La política de minerales que aplica Trump con amigos y enemigos
La política exterior del presidente estadounidense Donald Trump con respecto a los países que poseen yacimientos de “tierras raras” (minerales esenciales para tecnologías avanzadas, desde electrónica hasta armamento militar) se ha caracterizado por una estrategia de seducción o confrontación directa mediante aranceles.
Esto es producto del esfuerzo acelerado del gobierno estadounidense de diversificar las cadenas de suministro a nivel internacional y evitar la dependencia de China, que domina la producción y procesamiento global de estos minerales críticos.
La gran disputa. La relación con China es el epicentro de la estrategia de Trump sobre las tierras raras, transformándose en un punto clave de su guerra comercial y tecnológica. De hecho, este domingo se reunirá con su par chino, Xi Jinping, para tratar de acordar una salida definitiva al conflicto.
Sucede que China mantiene una posición de dominio abrumador, controlando la mayor parte de la cadena de suministro global. Este control confiere a Beijing una poderosa palanca de presión geoeconómica.
La tensión escaló cuando Beijing implementó o amenazó con implementar controles más estrictos a la exportación de tierras raras, percibido en Washington como un intento para forzar concesiones comerciales.
Trump respondió a las acciones chinas con amenazas y la imposición de elevados aranceles a los productos chinos, en ocasiones anunciando aranceles adicionales de hasta el 100% sobre importaciones chinas. El suministro de tierras raras se ha posicionado junto a al fentanilo y la soja como los principales puntos de disputa en las negociaciones comerciales.
Diversificación. Consciente de la vulnerabilidad de EE.UU., la administración Trump ha buscado activamente mitigar la hegemonía china mediante acuerdos con socios estratégicos y países ricos en recursos.
Uno de ellos es es Australia, con quien firmó un acuerdo sobre minerales críticos y tierras raras, comprometiendo inversiones conjuntas para desarrollar proyectos de extracción y procesamiento.
El objetivo es consolidar el acceso de EE. UU. a los minerales estratégicos australianos y así reducir la dependencia del monopolio chino.
El giro con Pakistán. La relación bilateral entre EE.UU. y Pakistán es históricamente compleja, marcada por la cooperación en seguridad, pero también por tensiones.
No obstante, en la búsqueda de diversificación y en el contexto de la rivalidad con China, Trump logró un vínculo estrecho con las autoridades paquistaníes para obtener un acuerdo de suministro de tierras raras y otros minerales claves.
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