MILEI EN LA ONU

Día 290: La agenda 1930 de Milei

En su primer discurso ante las Naciones Unidas como parte de su intención de transformar la tradición diplomática argentina, el Presidente acusó al organismo de imponer un "modelo supranacional". Su clásica crítica a la intervención de los gobiernos propone una paradoja: volver antes de la creación del Estado. Milei no se pelea con el mundo, sino con el futuro, porque lo que quiere es ir al pasado

DISCURSO DE JAVIER MILEI EN LA ONU. Foto: AFP

“Con un discurso diametralmente opuesto al que suelen exponer los presidentes en la Asamblea de las Naciones Unidas, Javier Milei dejó de lado la diplomacia y se presentó ante el mundo dispuesto a romper consensos aceptados globalmente: su idea de imponer una nueva agenda, y no la del 2030, acordada por 153 países”, sostuvo Jorge Fontevecchia en el editorial de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1), del miércoles 25 de septiembre de 2024. 

El presidente Milei hizo un discurso de barricada ideológica contra el Pacto del Futuro, la Agenda 2030 (extendida ahora a 2045) y el discurso progresista. El Pacto del Futuro es una iniciativa de la ONU firmada por 153 países que reúne 56 puntos de acuerdo para combatir el cambio climático, la lucha por la igualdad de género, limitar los problemas que pueden generar el desarrollo de la Inteligencia Artificial y enfrentar el terrorismo. 

Este acuerdo lo firmaron países como Israel y Estados Unidos, con los que Javier Milei mantiene un alineamiento automático. Curiosamente, lo han rechazado países contra los que Milei se opone, incluso con muy buenas razones, como Venezuela, Rusia, Corea del Norte, Nicaragua y Rusia, a quienes Milei considera gobiernos de izquierda, empobrecedores, colectivistas o dictatoriales. 

¿Cómo pasó esto? Y una pregunta un poco más concreta: ¿A quién le estaba hablando Javier Milei? Lo que busca continuamente es llamar la atención con posiciones disruptivas. 

Javier Milei acusó a la ONU de "imponer una agenda ideológica" y rechazó la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible 

Primero, hagamos un racconto de anteriores intervenciones de presidentes argentinos en las Naciones Unidas. En general, independientemente de los diferentes gobiernos, Argentina es conocida mundialmente por tener posiciones sensatas sobre la mayoría de los temas, siempre con una posición razonable e intermedia. Luego, vamos a explicar por qué creemos que Milei no se pelea con el mundo, sino con el futuro, porque lo que quiere es volver al pasado. Sería como avanzar hacia el pasado, como en la película Volver al Futuro, que planteaba esa paradoja. 

Empecemos por repasar discursos célebres de presidentes argentinos ante la ONU. En septiembre de 1984, el presidente Raúl Alfonsín presentó su reclamo por las Islas Malvinas en las Naciones Unidas: “Nuestra voluntad negociadora ha tropezado con la intransigencia. Una parte del territorio argentino está sometido, desde hace 150 años, al régimen colonial que le ha impuesto el Reino Unido. Esta situación injusta e ilegal, jamás convalidada por la Argentina, afecta permanentemente nuestra vida nacional”, denunció Alfonsín. 

Otro discurso importante fue el de Carlos Menem en septiembre de 1994, diez años después, donde declaró que “pasamos de un mundo bipolar a tener esperanza”, al caracterizar la coyuntura internacional luego de la caída de la Unión Soviética. Es muy interesante considerando la idea de reivindicación que hace Milei sobre los noventa y sobre la presidencia de Menem. En este tema respecto de la paz y la concordia, evidentemente la posición de Milei es opuesta a la de Menem. 

La Asamblea de la ONU empezó con los pedidos de paz de Lula da Silva para Ucrania y Gaza

En otras ocasiones, los presidentes argentinos utilizaban estos espacios para plantear temas específicos. Lo hizo Alfonsín en el 84, Menem en el 94, y como si tuviéramos un reloj exacto cada 10 años, lo hizo Néstor Kirchner en 2004. En ese momento, continuaba negociando la deuda externa, y sostuvo que era “necesario el rediseño del FMI” para que el organismo “pueda prevenir crisis y ayudar a su solución, cambiando el rumbo que lo llevó de prestamista de fomento, a acreedor con demanda de privilegios”.

Por el contrario, en el entorno del presidente Javier Milei dijeron que su discurso fue un acto de soberanía y que el Presidente quiere que su gestión se vea como “un faro de la libertad”. 

Por otro lado, Milei enfrenta problemas domésticos cada vez más acuciantes, y una renovada cruzada narrativa contra todos los “colectivos” del mundo que “oprimen a los pueblos”, según sus palabras, puede ayudarlo a distraer algo la atención puesta ahora en la pérdida de popularidad que se evidenció en varias encuestas durante el fin de semana. Según la analista política Shila Vilker, entre la imagen negativa y la positiva del Gobierno, hay 10 puntos de diferencia, a favor de la negativa. 

