Recesión

Carne: "Es el producto más barato de la canasta, pero está en mínimos históricos de consumo"

Lo advirtió el titular de la CAMyA que nuclea a las empresas de la industria matarife. La poca rentabilidad deriva en desinversión, muchas carnicerías ni tienen la habilitación sanitaria advirtió.

Los exportadores de carne vacuna están expectantes por las ventas al mercado chino. Foto: Reperfilar

Leonardo Rafael, presidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (CAMyA), en diálogo con Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1), señaló que la industria de la carne está una situación muy compleja. “La poca y baja rentabilidad del sector empuja a la desinversión y las irregularidades, porque lamentablemente ya no hay otro lado por donde ajustar”, remarcó.

“El sector está atravesando uno de los peores momentos con niveles muy bajos de rentabilidad. La baja rentabilidad deriva en baja inversión en el área que sea, en las carnicerías, en el transporte, en la industria general. En todos los ámbitos donde siempre se toma el factor de ajuste lamentablemente es en las inversiones. Esta actividad lamentablemente es muy carente de inversiones, tanto en las plantas frigoríficas como en la industria en sí misma, como en la logística y distribución. Ni que hablar en las carnicerías, ya que en muchos de los casos no cuentan ni con las habilitaciones sanitarias de control bromatológico. Las municipalidades no brindan las habilitaciones, lo que es un tema álgido y alarmante.

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Mínimos históricos de consumo

“Los niveles de consumo de carne vacuna, hoy se encuentran en los niveles mínimos históricos, unos 43/44 kilos por persona por año. Ya estuvimos el anteaño en un momento muy similar rondando los 44/45 kilos. Estos tan bajos niveles no son los habituales históricamente no ha pasado. El año pasado tuvimos niveles que oscilaron entre los 49 y 51 kilos, que es el promedio de los últimos 15 años, más de una década que se mantuvo con esos estándar de consumo”, destacó el titular de CAMyA.

“El problema real es el deterioro del poder adquisitivo, no es el precio de la carne. El bajo poder de compra y los elevados gastos que debe afrontar hoy la gente en el día a día, luz, gas, alquileres, colegios, le quitaron gran parte del poder de compra para el consumo. La carne en verdad es lo más barato, no hay otro producto que brinde la proteína, que es alimento y genera los recursos que genera y que tiene el costo que hoy tiene. No hay otro producto mejor que pueda llegar al consumidor, después de 4/5 años que tarda el proceso de cría y engorde de un animal para su consumo. Por eso, la carne es el producto más barato de la canasta hoy sin duda”, explicó a Modo Fontevecchia.

Por su parte, Sergio Pedace, vicepresidente de Camya en el mismo sentido señaló en recientes declaraciones a Mercado x Expertos: “El precio de la carne es barato en base a la inflación, al dólar, a otros productos, pero no es barato en base a los sueldos. ‘Doña Rosa’ está complicada para comprar carne”.

Desde la Cámara de matarifes señalan: “La faena bovina ascendió en abril a 1.071.761 cabezas, lo que representa una caída de 9,1% respecto al mismo mes del año anterior. De esta forma, se profundiza la tendencia a la baja iniciada en diciembre de 2023”

“El consumo aparente de carne bovina se estimó en 40,3 kg por habitante por año en marzo, alcanzando su menor nivel desde mayo de 2021, mes en el que la producción de carne se había reducido notoriamente por el cierre de las exportaciones. La caída alcanza el 3,3% si se compara con el mes previo, y un 30,0% si se compara con marzo de 2023”, es la proyección alcanzada durante el tercer mes del año, según informaron desde la CAMyA.

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Consumidor final es el formador de precios

Leonardo Rafael indicó a Modo Fontevecchia: “El formador de precios en nuestra actividad es el consumidor final, porque insisto, según el poder adquisitivo es como se traccionan los valores en la hacienda y en el mostrador. Nosotros tomamos referencia de precios del Mercado de Hacienda de Liniers, pero el juego es simple: en cuanto hay oferta de mercadería sin demanda, los precios bajan. Lo hemos visto en momentos con una inflación mensual del 15% o 17%, sin embargo el precio de la carne permaneció estancado o hasta tuvo un retroceso en valores de hacienda. Es tan dinámica nuestra actividad que el precio lo regula el consumidor final”

Y agregó: “El deterioro de salarios empuja al ‘amesetamiento’ de todas las actividades. Por el momento no veo que los salarios tengan un crecimiento por arriba de la inflación pero en un futuro podría estarlo”. Desde la entidad que nuclea a los matarifes destacan “Algo importante a tener en cuenta al mirar la desagregación del precio: El precio final de la carne no es una suma de costos. Como cualquier mercado competitivo, se determina por interacción entre la oferta (el carnicero) y la demanda (los consumidores). Este precio es independiente de cómo se conforme la cadena productiva hasta llegar a la carnicería. Las variaciones de precios al interior de la cadena modifican la distribución de ingresos entre eslabones, pero no el precio final de la carne”.

“En abril el promedio de cortes que integra la media res alcanzó los $7.021, habiendo aumentado un 4,4% respecto a marzo. Esta suba no llegó a compensar la inflación del mes (9,2% en el GBA), por lo que la carne perdió un 4,4% en términos reales. Desde que comenzó el año, el atraso del precio de la carne frente a la inflación determina una caída de 13,9% en términos reales”, remarcó la entidad.

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Previsibilidad sin trabas ni retenciones

“Mejor incentivo para la producción, creo que con que le dejen reflejar sin interponerse ninguna traba arancelaria ni aplicarse ninguna intervención, como en el caso de las importaciones como con las retenciones. Además, con una precibilidad del negocio y reglas claras, estos tres factores son fundamentales y no hay mejor incentivo para la producción que esos.

Hay que recordar siempre, que para que llegue un kilo de carne al mostrador de la carnicería son necesarios cuatro años mínimo. Por ende, es muy importante la precibilidad que se necesita en el negocio y el sector, tanto respecto de la legislación y las medidas económicas, como también debe tenerse presente que esta actividad es una ‘fabrica a cielo abierto’, nosotros jugamos siempre dependiendo del clima. Es muy importante tanto para el bienestar de la hacienda como para el abastecimiento. Por lo tanto, precibilidad y poder defender la producción sin trabas de aranceles ni retenciones como se tienen actualmente, ese sería el mejor incentivo a la producción”

Oportunidades no solo para los que más invierten

“Respecto de la Ley Bases, desde el sector estamos de acuerdo que debe haber un cambio. Hay que cambiar muchas cosas en Argentina y por algún lado hay que empezar. Respecto al régimen de incentivo RIGI, no solo hay que beneficiar a algún sector puntual, sino a todos los argentinos y a cada uno que quiera emprender o generar algún recurso. Esto además generaría empleo genuino, no solo que sean incentivos a la actividad para que sea rentable para un privado sino que sea generación de trabajo directo e indirecto. Por eso, las oportunidades deben ser para todos, no solo para lo que más invierten sino para todos los que quieran invertir”, señalaron en diálogo con Modo Fontevecchia.