El editorial de Jorge Fontevecchia

Día 297: Movilización social ascendente 

En el marco de la segunda marcha en defensa de la universidad pública durante la gestión de Javier Milei, es importante enorgullecernos y defender algo que hicimos bien como sociedad: la condición de posibilidad para un sistema universitario público y gratuito al que verdaderamente puedan acceder todos los sectores sociales.

Marcha en defensa de la universidad pública de abril del 2024| La sociedad vuelve a manifestarse a favor de la educación y en contra del desfinanciamiento universitario este miércoles 2 de octubre. Foto: AFP

“Efectivamente si el Gobierno quiere ajustar a la casta, no la va a encontrar en aquellas personas que están frente a un pizarrón en una universidad pública. Esperemos que la sociedad pueda valorar los logros de nuestra universidad pública y decida apoyar a quienes se movilizan para defenderla”, expresó Jorge Fontevecchia en el editorial de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).

Hoy vamos a hablar de la movilización universitaria, de lo que significa la universidad pública en nuestro país y la discusión que se encuentra de fondo en este proceso. Ayer, hablamos sobre el aprovechamiento destructivo de cierta actitud negativa que está en nuestro ser de creer que somos peores de lo que somos, e hicimos un repaso sobre todas las cosas buenas que tiene la Argentina, entre ellas, la educación. 

 

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Esta historia comienza en La Plata, provincia de Buenos Aires. El hijo de un carpintero y una modista estudia medicina. Este muchacho podía, porque la Universidad de La Plata es una casa de altos estudios de prestigio y calidad, y además es gratuita. Hizo sus prácticas en el Hospital Policlínico y, luego de recibirse, atendió en un pueblo de la provincia de La Pampa con resultados asombrosos: prácticamente logró que desaparezca la mortalidad infantil y creó un banco de sangre al que los vecinos acudían voluntariamente. 

Luego continuó capacitándose en Estados Unidos y creó un método revolucionario para curar la arteriosclerosis coronaria, es decir, la patología que resulta de cuando la acumulación de grasa o colesterol tapa las arterias. Estamos hablando del doctor René Favaloro y del bypass. 

Por qué marchamos

En este país se puede ser el hijo de una modista y un carpintero y revolucionar la medicina mundial. Podemos hablar de los enormes talentos individuales del doctor Favaloro, podemos buscar en su biografía y rastrear los hechos que quedaron impregnados en su mente y lo hicieron tan genial, pero lo que no podemos es desconocer que para que existiese el bypass hubo una universidad pública argentina, hubo un presupuesto destinado a sostenerla y hubo una sociedad que pagó sus impuestos y estuvo de acuerdo en que la universidad reciba una partida estatal para que el hijo de una modista y de un carpintero sea médico. 

Probablemente este sentimiento de movilidad ascendente, que está construido en miles de historias como estas más o menos famosas, sea el que produjo la inmensa movilización universitaria de abril y el que genere una convocatoria multitudinaria el día de hoy. La comunidad universitaria, pero también gran parte de la sociedad, lo que está defendiendo es que haber nacido en una clase social determinada no sea necesariamente una condena

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Vamos a hacer un racconto de cómo llegamos a tener este sistema universitario gratuito y luego analizaremos en qué situación queda si se produce el veto del presidente Milei y el Gobierno continúa con su plan de ajuste.  

Vamos a comenzar por el principio de todo: Domingo Faustino Sarmiento es el creador del sistema público escolar. Sarmiento, primero como presidente y luego, como él decía, el cargo más importante que tuvo, director general del Consejo Nacional de Educación, bajo el gobierno de Julio Argentino Roca, casualmente tomado como ejemplo por Milei, que hace exactamente lo opuesto a lo que hacía Roca en la creación de un Estado sólido y fuerte, que impulsó una educación básica pública y laica para toda la población. Probablemente, esta política concentrada en la Ley 1420, la Ley Láinez, sea la que dio la primera condición de posibilidad para los altos niveles de educación que históricamente tuvo el pueblo argentino. Láinez era periodista, y tengo el privilegio de ocupar la silla que lleva su nombre en la Academia Nacional de Periodismo. 

Un sistema básico escolar laico que en pocos años alcanzó a casi la totalidad de los niños del país y volvió al analfabetismo una cifra marginal, cuando en muchos países europeos, el analfabetismo era del 20% o del 30%, como en nuestra madre patria hasta mediados del siglo pasado. 

Además, una educación básica para todos, sean hijos de obreros o terratenientes, es la condición de posibilidad para un sistema universitario público y gratuito al que verdaderamente puedan acceder todos los sectores sociales. 

La marcha multitudinaria en defensa de la educación pública de abril de 2024. 