Analicemos algunas definiciones del discurso del Presidente. En su primera presentación ante el organismo mundial, Milei afirmó que la ONU es “una organización que impone una agenda ideológica a sus miembros" y la acusó de mutar de “un escudo para proteger el reino de los hombres” a “un Leviatán de múltiples tentáculos que pretende decidir qué debe hacer cada Estado nación y cómo deben vivir los ciudadanos del mundo”. “Ha sido reemplazado por un modelo de gobierno supranacional de burócratas que pretenden imponer un modo de vida determinado”, acusó el Presidente. 

El Leviatán es un ser mitológico que aparece en las sagradas escrituras. Es una especie de dragón bicéfalo con cuerpo de serpiente que aparece en el Génesis. En la tradición judía el Leviatán es la encarnación del caos venido para dar inicio a la Creación. Sin embargo, para terminar de entender la referencia de Milei hay que avanzar hasta la obra El Leviatán, del filósofo inglés Tomas Hobbes, famoso por su frase “el hombre es lobo del hombre”.

El salón de la Asamblea General de las Naciones Unidas durante el discurso de Javier Milei.

 

En este clásico del pensamiento político explica que el Estado es una suerte de resultado de hombres cansados de vivir luchando en un estado de guerra de todos contra todos, y que hacen un pacto social en el que delegan parte de su poder individual al poder colectivo del Estado. A este poder, Hobbes lo llama El Leviatán por su fuerza de coerción, que al mismo tiempo es el cese voluntario de parte del poder de cada persona. 

 

En ese sentido, desde la perspectiva de Milei, que se opone al nacimiento del Estado como tal, acusa a las Naciones Unidas de ser una especie de Estado supranacional que busca gobernar el mundo. La realidad es que el carácter mundial de la ONU viene a intentar frenar las guerras e inscribir de manera muy moderada la necesidad de regulaciones para frenar el cambio climático y otros problemas como el hambre. Por el contrario, la discusión es que la ONU actúa poco y tiene poco poder, con acusaciones a falta de ejecutividad, y no exceso, como plantea el Presidente. 

En el origen mítico del Estado de Hobbes, Milei defiende el Estado en el que el “hombre es el lobo del hombre” aunque de una manera aggiornada. Es decir, obviamente el Presidente no quiere que la gente se mate entre sí, pero está de acuerdo con que los fuertes económicos prevalezcan sobre los débiles. Para él, el Leviatán estatal no debe intervenir en el cierre de una empresa que fue derrotada comercialmente por otra, por ejemplo. No importan los trabajadores despedidos o sus familias. El mercado, opositor al Leviatán, podrá reubicar a todos en otra empresa. 

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Lo que el Presidente plantea, en un modelo retrógrado, es ir antes de El Leviatán, es decir, antes de la formación del estado. Al mismo tiempo, vamos a compartir un fragmento de Rousseau. Rousseau fue considerado por los libertarios como “el primer comunista”. Por el contrario, él sostenía que “el hombre en estado primitivo era bueno”. Sin embargo, la educación, la sociedad y la lucha por tratar de unos de ganarles a los otros, lo va corrompiendo y haciendo “menos buena persona”. 

Esta es tesis del “Buen Salvaje”, que plantea que el hombre en estado primitivo era bueno, y que la vida social incluye males y vicios que lo pervierten, llevándolo al desorden físico y moral. Casualmente, lo que Milei llamaba “el primer comunista”, era la persona que tenía esa idea originaria de que antes de El Leviatán, el hombre era mejor.

El Presidente se refirió directamente a la Agenda 2030 y la definió como “un programa socialista” y declaró que las medidas de cuarentena que impulsó Naciones Unidas durante la pandemia del COVID-19 deberían ser consideradas “un delito de lesa humanidad” por atentar contra la libertad. “La historia del mundo demuestra que la única manera de garantizar la prosperidad, es limitando el poder del monarca”, sentenció. 

Hay una idea que logró construir el gobierno de que Milei, por lo menos en Argentina, es un dirigente de talla mundial al que todo el mundo quiere escuchar. Esto no siempre tiene este efecto. De hecho, en el momento en el que habló Milei, el salón tenía muchos asientos de delegados vacíos, aunque lo mismo sucedió durante los discursos de otros expresidentes argentinos. 

De qué se trata la Agenda 2030 que criticó Javier Milei en su discurso en la ONU 

Por otra parte, podríamos decir que el discurso en el extremo opuesto al de Javier Milei, tan de barricada como el de él, fue el del mandatario colombiano Gustavo Petro. El presidente colombiano incluso citó al argentino: "En su poder de prohibición y censura gritan: ¡Viva la libertad carajo! Pero es solo la libertad del 1% más rico de la población mundial", proclamó durante su presentación. 

