la “máxima presión”

Irán espera políticas diferentes a las del primer mandato

Fervor. En 2018, Trump retiró a EE.UU. del acuerdo nuclear con Teherán. Foto: afp

Irán instó ayer a Donald Trump a reconsiderar la política de “máxima presión” que aplicó contra Teherán durante su primer mandato y negó cualquier participación en un esquema para asesinarlo, luego de que el Departamento de Justicia procesara a tres personas.

“Trump debe demostrar que no sigue las políticas equivocadas del pasado”, declaró el vicepresidente para Asuntos Estratégicos, Mohammad Javad Zarif.

Excanciller, Zarif ayudó a sellar el acuerdo nuclear de 2015 entre Irán y las potencias occidentales, incluyendo a Estados Unidos.

Pero Trump retiró unilateralmente a Estados Unidos del acuerdo en 2018 y comenzó a aplicó severas sanciones. En respuesta, Irán redujo sus compromisos con el pacto y desde entonces enriqueció uranio hasta el 60%, solo un 30% menos del nivel necesario para armas nucleares, lo que niega sea su objetivo.

Zarif dijo que Trump “debe haber comprendido que la política de máxima presión que inició causó que el enriquecimiento de Irán alcanzara el 60% desde el 3,5%”.

Durante su primer mandato, Trump también ordenó el asesinato del comandante iraní Qasem Soleimani, quien lideraba las operaciones extranjeras de la Guardia Revolucionaria, la Fuerza Quds, abatido en un ataque con drones en Bagdad, en enero de 2020.

El martes, Trump dijo a los periodistas que “no buscaba hacer daño a Irán. Mis términos son muy simples. No pueden tener un arma nuclear. Me gustaría que fueran un país muy exitoso”, afirmó después de emitir su voto.

La victoria de Trump llega en un momento en que Irán ha intercambiado ataques directos con su archienemigo, Israel, lo que genera temores de una mayor expansión regional de los conflictos en Gaza y el Líbano.

Complot. El vocero de la Cancillería iraní, Esmaeil Baghaei, negó cualquier vínculo con una presunta trama para asesinar a Trump, después de que el Departamento de Justicia anunciara la imputación de tres personas por su vinculación con este supuesto complot.

Baghaei dijo que eran acusaciones “sin fundamento” y “parecidas a las formuladas contra Irán en el pasado, y que acabaron resultando falsas, de manera demostrada”.

El principal imputado es Farhad Shakeri, a quien Irán, según la acusación, ordenó  asesinar a un ciudadano estadounidense de origen iraní en Nueva York, así como a Trump. Shakeri sigue prófugo, pero sus dos supuestos cómplices, Carlisle Rivera y Jonathon Loadholt, fueron detenidos.

Shakeri, Rivera y Loadholt fueron acusados de intento de asesinato por encargo, conspiración para cometer asesinato y blanqueo de capitales, delitos con penas máximas de 40 años de cárcel.

Shakeri, quien se cree se encuentra en Irán, ha sido acusado de otros delitos de terrorismo y de violar las leyes de sanciones, que en suma podría suponerle otra pena de cárcel de hasta 60 años.

En respuesta, y en un comunicado publicado en la página web del Ministerio, el portavoz iraní ha denunciado lo ocurrido como fruto de una “conspiración maliciosa orquestada por los sionistas (Israel) y círculos anti-iraníes que no tienen más intención que la de complicar todavía más la relación entre Estados Unidos e Irán”.