La primera universidad argentina es la Universidad de Córdoba fundada en tiempos de colonia por los jesuitas. Recordemos siempre que nuestro Papa es jesuita.

Esta casa de altos estudios creada en 1613 impartía básicamente educación religiosa. Luego, en 1821 se creó la UBA y en 1890 la universidad de La Plata. 

Sin embargo, a estas universidades nacionales sólo accedían los hijos de la alta sociedad. La matrícula entre las tres casas de altos estudios era de tan solo 14 mil estudiantes. Con la llegada del gobierno radical de Hipólito Yrigoyen, las clases medias empezaron a tener aspiraciones de que sus hijos puedan estudiar y ser profesionales. Estas fueron, en parte, las condiciones de posibilidad de la reforma universitaria. 

Existe un fragmento audiovisual que explica estos procesos y cuenta que el anhelo transformador de los jóvenes del 18 no se reducía solo a lo académico, identificando a la educación y en particular a la universidad como una herramienta indispensable para el desarrollo de la sociedad. En 1918 había cinco universidades en Argentina, tres nacionales: Córdoba, Buenos Aires y La Plata y dos provinciales: Santa Fe y Tucumán. 

En la Universidad Nacional de Córdoba, los cuerpos directivos no se renovaban jamás, sus miembros eran vitalicios y ni siquiera el cuerpo docente tenía representación en su conducción. El 15 de junio de 1918, la asamblea universitaria debía designar al nuevo rector, una multitud de estudiantes la interrumpe y desaloja a los asambleístas. La asamblea de todos los estudiantes de la Universidad de Córdoba decretó la huelga general. 

Es interesante que el proceso de reforma empezó por los estudiantes, no por los expertos en educación o por los funcionarios que llevaban adelante la tarea de administrar el sistema educativo. 

La segunda parte de la reforma universitaria y de la gloriosa generación del 18 cuenta que el manifiesto de los estudiantes impugnaba, con crudeza, a docentes y autoridades, pero anclaban, en la sociedad, los problemas y sus soluciones. La reforma, en lo inmediato, según Gabriel del Mazo, es una protesta por el estado de atraso espiritual, docente y científico, y por su gobierno oligárquico, pero la misma, solo podrá comprenderse como parte de una transformación más profunda y amplia. 

El primer congreso de estudiantes universitarios, reunidos en 1918 en Córdoba, fue el encargado de dar una forma orgánica a una serie de propuestas de ideas audaces para la época: asistencia libre, periodicidad de las cátedras, concursos para designar docentes, cogobierno, democracia de la universidad, autonomía de la casa de altos estudios, son algunos de los principios sostenidos por aquella juventud que ya no pedía, sino que exigía el derecho a pensar por su propia cuenta

“Atraso espiritual” es una hermosa frase para catalogar aquello que sucedía en 1918 y puede volver a suceder hoy. Gracias a la reforma universitaria y al gobierno radical, nacional y popular, entraron los hijos de la clase media a la universidad. Con el peronismo, llegó la clase obrera a las facultades. 

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Juan Domingo Perón, en su época, defendió la gratuidad universitaria y calificó como “la conquista más grande” que la universidad se llenara de hijos de obreros.

Es muy interesante el parentesco entre las marchas de 1918 y el Mayo Francés del 68. Argentina adelantaba 50 años lo que sucedía luego en Francia. Además, lo que planteaba Perón a fines de la década del 40, es lo que planteaba Lula cuando decía en Brasil que era un hijo obrero que no había podido ir a la universidad, pero que ahora se dedicaba a fundar universidades.  

Luego, otras de las características fundamentales de la formación universitaria argentina es la investigación. En las universidades públicas se forman miles de becarios que forman parte de equipos de investigación y producen conocimiento. 

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Esta realidad materializada en el CONICET, por ejemplo, pero también en departamentos de investigación de varias universidades, fue impulsada por gobiernos y por profesionales destacados. Bernardo Houssay, premio Nobel de Medicina y primer presidente del CONICET, hace más de sesenta años se refería a esto. 

En 1960, Bernardo Houssay aseguró en el entonces Canal 7 que “Sin investigación científica y técnica ningún país moderno puede sobrevivir”.

Este testimonio tiene que ver con tratar de imaginarnos todos juntos aquella Argentina. En 1962, cuando se fundó el CONICET, Argentina tenía desarrollo científico nuclear. El único país de toda Latinoamérica y de Iberoamérica. 

El 2 de agosto de 1962, se creó el primer instituto del CONICET. Nació como una preocupación por parte de aquellos investigadores en desarrollar las líneas de trabajo sobre los ambientes acuáticos continentales. Le da la importancia al agua en su momento. Eran pioneros en la investigación y en reconocer que los humedales son significativos y fundamentales para toda nación.

