de petróleo y causando una recesión en muchas economías occidentales. 

En 1997, la Crisis Asiática dio el golpe final a la convertibilidad argentina. Fue una de las primeras crisis del Fondo Monetario Internacional que se originó cuando la devaluación de la moneda tailandesa se extendió a todo el continente asiático, en parte, por el crecimiento de la deuda externa. 

Un plan que fue altamente exitoso y comenzó con la desregulación de Donald Reagan, aplicando las medidas de Margaret Thatcher en Inglaterra, y siguiendo el experimento de Pinochet en Chile, derivó en la crisis financiera de 2008. La crisis se desató por el colapso de la burbuja inmobiliaria.

Más allá de todos estos grandes fracasos, tanto de los fracasos de los planes de estabilización argentinos, como de los grandes cracks de la historia, ¿qué se puede aprender de todo esto? 

Es interesante tratar de entender el componente estrictamente económico de los planes de estabilización. Según el historiador israelí, Raannan Rein, para poder llevar adelante un plan de estabilización, hace falta un acuerdo político entre los diferentes sectores, no es sólo economía. 

En agosto del año pasado, Raanan Rein sostuvo en Periodismo Puro que “para poder enfrentar un período de hiperinflación, hace falta un consenso mínimo social”. “En los setenta, Israel comenzó un proceso inflacionario que llegó a su cima en 1984. Sólo con un gobierno de unidad nacional y un pacto social logramos una política económica que consiguió bajar la inflación”, explicó. 

No cabe duda que el artículo de The Economist, y la tapa dedicada a las enseñanzas que puede tener Trump del experimento de Milei, es elogiosa, independiente de la frase de que el experimento puede salir mal.

El foco tiene que estar puesto en la palabra “experimento”. El experimento es un procedimiento llevado a cabo para refutar, apoyar o validar una hipótesis, es decir, es una hipótesis. Como decía Tusam, puede fallar. Puede salir bien, o puede salir mal. Lo que tenemos que tener claro es que el éxito de los mercados financieros tiene como horizonte tres o seis meses, mientras que la gente que vive en Argentina tiene como horizonte décadas. 

Producción de texto e imágenes: Daniel Capalbo, Pablo Helman y Matías Rodríguez Ghrimoldi.

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