El Editorial de Jorge Fontevecchia

Día 236: El otoño de la matriarca

El próximo sábado, la ex vicepresidenta, Cristina Kirchner, reaparecerá en México en el marco del Curso Internacional ‘Realidad político y electoral de América Latina’. A pesar de estar fuera de toda esfera institucional de poder, la ex mandataria sigue ocupando un lugar en la agenda pública, y un importante sector espera su análisis en un contexto regional tenso y con dudas sobre las perspectivas económicas en Argentina.

Cristina Kirchner reaparecerá en público. Foto: Twitter

“Tal vez, este periódo de Cristina Kirchner que comenzó luego de su intento de asesinato, no sea el más celebre en cuanto a adhesión política e intención de voto, pero sin embargo quizás sea el de más profundidad en su propio análisis de el complejo momento que vivimos. Otra de las múltiples razones de por qué seguir escuchándola y estar atentos a sus palabras el sábado”, analizó Jorge Fontevecchia en el editorial de  Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).

Cristina Fernández de Kirchner reaparecerá este sábado en el Curso Internacional ‘Realidad político y electoral de América Latina’, donde disertará sobre el presente político de la región, en medio de las denuncias por fraude en las elecciones de Venezuela y luego del curioso silencio post elecciones venezolanas. A pesar de estar fuera de toda esfera institucional de poder, la ex vicepresidenta y ex presidenta ocupa un lugar en la agenda pública, que analizaremos en este editorial. 

Una frase repetida en el análisis político del país es que Argentina es “aquel lugar en el que, si uno se va 15 días, cambió todo, pero si se va 15 años, todo sigue igual”. Si bien hay muchos aspectos estructurales que no cambian, podemos decir que en los últimos 236 días se produjo velozmente un proceso que quizás fue uno de los cambios políticos más profundos de los últimos 15 años. La política argentina cambió de sol. Si antes, las amistades, enemistades, alianzas y oposiciones se ordenaban alrededor del sol de Cristina Kirchner y Mauricio Macri, ahora lo hacen alrededor de Javier Milei

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La ex presidenta es una figura opuesta en muchas de sus ideas al presidente actual, pero a la vez complementaria en el grado de exposición a la que ambos se someten, y probablemente haya afinidad también en su forma discursiva, “laclausiana”, por así decirlo, de construir el poder a través de formatos que podríamos llamar “populistas”.

No tienen afinidades ideológicas, no tienen formaciones similares ni gustos culturales particulares, y en su estilo, Cristina Kirchner aparece como una hábil manejadora de las situaciones sociales y las interacciones humanas, mientras que Javier Milei es un genial comunicador del mundo digital. Sin embargo, en la estructura de ambos subyace una estrategia populista. Ambos construyen su poder en contra de un enemigo construido, al que se le adjudican todos los males del país. 

En Cristina, son “los poderes fácticos”, y también cierta parte del periodismo. En Milei, el enemigo es “la casta”. Ambos se colocan frente a la historia como bisagras de su tiempo. Como personalidades que serán estudiadas en los manuales de historia en el futuro. Cristina Kirchner asegura que a ella la absolverá la historia, mientras que Milei se hace la idea de estar haciendo “el ajuste más grande de la historia de la humanidad”. 

Milei y Cristina, figuras opuestas pero con similitudes.

El 8 de octubre del 2013, el filósofo Ernesto Laclau explicando qué es el populismo en una entrevista televisiva, aseguró que no es el nombre de una ideología, sino un término neutro: “Populismo significa una forma de construcción de lo político que se funda en interpelar a los de abajo frente al poder”. Y si bien afirmó que se puede dar desde ideologías distintas, sostuvo que “una política de izquierda no puede ser nunca ajena a un matiz populista, porque una política de izquierda tiene que oponerse al arreglo institucional que existe, y eso significa interpelar a las masas”.