Es interesante que lo primero que funda el CONICET es el Instituto de Limnología, el estudio de los humedales. 

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Por su parte, Cesar Milstein es otro premio Nobel que destacó la curiosidad de investigadores hablando con estudiantes de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA sobre la necesaria curiosidad que tiene un investigador:Todos ustedes son o fueron estudiantes. Como yo, en más de una oportunidad les habrá parecido aburrido y tedioso tener que aprender un tema u otro, y ello es así porque nuestro aprendizaje, si bien en cierta forma es un descubrimiento, no involucra ninguna aventura. Pero sí fue una aventura la que vivieron quienes contribuyeron a llenar los libros que hay que estudiar para aprobar los exámenes. El motor de la ciencia es la curiosidad con las preguntas constantes: ¿Y eso cómo es? ¿En qué consiste? ¿Cómo funciona? Y lo más fascinante es que cada respuesta trae nuevas preguntas. En eso los científicos llevamos ventaja a los exploradores, cuando creemos haber llegado a la meta anhelada, nos damos cuenta de que lo más interesante es que hemos planteado nuevos problemas para explorar”.

Este discurso que da Cesar Milstein cuando vuelve a la Argentina es en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, podríamos decir que era un discurso fundante, le recomiendo a todos los padres que busquen y le lean completo el discurso a sus hijos.

Allí, el sabio científico comparaba al científico con el niño y decía que la curiosidad es el motor de la ciencia, la curiosidad que tiene el niño que pregunta siempre por qué.   

Es interesante, porque también el motor del periodismo es la curiosidad: no quedarse con la explicación que nos dan, indagar y tratar de entender cómo funcionan las cosas y qué sucedió en realidad en relación a tal o cual acontecimiento. 

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A los científicos del CONICET, el Presidente les dice “ñoquicet” y a los periodistas nos dice “ensobrados”. Evidentemente a este gobierno la curiosidad no le hace mucha gracia, y toda ciencia se basa en la crítica. No hay ciencia sin refutación, que es casualmente lo contrario al dogmatismo que caracteriza a las ideas de nuestro Presidente. 

Ahora vamos a analizar a algunos presidentes, a partir de la democracia recuperada, y el lugar que le dan a la educación pública en sus discursos. Empecemos por el primero luego del retorno de la democracia, Raúl Alfonsín

En la inauguración de una escuela en 1989, Alfonsín defendió estas ideas en un acto público: "La educación proclama la decisión de superar el estancamiento".

Por otro lado, quien no tiene la capacidad oratoria de Alfonsín y es bastante criticado por la Ley de Educación Superior y la Ley Federal de Educación, dos iniciativas a las se les adjudica parte del desfinanciamiento de la educación pública, es Carlos Menem

En una cadena nacional transmitida en 1992, Carlos Menem se refirió a la reforma universitaria: “La educación es una responsabilidad básica del Estado y la sociedad”.

En aquel discurso, se podía ver a un Menem que iba cambiando su peinado. En esta cadena nacional se lo podía ver a Menem con un peinado que “enfocaba al cielo”, como una especie de torre hacia arriba. En lugar de las patillas, de crecerle el pelo hacia abajo, en estos peinados le crecía hacia arriba. A partir de esto se puede hacer cierta reflexión, quizás es simplemente casualidad, con algo con el pelo que tienen este tipo de personas con esta ideología, como el caso de Milei o de Trump, que era muy famoso su peinado con jopo, que no sé qué significa. Quizás es simplemente una identificación estética de nuestro actual Presidente con aquel que él considera “el mejor de la historia”, Carlos Menem. 

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En el siguiente gobierno, el de Fernando de la Rúa, hubo una importante polémica por la reducción del presupuesto universitario. El entonces ministro de Economía, Ricardo López Murphy, hoy diputado nacional, anunció el ajuste a las universidades en 2001. “Las universidades han recibido un aumento importante de recursos durante la última década. Este año, para acompañar el esfuerzo fiscal, las transferencias a las universidades no podrán superar los 1440 millones de pesos, lo que implica una reducción de 360 millones respecto a lo presupuestado”, anunciaba López Murphy en 2001, una persona que, sin dudas, tenía buenas intenciones, pero cuando anunció el ajuste a los universitarios, apenas duró unas pocas semanas. 

