Orsi y Delgado llegan al balotaje de mañana en un empate técnico
Las últimas encuestas dan una diferencia de apenas décimas entre el candidato del Frente Amplio y el del oficialismo, que en las últimas semanas logró reducir la distancia. Luego de un debate sin grandes agresiones, ambos aseguran que garantizarán la gobernabilidad, con un repartido de poder en el Congreso. Pepe Mujica, protagonista del tramo final de la campaña.
Los uruguayos acuden mañana para elegir entre el continuismo del gobierno de centroderecha o el cambio a la izquierda al estilo del expresidente José Mujica, en una segunda vuelta que los analistas anticipan muy reñida, con encuestas de última hora que muestran a los candidatos cabeza a cabeza, separados por décimas.
Los comicios se llevarán a cabo entre las 8 y las 19.30, y se espera que a las 21.30 las consultoras ya muestren sus primeras proyecciones.
El opositor Yamandú Orsi, un profesor de historia de 57 años, y el oficialista Álvaro Delgado, un veterinario de 55, aspiran a gobernar este país de 3,4 millones de habitantes, considerado la democracia más sólida de América Latina, con un ingreso per cápita comparativamente alto y bajos niveles de pobreza.
Uno de ellos sucederá en marzo al presidente Luis Lacalle Pou, que tiene un alto índice de aprobación, pero está impedido por la Constitución de buscar un segundo mandato consecutivo.
Con Orsi, el Frente Amplio apuesta a recuperar la presidencia que perdió en 2020 tras 15 años de gobierno, el último de ellos con José “Pepe” Mujica. El exmandatario (2010-2015) tuvo un rol protagónico en la campaña de Orsi como “estratega principal”, según el politólogo Alejandro Guedes.
A sus 89 años y a pesar de estar recuperándose de un cáncer, el exguerrillero salió al ruedo para captar nuevas adhesiones. En recorridas y en entrevistas, hizo gala de su estilo de vida austero, que le valió en el pasado el mote de “presidente más pobre del mundo” y criticó a los políticos a quienes “les gusta mucho la plata”.
El delfín de Mujica fue el más votado el 27 de octubre, con el 43,9% de los sufragios, insuficientes para evitar una segunda vuelta.
Delgado, exsecretario de la Presidencia de Lacalle Pou, cosechó solo el 26,7% como candidato del Partido Nacional, pero ahora cuenta con el respaldo de todos los socios de la coalición gobernante, que juntos recogieron el 47,7%.
“Escenario muy competitivo”. Los últimos sondeos muestran una ventaja de Orsi frente a Delgado de menos de un punto porcentual, cuando los encuestadores advierten que los márgenes de error son de al menos tres puntos, por lo que hablan de un “empate técnico”.
“Si bien Orsi ha estado arriba en todas las mediciones, la brecha con Delgado se ha acortado. Es un escenario muy competitivo”, señaló el sociólogo Eduardo Bottinelli, director de la consultora Factum.
“El país está dividido en dos mitades” y es “razonable” estimar que la elección se defina por menos de 50 mil votos, indicó. En 2019 se saldó por apenas 37 mil.
“Pero aunque el triunfo sea por márgenes estrechos no se prevén cuestionamientos al resultado”, aclaró Bottinelli. “Quien pierda lo aceptará pacíficamente y se abrirá una etapa de negociación necesaria entre los dos bloques”. El diálogo parece inevitable porque ni Orsi ni Delgado tienen mayorías parlamentarias.
Tras los comicios de octubre, 16 de los 30 escaños del Senado fueron para el Frente Amplio y 49 de las 99 bancas de Diputados, para la coalición gobernante.
“Tenemos al Senado pronto para salir a la cancha”, prometió Orsi, y aseguró tener “gobernabilidad” para impulsar “las transformaciones que el país necesita”.
