Los latinos empiezan a alzar la voz contra las deportaciones de Trump
Pese al miedo que generan los operativos sorpresa en espacios públicos y puestos de trabajo de la “migra”, el temido ICE, sobre todo los jóvenes de la comunidad latina empezaron a organizar marchas y protestas en diferentes ciudades contra la política de criminalización de la inmigración llevada adelante por el presidente estadounidense.
Miles de personas salieron a las calles en los últimos días en ciudades a lo largo de los Estados Unidos, desde Los Ángeles, California hasta Dallas, Texas, bloqueando carreteras y marchando contra la política de inmigracion con sus masivas deportaciones del presidente Donald Trump.
Trump ordenó detener y deportar a inmigrantes indocumentados con antecedentes criminales y en su cuenta de X la agencia de Control de Inmigración y Aduanas, ICE, publicó videos con varios arrestos de buscados por delitos violentos, incluyendo acoso sexual y robo armado.
Sin embargo, la prensa reporta que alrededor del 40% de los miles de personas ya detenidas, en su gran mayoría latinas, no eran delincuentes, lo que llevó a la comunidad a organizar las protestas en defensa propia.
Loida Flores, una asistente legal bilingüe e hija de inmigrantes mexicanos, ayudó a organizar una manifestación en Oklahoma City. Allí, cientos de personas llegaron a protestar, no solo por las políticas de la administración Trump, sino también una propuesta aprobada por el consejero de la Educación del Estado, que, si llega a convertirse en ley, obligaría a los padres a demostrar su estatus legal al registrar a sus hijos en escuelas públicas.
“Nosotros como ciudadanos estadounidenses tememos por los niños indocumentados en este país, dice Flores a PERFIL. “Y sus papás tienen miedo de que esto sea una trampa para que la policía los detenga”.
Flores habla de un gran miedo en personas de la comunidad latina a ser detenidas por ICE, de que sus seres queridos no lleguen a la casa o que sus parejas sean deportadas. Aun así, la manifestación fue una oportunidad para que se defendiera a pesar del miedo. “Siento que muchos se unieron aunque muchos tuvieron miedo. Se unieron para que sus voces también sean escuchadas”.
En Houston, una manifestación de miles se llevó a cabo el domingo en defensa de los derechos de los inmigrantes. Suzy Soto, una estudiante universitaria, quien asistió a la manifestación, dice que fue importante para ella mostrar su apoyo para los que temen la deportación. “En esta sociedad vamos para atrás”, dice Soto. “Pero seremos nosotros los jóvenes quienes pelearán para hacer que los Estados Unidos sea mejor”.
Aunque el enfoque de las deportaciones dentro de los Estados Unidos ha sido mayormente hacia los mexicanos, las manifestaciones han sido una oportunidad para que gente de varias nacionalidades colaboren en una misma pelea. “No importa qué bandera usas. A todos nos están atacando”, dice Adrián González, quien condujo casi tres horas de Austin a Houston para asistir a la manifestación en su ciudad natal.
En Oklahoma, la situación fue similar: “Había gente de Guatemala, El Salvador, Honduras. Todos eran uno, y se sentía increíble”, recuerda Flores.
Aunque las deportaciones se siguen dando a lo largo del país, las manifestaciones ofrecieron un sentimiento de seguridad para muchos. “Todavía hay personas que temen salir a lugares públicos, pero estoy viendo muchas más personas que sí lo hacen. Muchas de las tiendas que frecuentan los latinos están recuperando sus clientes”, nota Soto.
Gabriel Solis, otro manifestante en la protesta en Houston, dice que el evento ayudó a que la gente se sienta más segura. “Antes de la protesta, por lo menos en las redes sociales, había muchas publicaciones acerca de ICE, de dónde estaban, y daba miedo estar en esas plataformas. En algún punto, me daba miedo entrar a ver”, dice Solis. “Pero ahora, se ha tranquilizado mucho. La gente ya no está tan asustada”.
Las manifestaciones son útiles para combatir el miedo y alzar la voz, pero son apenas un comienzo, advierte González. “No creo que vaya a salir mucho de esto”, lamenta. “Esto solo es el comienzo de la lucha. Queda todavía mucho trabajo que hacer”.
Flores, quien tiene una hija de 19 años, dice que está emocionada de seguir peleando por su comunidad inmigrante y latina. “Yo hice esto para ella, para que ella tenga alguien a quien seguir los pasos y que, pronto, ella también defienda a su comunidad.
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