Luego de estos anuncios se produjo una importante movilización universitaria, prácticamente todas las universidades del país fueron tomadas por sus estudiantes y hubo importantes marchas a lo largo y lo ancho del país. Dos semanas después de haber asumido como ministro de Economía y realizar estos anuncios, López Murphy presentó su renuncia

Vamos a saltar en el tiempo y pasar a Néstor Kirchner, y a un discurso, luego de su asunción, sobre este tema: “Todos tienen que tener el mismo nivel de acceso a la educación. Demostremos que se puede hacer una Argentina distinta, un país con convicciones, y respetar las ideas que se tienen cuando se llega al gobierno. Aunque a algunos no les guste, otro país se viene”.

Por su parte, ya en su segundo mandato, Cristina Kirchner, en 2013, lanzó el Plan Quinquenal de formación docente: “La educación pública formalizó esta clase media única en América Latina”. Además, se refirió al “valor de la educación pública” como el gran nivelador e hizo referencia a “por acá cerca”, cuando estudiantes de la universidad decían que iban a tener que hipotecar sus vidas para obtener un título universitario. Cuando Cristina se refería a “acá cerca”, hacía referencia, exactamente, a Chile. 

Recordemos que en el año 2013, las luchas que luego determinaron una eclosión social nunca vista en la historia chilena, comenzaron con los universitarios. De hecho, el actual presidente Boric, era uno de los líderes estudiantiles de aquellas revueltas estudiantiles que comenzaron por la universidad, luego pasaron por el aumento de boleto de 30 pesos chilenos, pero luego terminó en esa eclosión social. 

En relación al gobierno de los Kirchner, es interesante señalar que tienen claros y oscuros con el tema de las universidades. Tiene el enorme mérito de la construcción de muchas universidades, fundamentalmente en el conurbano y el interior del país. Al mismo tiempo, en la zona oscura, enfrentaron importantes procesos de movilización estudiantil por el estado de abandono edilicio de escuelas y universidades. 

Por otro lado, Mauricio Macri protagonizó una frase que se hizo tristemente célebre en una conferencia de prensa por los resultados de las Pruebas Aprender en 2017: “Hay una terrible inequidad en el que puede ir a la escuela privada contra aquel que cae en la escuela pública”. No solamente no tenía dotes de orador, sino que muchas veces sus pensamientos eran bastante inadecuados, como este.

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Y llegamos a la actualidad con un fragmento de Javier Milei. Es interesante señalar algo que decíamos en la columna de ayer: para Milei toda esta historia que acabamos de recorrer está mal, es decadente y responsable de todos los problemas que tenemos en la actualidad.

El pasado 26 de marzo, en el discurso de Milei en el Foro Internacional IEFA, el Presidente sostuvo que “la educación pública ha hecho muchísimo daño lavando el cerebro de la gente". Además, señaló que la educación pública lleva a la “lectura de autores que han sido nefastos para la historia de la humanidad”. “Siempre hago el chiste de que si ustedes van a la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, y preguntan quién es Ludwig von Mises, les van a decir que es el 9 de Holanda”, ironizó el Presidente. 

Debo confesar que me subleva. Primero, Von Mises no es conocido prácticamente en ninguna universidad básica, puede ser de posgrado. Trata de un economista que no tiene una relevancia ni es estudiado entre los 10 economistas más importantes de la historia de la economía. Además, decir que la educación pública “le ha hecho mucho daño a nuestra historia lavando la cabeza de la gente", realmente es imperdonable. 

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La realidad es que la educación pública ha formado dirigentes políticos con distintas tendencias, por ejemplo, a Juan Grabois y Miryam Bregman del extremo ideológico de la izquierda y a Carlos Menem, responsable del gobierno al que Milei postuló como “el mejor de la historia” o su ministro de Economía, Luis Caputo a quien considera “un coloso”, según sus propias palabras, o a su ministro de Modernización, Sturzenegger, que estudió en la misma facultad que Favaloro. 

La educación pública en general y la universidad pública en particular es algo de lo que podemos enorgullecernos, es algo de lo que sí hicimos bien como sociedad. Obviamente tiene sus problemas y deben abordarse, pero eso no se va a lograr con menos presupuesto. Se puede discutir cómo se administra el presupuesto universitario, pero hoy un docente responsable de llevar una clase de trabajo práctico gana 460 mil pesos aproximadamente. 

Efectivamente si el Gobierno quiere ajustar a la casta, no la va a encontrar en aquellas personas que están frente a un pizarrón en una universidad pública. Esperemos que la sociedad pueda valorar los logros de nuestra universidad pública y decida apoyar a quienes se movilizan para defenderla. En honor a quienes se movilizan hoy y a docentes, estudiantes y familiares que acudirán a la movilización, nos despedimos, en el formato radial y audiovisual, con Me gustan los estudiantes, interpretado por Mercedes Sosa. 

Producción de texto e imágenes: Daniel Capalbo, Pablo Helman y Matías Rodríguez Ghrimoldi. 

VFT