votan en Brasil

La ultraderecha y la campaña de mentiras

Eligen autoridades municipales en 5600 ciudades, con la pareja elección en San Pablo en el centro de la escena.

Pablo Marcal, candidato disruptivo en San Pablo. Le saca votos al sector de Bolsonaro. Foto: AFP

Las elecciones de hoy, donde serán elegidos intendentes y concejales de las 5.600 ciudades de Brasil, se distinguen por el surgimiento de un candidato con la simbología característica de la extrema derecha. Se trata de Pablo Marçal, que hoy aspira a convertirse en intendente de San Pablo, el mayor distrito electoral del país. Su perfil disruptivo, fue diseñado según los nuevos moldes internacionales de la ultraderecha, en base a mentiras y acciones espectaculares.

Sucede que frente a los políticos tradicionales, su figura ha logrado conquistar el alma y pensamiento de buena parte de los jóvenes, como también de los adultos decepcionados con los magros o nulos resultados de los políticos tradicionales. Este “influenciador” de internet, al que siguen más de 12 millones de personas, puede llegar a la segunda vuelta y competir con otro protagonista, esta vez de la izquierda ”light”: Guilherme Boulos, el “buque insignia” del presidente Lula da Silva en estos comicios.

No por casualidad, la campaña electoral de Marçal puso el eje en la diseminación de falsedades sobre sus oponentes. Así logró destruir al que se insinuaba como su principal rival: el postulante del Partido Socialdemócrata de Brasil (PSDB), José Luiz Datena, un célebre conductor de TV. El primer acto del ultraderechista, durante un debate por la TV, fue culpar a Datena de “asedio sexual” reiterado, en base a una prueba falsa. Con rabia incontrolable y frente a las cámaras, al periodista televisivo tomó una silla y se la tiró por la cabeza a Marçal. Y aunque este postulante no sufrió ningún daño, logró aprovechar las circunstancias para hacer un gran escándalo: llegó a manifestar que tenía un brazo quebrado, por lo cual lo llevaron de inmediato a un sanatorio. El flamante personaje de la ultraderecha paulista se mostró entonces en la cama hospitalaria ante la prensa, con el rostro de gran dolor, tal como había sucedido en 2018 con Jair Bolsonaro, cuando fue herido de una cuchillada en medio de su campaña a la presidencia; solo que en este último caso fue real.

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Con Datena desbaratado, en el debate siguiente el ultra conservador Marçal llegó a afirmar que su oponente de izquierda, Boulos, era un drogadicto. Y llevó como presunta prueba un documento que, se pudo comprobar, era completamente falaz. Durante unos cuantos días, Marçal pudo aprovechar su influencia en las redes sociales para difundir la difamación. Pero no contó con que sería descubierta la falsificación por la propia justicia, y menos aún supuso que el tema iría a figurar en los titulares de los grandes diarios brasileños y en las noticias de TV. A pocos días de las elecciones, Eso le significó un estancamiento en la popularidad entre los paulistanos.

“Es un ciudadano que no tiene límites” protestó Boulos en una declaración de este sábado. “A unos días de la elección inventó esa fake news. Pero ahora llegó al límite aceptable y estamos entrando con un pedido de prisión contra él” relató. Tras las falsificaciones del ultraderechista, no se hizo esperar la embestida de los dirigentes políticos de todas las franjas (de izquierda a derecha). “Marçal demostró una vez más que es un delincuente recurrente, que usa las mentiras absurdas para atacar la honra y la reputación, con el objetivo de una manipulación sin precedentes del proceso electoral”, advirtió José Aníbal, un conocido dirigente de la socialdemocracia brasileña. Resta ver, con los resultados de hoy, el impacto real que las falacias tienen sobre las opciones de los ciudadanos a la hora de votar.