“Vamos a abrir los brazos para llegar a los acuerdos necesarios”, dijo de su lado Delgado, confiado en que “una mayoría silenciosa” le dará la victoria, porque “ni los más opositores” pueden desconocer que hoy el país está “mejor” que en 2019.
Analistas no esperan cambios significativos en la política económica cualquiera sea el vencedor, aunque puede haber diferencias en el comercio, con Orsi más volcado a la región y Delgado buscando mayor apertura al mundo.
Ambos candidatos quieren impulsar el crecimiento, en recuperación tras la desaceleración por la pandemia y una histórica sequía. Y reducir el déficit fiscal.
En el único debate de la campaña, Orsi y Delgado se comprometieron a no aumentar la carga impositiva y a combatir la delincuencia y el narcotráfico. La seguridad pública es la mayor preocupación de los votantes según las encuestas. Ayer, cinco días del debate obligatorio en el que presentaron sus principales propuestas para el período 2025-2030, el país comenzó a vivir la veda electoral
La segunda vuelta se llevó a cabo por primera vez en 1999, luego de que un plebiscito celebrado en 1996 reformara la Constitución e introdujera cambios como la creación de las elecciones primarias y la segunda vuelta el último domingo de noviembre.
Desde entonces, solo Tabaré Vázquez, en 2004, candidato del Frente Amplio, logró evitar la segunda vuelta, cuando la izquierda llegó al poder por primera vez en el Uruguay.
Mujica, gran protagonista de la campaña
Agencias
A sus 89 años, y convaleciente de un cáncer, José “Pepe” Mujica salió al ruedo para pedir el voto para su delfín Yamandú Orsi en el balotaje de mañana, en una nueva “jugada” como “estratega principal” de su campaña, según analistas.
“Mujica es una figura convocante, disruptiva, que siempre tiene salidas de tono, pero además ahora se suma en cierta forma una épica de que, a pesar de estar enfermo, está dando todo para el triunfo de Orsi”, dice el sociólogo Eduardo Bottinelli, director de la consultora Factum.
El exmandatario (2010-2015) ya había llamado a votar por el Frente Amplio en los comicios del 27 de octubre, en los que Orsi fue el más votado con el 43,9% de los sufragios, aunque sin superar el 50% para ganar en primera vuelta.
“Tenemos que salir de este pozo”, urgió Mujica en un comentado spot publicitario en el que, sin su dentadura postiza y muy decaído, dijo que se estaba “despidiendo de la vida”. También conmovió a muchos hasta las lágrimas al aparecer en el acto final del Movimiento de Participación Popular (MPP), el principal sector frenteamplista, que Mujica lidera y desde el que diseñó la candidatura de Orsi. “Les doy mi corazón”, dijo entonces.
Ahora, en la cuenta regresiva hacia un balotaje reñido entre Orsi y el oficialista Álvaro Delgado, Mujica ha concedido entrevistas a diestra y siniestra y recorrió Montevideo y el departamento de Canelones, donde se concentra la mayoría de los 3,4 millones de habitantes del país. Criticó al gobierno de Lacalle Pou, cuestionó la “competencia desleal” de los grandes supermercados frente a los almacenes de barrio, defendió la agricultura familiar, defendió el rol del Estado para garantizar la justicia social y habló del sentido de la vida y la inminencia de la muerte y deploró el “consumo atroz”.
“Porque cuanto más tenés, menos feliz sos”.
Para el politólogo Alejandro Guedes, Mujica cumple el rol de “estratega principal” de la campaña de Orsi, y su irrupción actual pese a su frágil estado de salud y problemas de movilidad responde a haber identificado “una vulnerabilidad en el candidato que ha elegido”.
“Es producto de la necesidad”, explica, al señalar que si bien las encuestas muestran cierta ventaja de Orsi sobre Delgado, también indican “un achicamiento de la brecha” entre ambos. “Si hubiera una mayor ventaja (de Orsi) yo no vería la necesidad de que Mujica estuviera saliendo a ser protagonista cuando su situación de salud es bastante delicada”, opinó Guedes.
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