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Lula se lanza contra los franceses

El presidente brasilero expresó, hoy, que quiere sacarse un peso de sus espaldas: se refería a la firma del acuerdo Mercosur-Unión Europea. “Hace 22 años que estoy en eso” se quejó, para señalar que quiere ponerle un moño al tratado de libre comercio y pasar a otra cosa.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva (derecha), y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, son fotografiados después de una reunión bilateral durante la reunión de líderes del G20 en Río de Janeiro, Brasil, el 18 de noviembre de 2024. Foto: AFP

El presidente Lula da Silva expresó, hoy, que quiere sacarse un peso de sus espaldas: se refería a la firma del acuerdo Mercosur-Unión Europea. “Hace 22 años que estoy en eso” se quejó, para señalar que quiere ponerle un moño al tratado de libre comercio y pasar a otra cosa. El líder brasileño tiene otros desafíos en los que pensar hasta el fin de su mandato: el mayor de ellos, sin dudas, es concretar la bastedad del pacto sellado con Xi Jinping, hace una semana, en una alianza que al subir de estatus se transformó de “estratégica” en una “Comunidad de Futuro Compartido”.

El presidente declaró, en forma taxativa: “Quiero aprovechar ese contrato que hicimos con China, que nos da acceso a las nuevas tecnologías que desarrolla este país, y que van desde la inteligencia artificial a la tecnología espacial”. Claro que la prisa brasileña para terminar el tratado con Europa, en discusión desde 1999, tiene aún que superar la resistencia de Francia y de Polonia; si bien esta vez cuenta con el visto bueno de Alemania y España. A diferencia de otros tiempos,  hay sintonía en el bloque sudamericano integrado por Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, más Bolivia (por ahora como Estado asociado).

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Pero la crisis que enfrenta el francés Emmanuel Macron no permite anticipar si los deseos brasileños se verán cumplidos en la próxima cumbre del bloque sureño en Montevideo (próximos 5 y 6 de diciembre). Todo esto pasa en el contexto de una semana en que adquirió visos de escándalo una disputa entre el Palacio del Planalto, los productores agrícolas brasileños y el supermercado Carrefour. Los dueños globales de esta multinacional habían señalado, una semana atrás, que la marca no iría a comprar más productos cárnicos del Mercosur, porque no cumplían con las reglas exigidas a los propios campesinos franceses y europeos en general.  La empresa tuvo que retroceder y pedir disculpas, luego de sufrir un intenso boicot en Brasil que la dejó sin carne para vender durante una semana, justo en vísperas de las fiestas de fin de año.

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Lula no se privó de criticar a los franceses esta mañana, en un encuentro que mantuvo con los industriales brasileños en el Distrito Federal. Dijo, en otros términos, que el Eliseo y el Parlamento francés perdieron la posibilidad de decidir sobre el tema. “Si los franceses no quieren el acuerdo, ellos ya no soplan más el silbato. Ahora, quien tiene la última palabra es la Comisión  Europea. Y Ursula von der Leyen, su presidenta, tiene las condiciones para firmar el tratado”, sostuvo el mandatario brasileño. Fue todavía más incisivo cuando criticó un diputado de Francia que había calificado de “desperdicios” a las carnes del Mercosur. “Quiere que el agronegocio continúe creciendo y causando rabia a ese diputado francés que ridiculizó nuestros productos; porque vamos a hacer ese acuerdo” sostuvo. Se refería al legislador francés Vincent Trébuchet, quien ayer se animó a decir: “Nuestros agricultores (franceses) no quieren morir y nuestros platos no son latas de basura” como para aceptar esas carnes. El hecho ocurrió durante una votación simbólica de la Asamblea Nacional en París contra el tratado, que resultó asombrosamente mayoritaria.

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Para encontrar una salida, hoy se encuentran en Brasilia representantes de los dos bloques. Quieren llegar  a amenizar las diferencias antes de la cumbre del próximo jueves. Pese a todas las dificultades, el gobierno brasileño confía que el tratado será anunciado en esa reunión de presidentes en Uruguay. Si esta alianza comercial tiene finalmente éxito, Lula podrá dedicarse, según sus propias palabras a expandir el comercio con “mercados ascendentes”, como por ejemplo India. Hay, sin embargo, un detalle: cualquier tratado de esa naturaleza exige ser ratificado por todos los parlamentos de los 28 países miembros de la UE más los del Mercosur. De lo contrario, el acuerdo queda sin efecto.