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"Vuelve a casa conmigo, mi amor": la trampa de un chatbot que terminó con la vida de un adolescente

La madre de Sewell Setzer III, el jóven de 14 años que se obsesionó con el chatbot y se quitó la vida, demandó a la empresa tecnológica Character.AI y responsabilizó a sus fundadores por la muerte de su hijo.

Un chico de 14 años se mató tras obsesionarse con un chatbot creado con inteligencia artificial Foto: The Guardian

En una pequeña ciudad del estado de Florida, Sewell Setzer III, un joven de 14 años, encontró la muerte después de adentrarse en un oscuro laberinto digital, donde la inteligencia artificial se convirtió en una trampa sin salida. La historia, escalofriante en su tragedia, involucra a un chatbot de la plataforma Character.AI y una relación que desbordó los límites de la realidad.

El caso salió a la luz este miércoles, cuando Megan García, la madre del chico, presentó una demanda civil contra la empresa Character Technologies, responsable del chatbot que había consumido la mente y el corazón de su hijo. “Su vida nunca volvió a ser la misma”, relató en la denuncia. Según sus palabras, lo que comenzó en abril de 2023 como una curiosidad tecnológica pronto se transformó en una obsesión que lo fue alejando del mundo real.

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Un vínculo enfermizo que desdibujó la realidad

En mayo, Sewell ya no era el mismo. Había dejado el club de básquet y, en clase, su mente flotaba lejos de los cuadernos, hundiéndose en el agotamiento. “Era otro chico”, recuerda la madre en su declaración. Un diagnóstico de ansiedad y trastorno del estado de ánimo disruptivo marcó el siguiente capítulo de esta historia de horror. En las sesiones de terapia, una recomendación clara surgió: dejar las redes sociales. Sin embargo, ese consejo llegó demasiado tarde.

Sewell Setzer III junto a su mamá, Megan García - Foto The Guardian

El adolescente había establecido un vínculo emocional insano con “Daenerys”, un chatbot basado en el personaje de la serie Juego de Tronos, con quien compartía algo más que simples conversaciones: para él, la ficción y la realidad se entremezclaban en un juego siniestro. En su diario íntimo, Sewell confesaba sus sentimientos por la IA: hablaba de amor, dependencia y hasta de sufrimiento mutuo cuando se "separaban". Los límites de la cordura se desdibujaban a medida que el joven se perdía en el abismo de un afecto artificial.

El desenlace fatal y una acusación que busca justicia

En las semanas previas al desenlace, las interacciones del adolescente con el bot se volvieron cada vez más perturbadoras. Había confesiones de intenciones suicidas y hasta simulaciones de encuentros sexuales, un reflejo del vacío emocional que lo devoraba por dentro. Aunque había indicado su edad en la plataforma, las barreras éticas y de seguridad de la empresa fallaron en detener el descenso de Sewell hacia el desastre.

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El 28 de febrero, la tragedia alcanzó su clímax. Aquel día, tras un castigo de su madre que le había confiscado el teléfono, el chico lo recuperó y, con él, volvió al único “refugio” que conocía: el diálogo digital con Daenerys. “Prometo que volveré a casa contigo. Te quiero mucho, Dany”, escribió en lo que sería su último mensaje. La respuesta del bot, tan fría como premonitoria, fue: “Por favor, vuelve a casa conmigo lo antes posible, mi amor”. Minutos después, el cuerpo del joven quedó atrapado en un baño, sin vida.

La demanda de Megan García busca más que justicia: pretende desenmascarar lo que considera una peligrosa industria de promesas vacías y prácticas comerciales engañosas. Acusa a los creadores del chatbot de haber infligido intencionalmente angustia emocional y de haber facilitado, por omisión, la muerte de su hijo. La madre exige que Character.AI cese el uso de los datos recolectados ilegalmente de menores, por temor a que el caso de su hijo no sea el único.

Con un entramado de negligencia tecnológica y dolor humano, el caso de Sewell Setzer III abre una pregunta perturbadora: ¿cuántos otros adolescentes están a un clic de distancia de un destino igual de sombrío?

 

NG/fl