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Sepultaron a Haniyeh y Teherán prepara un “duro castigo” a Israel

Beirut. Milicianos de Hezbollah en un homenaje al líder de Hamás. Foto: cedoc

Miles de fieles participaron ayer en Qatar en el funeral del líder político de Hamas, Ismail Haniyeh, asesinado en Irán en un ataque atribuido a Israel, que profundiza el temor a una escalada del conflicto en Gaza. Haniyeh, quien residía en Doha, desempeñaba un papel clave en las negociaciones indirectas con Israel para alcanzar una tregua en la Franja de Gaza, gobernada por la facción islámica. 

Irán afirmó que tiene el deber de “buscar venganza” y que la muerte de Haniyeh pone en duda la viabilidad de las negociaciones, tras casi  diez meses de guerra desencadenada por una letal incursión terrorista de comandos de Hamas en el sur de Israel.

Cientos de personas oraron en la mezquita Imam Muhammad bin Abdul Wahhab, la más grande de Qatar, y miles lo hicieron desde fuera, bajo una temperatura de 44ºC. 

El ataúd de Haniyeh fue cubierto con una bandera palestina y será enterrado en un cementerio en Lusail, al norte de la ciudad. Haniyeh y uno de sus guardaespaldas murieron la madrugada del miércoles en un ataque con explosivos en la residencia donde se alojaba en Teherán, informó la Guardia Revolucionaria de la República Islámica de Irán, que era responsable de la custodia del edificio.

El dirigente, de 61 años, vivía en el exilio entre Qatar y Turquía y se hallaba en Teherán para la investidura del nuevo presidente iraní, Masud Pezeshkian. The New York Times, citando a funcionarios de países de Medio Oriente Medio y de Estados Unidos, que hablaron bajo condición de anonimato, indicó que Haniyeh murió por la explosión de un artefacto introducido en la residencia. Tanto Hamas como Irán atribuyeron el ataque a Israel.

Analistas sostienen que para Israel hubiera sido Más sencillo atacar al líder de Hamas en Doha, pero prefirió hacerlo en Teherán, al día siguiente de la asunción del nuevo presidente, y en un edificio protegido por la Guardia Revolucionaria, el poder militar clave del régimen de los ayatolás. El peso simbólico de esa decisión es evidente.

Horas antes de la muerte de Haniyeh, Israel había reivindicado un bombardeo en un suburbio de Beirut, capital de Líbano, que mató a Fuad Shukr, el mando militar de la facción chiíta libanesa Hezbolá, aliada de Hamas y respaldada por Irán. Ambos grupos integran, junto a los houtíes yemeníes,  facciones iraquíes y la Yihad Islámica, el llamado “eje de la resistencia” que enfrenta a Israel.

El portavoz del ejército israelí, Daniel Hagari, aseguró el jueves que el ataque en Líbano fue el único lanzado por su país en la noche del martes en Medio Oriente.

Las muertes de los dos dirigentes avivaron la tensión en una región donde la guerra en Gaza agravó las hostilidades entre Israel y movimientos armados afines a Irán en Siria, Líbano, Irak y Yemen.

“Líneas rojas”.  Una cita en Teherán reunió el miércoles a dirigentes iraníes y representantes de formaciones aliadas en la región, con el objetivo de acordar una posición conjunta, indicó una fuente cercana al Hezbolá libanés, quien pidió el anonimato.

“Se mencionaron dos escenarios, una respuesta simultánea de Irán y sus aliados o una respuesta escalonada de cada parte”, añadió esta fuente.

El líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamanei, prometió el miércoles asestar un “duro castigo” a Israel y el jefe del Hezbolá libanés, Hasán Nasralá, advirtió que el Estado hebreo había cruzado “líneas rojas” y apuntó que una respuesta era “inevitable”.

Los rebeldes houtíes de Yemen también consideraron que “debe haber una respuesta militar”.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aseguró que su país estaba preparado “para cualquier escenario, tanto defensivo como ofensivo”. Netanyahu prometió destruir a Hamas en represalia por su ataque terrorista del 7 de octubre contra el sur del país, que desencadenó la guerra en Gaza.