¿Suicidio asistido u homicidio? El cuerpo de la primera mujer que usó una cápsula Sarco mostró signos de estrangulamiento
Según el fiscal Peter Sticher, hubo circunstancias poco claras en la muerte de la mujer estadounidense que usó el artefacto, por lo que consideró la posibilidad de un “homicidio intencional”.
El pasado septiembre una estadounidense de 64 años fue la primera usuaria de la cápsula de suicidio asistido Sarco. Si bien el artefacto prometía una muerte rápida y pacífica mediante la inhalación de gas nitrógeno, el fallecimiento de la mujer se encuentra envuelto en dudas, ya que habrían ocurrido distintas irregularidades durante el proceso, a lo que se suma que el cuerpo mostraba signos de estrangulamiento.
En medio de la controversia por su creación e implementación, la cápsula fue estrenada el 23 de septiembre en un bosque de Merishausen, Suiza. El lugar fue elegido para que la mujer pudiera ver los árboles y el cielo sobre ella. Hacía dos años le habían diagnosticado osteomielitis en la base del cráneo, una infección que afecta la médula ósea y que, en su caso, era intratable debido a un trastorno inmunológico.
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De esa manera, había expresado a The Last Resort, asociación que promueve Sarco, su deseo de morir, el cual dejó asentado en una grabación de cuatro minutos. Según indicaron desde la empresa, la decisión también había sido apoyada por sus dos hijos, quienes confirmaron en escrito su consentimiento y respeto por la postura de su madre.
Al momento del deceso, junto a ella se encontraba Florian Willet, presidente de la compañía, quien permaneció en videollamada con Philip Nitschke, el inventor del aparato, a través de un iPad. Antes de entrar a Sarco, la mujer realizó unas preguntas sobre si debía quitarse los zapatos, lo cual no era necesario, y, después de acomodarse, cerró la tapa del dispositivo y pulsó el botón que activó la liberación del gas.
Según Nitschke, “todo sucedió como se esperaba” y calificó la experiencia como “tranquila y rápida”. Por su parte, Willet monitoreaba signos vitales, como el ritmo cardíaco y la saturación de oxígeno, reportando a su colega cada cambio en los niveles de la paciente. A los pocos minutos de activado el gas, la mujer habría comenzado a mostrar signos de hipoxia que conducirían al fallecimiento en menos de diez minutos.
Sin embargo, a los seis minutos del inicio, un sonido de alarma sorprendió a Willet, quien afirmó a Nitschke: “Ella sigue viva, Philip”. Según el medio neerlandés Volkskrant, Willet indicó que el dispositivo no mostraba signos evidentes de muerte inmediata, por lo que se inclinó sobre la cápsula para observar a la mujer. No obstante, unos minutos después, reportó a su compañero que la paciente había dejado de moverse.
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Debido a que la Justicia suiza considera que la cápsula viola la ley, un grupo de personas fueron arrestadas por su utilización: Willet, dos abogados de Last Resort y un periodista neerlandés, ya que eran sospechosos de "incitar al suicidio" y brindar asistencia para suicidarse por estar en el sitio. Al respecto, el fiscal suizo Peter Sticher explicó que las detenciones se realizaron para asegurar que "no estaban conspirando entre ellos ni ocultando evidencias". Finalmente, todos, excepto el presidente de la compañía, fueron liberados debido a que llegaron después de que la mujer perdiera la vida.
Durante la investigación, Sticher comenzó a considerar la posibilidad de “homicidio intencional” a raíz de las circunstancias poco claras de la muerte y los hallazgos en el cuerpo de la mujer. En ese sentido, la autopsia preliminar reveló marcas en el cuello que sugerían posibles signos de estrangulamiento, en lugar de una muerte exclusivamente por asfixia de nitrógeno. Si bien todavía no se realizó un informe forense completo, el fiscal extendió la detención de Willet, pero sin formular cargos explícitos de homicidio.
Sumado a esto, Sticher también señaló que la cápsula fue abierta y cerrada varias veces durante el proceso, lo cual podía haber alterado el flujo del gas nitrógeno en el dispositivo. De esa manera, y a partir de los datos contradictorios, el caso permanece bajo investigación activa en Suiza. Además, todos los permisos de uso de Sarco fueron suspendidos temporalmente hasta que se resuelvan los hechos.
Por su parte, Nitschke descartó las sospechas del procedimiento y aseguró que se realizó "bien". "Cuando [la mujer] entró en el Sarco, presionó el botón casi inmediatamente. No dijo nada. Realmente quería morir", describió. "Calculo que perdió el conocimiento en dos minutos y que murió a los cinco minutos. Vimos pequeños espasmos en los músculos de sus brazos, pero probablemente ya estaba inconsciente para entonces. Tenía exactamente el aspecto que esperábamos que tuviera", detalló.
La postura de Suiza sobre Sarco
Inventada por el australiano Philip Nitschke, un exmédico conocido por sus posturas controvertidas sobre la eutanasia, la cápsula es una pequeña cabina violeta con ruedas. El usuario tiene que acostarse dentro y responder a una serie de preguntas para confirmar que comprende lo que está haciendo antes de accionar un botón que libera nitrógeno. Se supone que la persona pierde el conocimiento al cabo de unos segundos y muere en cuestión de minutos, según The Last Resort.
En julio, los promotores de este dispositivo lo presentaron e indicaron que quería que fuese utilizado por primera vez en Suiza, lo que causó gran conmoción, ya que el suicidio asistido está permitido en el país, pero bajo la supervisión de un médico. Sin embargo, la asociación anunció a finales de ese mismo mes que la persona que iba a ser la primera en utilizarla, una mujer estadounidense de unos 50 años, fue descartada debido al deterioro de su estado mental.
Contrario a los deseos de la compañía, la ministra del Interior suiza, Elisabeth Baume Schneider, afirmó durante una sesión de preguntas en la Cámara de diputados que la "cápsula de suicidio Sarco no cumple con la ley". En primer lugar, porque no responde a "los requisitos en materia de seguridad de los productos". Además, el uso de nitrógeno dentro de esta cápsula "no es compatible" con la ley de productos químicos, explicó la funcionaria.
Por su parte, Fiona Stewart, abogada y miembro del consejo asesor de The Last Resort, declaró luego del suicidio asistido en el bosque que la asociación "siempre actuó basándose en el asesoramiento legal de sus abogados". "Desde 2021, éstos siempre consideraron que el uso del Sarco en Suiza era legal", indicó la organización en un comunicado.
Willet, copresidente de The Last Resort, "fue la única persona presente en el momento de la muerte" y describió el fallecimiento de la mujer como "pacífico, rápido y digno", según el comunicado, que también señala que los hechos ocurrieron "bajo los árboles", en un espacio forestal privado.
mb cp
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