Probablemente, solo alguien con esas pretensiones históricas y mundiales pudo sacar a todo un sistema político de su eje, del sol que lo ordenaba todo. ¿Cuál es el futuro de Cristina Kirchner? ¿Dejará no sólo de ser el sol de la política argentina sino que también el eje del rearmado de toda la oposición? ¿O por el contrario, al igual que Lula en Brasil recuperará la centralidad y logrará rearmar una propuesta opositora? 

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La carrera política de Cristina Kirchner 

Cristina Kirchner, en la Convención Constituyente de 1994, manifestó la necesidad de “reconocer los logros de Menem” frente al contexto político en el que se recibió el país en 1989. “Sería injusto sólo criticar este modelo”, señaló la ex presidenta hace 30 años. Aquí vemos a un kirchnerismo próximo al menemismo, otro punto de sutil coincidencia con el Gobierno actual. Sin embargo, más tarde Cristina se alejó de aquella impronta fundacional. 

En contraste, en 1997, Cristina sostuvo en Canal 26 que el kirchnerismo es un espacio “post menemismo”. Se puede ver que resulta interesante analizar cómo cambia el poder a las personas. Una persona que ocupa el sillón de Rivadavia no vuelve a ser nunca más la misma, y Cristina no era la misma antes de ocuparlo. 

En el año 2000, Cristina le hizo definiciones ideológicas al escritor David Viñas en un programa de P&E, donde ya se veía el deterioro que venía surgiendo la convertibilidad. “Es importante que la gente construya sus propias representaciones, que cuando tome una lista y vea quién está, decida en consecuencia”, expresaba la dirigente. “Tengo la obligación de ser optimista, porque soy una militante política, quiero cambiar las cosas y creo que lo puedo hacer”. 

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Luego de la crisis social y política del 2001 y de la mega devaluación de Duhalde en el 2002, se crearon todas las condiciones de posibilidad para el surgimiento del kirchnerismo como movimiento político. Por un lado, la sociedad manifestó con contundencia que no quería más ajuste ni austeridad, y por el otro, buena parte de la competitividad de la industria argentina se había recuperado por la salida de la convertibilidad y la devaluación. 

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Además, los precios de las materias primas tuvieron su boom por la incorporación de China al comercio globalizado, y fundamentalmente, al consumo de la creación de su clase media. Esto hizo que hubiese un giro a la izquierda en la sociedad, con crecimiento del empleo y un Estado con dinero en la caja, vía el masivo ingreso de divisas. Néstor y Cristina Kirchner fueron probablemente quienes mejor leyeron esta situación.  

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En el año 2003, Mirtha Legrand, con la soltura de una persona de su edad que no tiene nada que perder, le preguntó a Nestor y Cristina si “se acercaba el ‘zurdaje’”. “Hablar en esos términos le costó 30.000 desaparecidos a los argentinos”, respondió Nestor. 

En el año 2007 se llevó a cabo la cadena nacional donde Cristina Kirchner asumió su primera presidencia, junto a la banda y el bastón presidencial de manos de Néstor Kirchner. Según Guillermo Moreno, el jefe político de Cristina Kirchner y de todo el kirchnerismo era Néstor. Uno de los momentos claves en la vida política de Cristina fue el de suceder a su pareja. Probablemente su consejero más valioso. 

Hagamos un viaje en el tiempo hacia 2010, luego de la muerte de Néstor Kirchner. En cadena nacional, Cristina afirmó que, a diferencia de quienes decían que ese era su momento más “difícil”,  en realidad era su momento más “doloroso”. “Es la pérdida de quien fue mi compañero durante 35 años. Compañero de vida, de luchas y de ideales. Una parte mía se fue con él”, declaró la entonces presidenta. 

Cristina Kirchner, durante su primer mandato, enfrentó la crisis con el campo por las retenciones, como mencionamos, uno de los principales combustibles del kirchnerismo para darle respuesta a esa sociedad corrida hacia la izquierda. Luego tuvo que enfrentar una derrota electoral a manos de Francisco De Narvaez en el 2009, y tras esto, la muerte de Kirchner en el 2010. Sin embargo, contra todo pronóstico, se logró ordenar la economía y Cristina Kirchner fue reelecta presidenta en el 2011, con el 54% de los votos

En su segunda asunción presidencial, Cristina juro por “Dios, la Patria y por sobre Santos Evangelios, desempeñar con lealtad y patriotismo el cargo de presidenta de la Nación”, y observar y hacer observar, en lo que de ella dependiera, la Constitución de la Nación Argentina: “Si así no lo hiciere, que Dios, la patria y Él me lo demanden” .