Más allá de la posición ideológica, opuesta a la de nuestro jefe de Estado, el presidente de Colombia, que tiene fama de gran orador, dio su discurso sin leer, mientras que el de Milei lo hizo leyendo. 

Es muy interesante este duelo discursivo entre Milei y Petro porque ambos comparten una estructura narrativa que podría resumirse sintéticamente en el siguiente discurso: “Estamos viviendo un mal momento y podríamos estar peor, porque hay una élite que impone sus ideas al resto, pero ahora estoy yo, que los voy a detener”. Sólo que, para Milei, la élite son los burócratas y políticos internacionales y para Petro, son los ricos que concentran el 1% del capital mundial.

Quién tuvo un discurso interesante fue el presidente chileno Gabriel Boric, quien, a pesar de provenir de la izquierda, no dudó en criticar al régimen de Nicolás Maduro: "Chile está muy atento frente a la crítica situación de Venezuela porque estamos ante una dictadura que busca robarse una elección", declaró el mandatario chileno.

La mayoría de los países que firmaron el Pacto Futuro de la ONU, intentan explicitar la idea de que bajo el Estado en el que el Leviatán, como dijo Milei, no interviene, los empresarios hacen lo que quieren, el cambio climático llega hasta niveles críticos, avanza la desigualdad y la violencia de género. 

Esto mina la sustentabilidad de los sistemas democráticos porque destruye la confianza de la sociedad en que los sistemas políticos pueden dar solución a los problemas diarios. Y en ese momento, sí, es un todos contra todos si el Estado no interviene. Por eso, más vale Leviatán interviniendo en algunos puntos claves que su inexistencia. 

Desde la perspectiva de Petro, este Leviatán interviene poco y deja al 1% más rico hacer lo que quiere, a pesar de que en su discurso plantea regularlo. En el discurso de Milei, este 1% más rico son “héroes benefactores de la humanidad” que enfrentan la permanente intervención estatal que le impide generar más riqueza.

Aquí tal vez debamos preguntarnos qué mira Milei cuando dice “futuro”. Nuestra tesis es que Milei tiene un problema con el tiempo, porque más que pelearse con el mundo, se pelea con el futuro.

Javier Milei junto a parte de su gabinete en su paso por la Bolsa de Nueva York antes de presentarse en la ONU. 

Como ya dijimos alguna vez, Milei no es conservador porque no quiere conservar las tradiciones actuales, sino que es retrógrado y quiere volver al pasado, a la idea en el anarquismo y el planteo de Rousseau de “salvaje puro”, en la que había más virtud en el ciudadano institucionalizado en la sociedad. La idea del futuro en el pasado no es nueva y estaba presente en las culturas antiguas, como en nuestros pueblos originarios, entre Mayas, Aztecas y en las culturas andinas, fundamentalmente los Incas, que tenían la idea de que el futuro estaba en el pasado. 

Los anarquistas también tenían la idea de volver antes de El Leviatán y de la existencia del Estado, es decir, a la anarquía, y consideran que ese es el verdadero lugar. La paradoja es que Milei quiere volver al pasado, como en la película Volver al futuro

Este tipo de planteos hace que Argentina también haya salido del acuerdo macro de la Organización Mundial de la Salud (OMS), porque consideró que su injerencia durante la pandemia fue autoritaria y la acusó de favorecer la implementación de la cuarentena, a la que consideró “un delito de lesa humanidad”. 

Milei se ha vuelto un especialista en hacer que hablemos de lo que él quiere y, fundamentalmente, en lograr que dejemos de hablar de lo que él no quiere. Es como si ahora, con este discurso ante la ONU, nos dijese: “miren el Leviatán” y esto nos distrajera de los temas que evidenciaban el cada vez mayor enojo de la sociedad con el Presidente y la insatisfacción con los resultados que sus políticas producen

Incendios: cuál será la actividad del presidente Javier Milei en Córdoba 

El kirchnerismo tuvo una estrategia similar durante años, sólo que en vez de “El Leviatán”, era “la Corpo”. Sin embargo, el discurso confrontativo del kirchnerismo era sobre la base de una situación económica un poco más estable. Las acusaciones contra los colectivistas, El Leviatán y los socialistas y comunistas que están en todas partes del mundo, le lleva a Milei la dificultad de hacerlo en un contexto de crisis, y puede generar que sea percibido como un presidente más preocupado por la ideología que por solucionar los problemas que está pasando la sociedad. 

Más allá de todo, el Presidente logró llamar la atención con su discurso excéntrico y hasta rompió ciertos aspectos del status quo, como una tradición de la política internacional argentina de no intervención y de moderación. Javier Milei dijo que “venía a cambiar la tradicional política de la Argentina”. Una persona que fue elegida en un balotaje con el 56% de los votos, pero que había obtenido 30% en la primera vuelta, se considera capaz de cambiar toda tradición diplomática argentina de un plumazo.

Producción de texto e imágenes: Daniel Capalbo, Pablo Helman y Matías Rodríguez Ghrimoldi. 

TV DC