Hay dirigentes del peronismo, como Alberto Fernández, que resaltan las diferencias entre Néstor y Cristina Kirchner. Daniel Arroyo, ex ministro de Desarrollo Social y actual diputado nacional, envió un audio a la producción de Modo Fontevecchia  en el que da su parecer al respecto y mencionó dos diferencias “determinantes” entre los dirigentes: “Nestor Kirchner construía políticas a partir de la gestión, su eje central era la gestión y la políticas públicas, no lo discursivo”, explicó. “En el caso de Cristina, su eje no ha estado puesto en gestión, sino más en el discurso y en la construcción del relato”. “Lo de Nestor era ordenar y equilibrar el funcionamiento económico más a favor del trabajo, y Cristina tenía que ver con transformar profundamente esas relaciones”, agregó el diputado.

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Hoy, Cristina Kirchner enfrenta múltiples causas por denuncias de corrupción contra su Gobierno. A pesar de que su profesión es de abogada, sus alegatos y defensas siempre tuvieron una particularidad: fueron en clave política. Cristina en general no responde sobre hechos, lugares o personas. Sus defensas no siguen la lógica aristotélica, siguen la lógica de la política, de la lucha de fuerzas, de poder. 

Sus argumentaciones podrían sintetizarse en el siguiente guión: “Los poderes fácticos no me perdonan lo que hice por el pueblo argentino, por eso me condenan y me persiguen”. Lógicamente, es un argumento falaz. Puede tener razón en que haya muchos sectores que se opongan a sus políticas sociales por múltiples razones, algunas de ellas inválidas y otras válidas. Eso no invalida que una acusación judicial pueda ser real o no. Sin embargo, Cristina siempre se apegó a este enfoque de responder ante la justicia.

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El 13 de abril de 2016, Cristina tuvo que declarar en Comodoro Py. “Me pueden meter presa, pero lo que no van a poder hacer es callarme”, desafió.

Tras dejar el gobierno y que su espacio político perdiera con Mauricio Macri, logró rearmar un espacio opositor. El 17 de octubre de 2017, Cristina hizo un discurso en el estadio de Racing Club, donde ella preguntaba ante el pueblo a quienes votarían Perón y Evita: “Evita a Cristina, Perón a Taiana, y los dos a Unidad Ciudadana”. “Después de 20 meses de gobierno, podemos comprobar que la única lealtad de Macri es a un grupo concentrado de la economía. Hay que reflexionar, argentinos, estamos a tiempo de poner un límite”, expresaba.

Cristina tuvo que romper el peronismo, ganarle al resto del PJ con un sello político propio, para poder después ser la accionista mayoritaria del peronismo en el 2019 y designar a Alberto Fernández. 

El 18 de mayo de 2019, Cristina revolucionó el sistema político argentino anunciando que no iba a ser ella la candidata a presidente:  “Le he pedido a Alberto Fernández que encabece la fórmula que integraremos juntos, él como candidato a presidente y yo como candidata a vice”.

Como vicepresidenta, Cristina fue muy crítica de quien llevó a la presidencia.  En el acto por los 100 años de YPF, el pasado 3 de junio de 2022, la ex vicepresidenta le habló a su compañero de fórmula, Alberto Fernández:  "Yo lo que te pido, es que la lapicera que tenes la uses". En ese momento, la relación ya estaba absolutamente rota. Aunque ya en 2020, en medio de la pandemia recién asumido el gobierno, había planteado que había “funcionarios que no funcionan”

Tres meses después de este discurso, Fernando Sabag Montiel intentó asesinar a Cristina Kirchner abajo de su casa en la esquina porteña de Juncal y Uruguay. Desde ese momento, hay múltiples hipótesis, varias líneas de investigación, pero se sabe muy poco.  El celular de Sabag Montiel fue borrado, y no hay otros sospechosos o implicados que la novia del atacante, Brenda Uliarte y uno de sus amigos, Nicolás Carrizo. 

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¿Cuál fue el impacto de este brutal ataque a la psicología de Cristina? ¿Estar frente a la muerte cambió algo en ella? Sea por esta razón o por las múltiples causas que enfrentó ella y su familia, Cristina Kirchner paulatinamente empezó a alejarse del protagonismo político. Sus apariciones políticas son cada vez menos frecuentes, y no queda claro cuál es su propuesta para el peronismo. 

En su primera aparición luego del atentado, el pasado 15 de septiembre de 2022, Cristina se reunió con curas villeros y agradeció la compañía de los curas, las hermanas laicas y las hermanas religiosas. “Estoy viva por Dios y por la virgen”, declaró emocionada.

Más adelante en el tiempo, el 26 de junio de 2023, Cristina habló en el acto por la recuperación del avión de “los vuelos de la muerte” en el marco de la candidatura presidencial de Sergio Massa: “Para ganar hay que apostar, siempre”, le recordó la ex vice.

Ahora, vamos a su última aparición pública antes del discurso que dará en el fin de semana en México. El 30 de junio de este mismo año, Cristina Kirchner dio una entrevista en Gelatina, donde afirmó que el peronismo “no quedó viejo”. “Viejos quedaron algunos peronistas”, contraatacó Cristina. 

El ser humano es el único ser vivo que sabe que va a morir. Esta idea, para Martin Heidegger es esencial para el vivir auténtico. Para Heideeggerr hay que “ser para la muerte”. Es decir, vivir sabiendo que uno va a morir es la mejor manera de no desaprovechar el tiempo, de hacer con la propia vida lo que resulte ser lo más significativo. ¿Qué es lo más significativo?, ¿la transcendencia histórica?, ¿los logros?, ¿los afectos?, ¿el amor de la familia y los amigos? Parece que esto, en el fondo, es lo que se debate a Cristina Kirchner luego del enfrentamiento con la muerte o con la cárcel. 

Perón, en su momento, estando preso en la isla Martín García, le escribió a Eva proponiéndole  una vida de tranquilidad en la Patagonia, hasta que se produjo el 17 de octubre y volvió a ocupar la absoluta centralidad política. Luego del intento de asesinato a Cristina, no hubo 17 de octubre, hubo un silencio cada vez más estruendoso. 

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Gabriel García Marquez contó que luego del éxito de Cien años de soledad, pensó en una novela que siga generando venta de libros. Entonces escribió El Otoño del Patriarca, lo que, según él mismo, fue su peor fracaso editorial. Sin embargo, con los años, se volvió su libro más estudiado. El propio García Márquez explicó que cuando “El otoño del Patriarca” salió a la venta, fue una desilusión, porque no tenía nada que ver con 100 años de soledad.

Tal vez, este periódo de Cristina Kirchner que comenzó luego de su intento de asesinato, no sea el más celebre en cuanto a adhesión política e intención de voto, pero sea el más profundo en cuanto a su propio análisis de este complejo momento. Otra de las múltiples razones de porque seguir escuchándola y estar atentos el sábado. 

El hombre, dijo Borges, es, a la larga, sus circunstancias. Tal vez el precio de las materias primas, la rebelión popular del 2001, la competitividad vía la devaluación de Duhalde, la ola de presidentes progresistas en Latinoamérica, dieron como subproducto a Cristina Kirchner. Esas circunstancias cambiaron. ¿Qué Cristina Kirchner generarán? Habrá que esperar para verlo, pero cuesta creer que vuelva a ser el sol que ordenó, hasta hace 236 días, la política argentina.

Producción de texto e imágenes: Daniel Capalbo, Pablo Helman y Matías Rodríguez Ghrimoldi.

AO FM