González Urrutia pidió a las fuerzas armadas defender la soberanía popular el 10E: "Debo asumir como Comandante en Jefe"

La crisis institucional en Venezuela se agudiza a medida que se acerca el traspaso presidencial. El opositor Edmundo González Urrutia llamó a las fuerzas armadas a reconocerlo como presidente, instando a la institución militar a apoyar su asunción al poder el próximo 10 de enero, cuando el mandatario Nicolás Maduro tomará posesión de su tercer mandato consecutivo.

El pedido de González Urrutia, quien se presenta como el "presidente electo" en las elecciones del pasado 28 de julio, fue expresado en un video divulgado en sus redes sociales, en el que destacó que "por la voluntad soberana del pueblo venezolano" debía "asumir el rol de comandante en jefe".

La solicitud, que fue rechazada por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) afín al chavismo, ocurrió un contexto de máxima tensión en el país sudamericano, sumergido en una crisis social, política e institucional. La tensión fue escalando luego de que el líder chavista se atribuyera el triunfo electoral de los comicios de julio, a pesar de las denuncias de fraude de la oposición y la falta de reconocimiento de una parte de la comunidad internacional.

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Reacción de la Fuerza Armada y el respaldo a Maduro

En la antesala al 10 de enero, González Urrutia no solo encaró una gira internacional en busca de reconocimiento, sino que también incluyó un llamado al cuerpo militar para que legitime su mandato. Su pedido, que desafía abiertamente los resultados del proceso electoral ratificados por la Corte chavista, fue condenada con vehemencia por Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) a, que reafirmó su apoyo al régimen de Maduro.

El ministro de Defensa, general Vladimir Padrino, condenó en duros términos las palabras de González Urrutia, calificándolas como un acto de "politiquería despreciable" y rechazando cualquier intento de desestabilizar el orden constitucional. En un comunicado leído en la televisión estatal, Padrino recalcó que, el 10 de enero, la Fuerza Armada ratificará su compromiso con el "proceso democrático" y jurará lealtad a Nicolás Maduro, quien, según el oficialismo, es el presidente legítimo de Venezuela tras su reelección.

"Que el mundo entero lo sepa, el próximo 10 de enero ratificaremos el irreductible compromiso con la democracia venezolana y reconoceremos al ciudadano Nicolás Maduro Moros como presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, reelecto para el período 2025-2031", señaló el general Padrino.

El respaldo militar a Maduro es clave para la estabilidad de su régimen, que, a pesar de las denuncias de fraude y las sanciones internacionales, mantiene el control del poder desde hace 25 años. En la misma línea se expresó Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela.

"Si Edmundo González Urrutia se atreve a entrar a Venezuela será detenido y extranjero que lo acompañe será tratado como invasor", dijo Rodríguez, el mismo día en que el líder opositor visitaba al presidente estadounidense Joe Biden en el marco de su gira internacional.

La polémica elección y las acusaciones de fraude

Las elecciones del pasado 28 de julio, que enfrentaron a Maduro y González Urrutia, fueron marcadas por denuncias de fraude y falta de transparencia. Nicolás Maduro logró presentarse a la reelección para encarar un tercer mandato consecutivo tras modificar la carta magna. Por su lado, el líder de Vente Venezuela fue el elegido por la dirigente opositora María Corina Machado para competir bajo su nómina.

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A pesar de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó a Maduro como ganador con el 52% de los votos, la oposición sostiene que el verdadero triunfo correspondió a González Urrutia, quien, según su equipo, alcanzó el 70% del sufragio. Sin embargo, la falta de un escrutinio detallado, de la publicación de las actas electorales y la ausencia de garantías en el proceso electoral, fueron criticadas por organismos internacionales y países como Estados Unidos, la Unión Europea y varios gobiernos latinoamericanos.

El rechazo a los resultados fue inmediato, con manifestaciones en todo el país que denunciaban el fraude. Estas protestas fueron rápidamente sofocadas por las fuerzas de seguridad, con un saldo trágico de al menos 28 muertos y más de 2.400 detenidos, incluidos menores de edad. La represión y las violaciones a los derechos humanos se han convertido en una constante bajo el mandato de Maduro, que ha utilizado el aparato estatal para controlar cualquier intento de disidencia.

A menos de una semana de la toma de posesión de Maduro, las protestas han resurgido. María Corina Machado, líder de la oposición y una de las principales figuras detrás de la candidatura de González Urrutia, convocó a nuevas manifestaciones para el 9 de enero, anticipando un clima de confrontación política en las calles. Machado, quien ha sido una firme crítica del régimen chavista, ha llamado a la "desobediencia civil" y a la movilización popular para rechazar lo que considera un fraude electoral y una "usurpación del poder".

La situación política se mantiene tensa, con el chavismo asegurando su dominio sobre las instituciones y la oposición luchando por capitalizar el descontento social y la creciente presión internacional. El CNE, por su parte, sigue sin publicar un escrutinio detallado de las elecciones y ha sufrido un ataque cibernético que ha dejado inoperativa su página web.

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Un futuro incierto

Mientras Maduro se prepara para su tercer mandato a partir del 10 de enero, la incertidumbre sobre el futuro del país sigue siendo grande. La presión internacional y las protestas internas podrían escalar en los próximos días.

El escenario que se vislumbra para los próximos días es incierto. "Entre 1 y 99 grados, el agua no da señales de solidificarse o de hervir", señaló a AFP el profesor de Ciencias Políticas Daniel Varnagy, apuntando a la falta de consenso y claridad sobre la dirección que tomará el país ante la polarización extrema y el enfrentamiento entre el gobierno y la oposición.

El panorama es complicado en línea con el llamado de Machado a las calles de cara al 10 de enero y la alta conflictividad que se registró en la última elección, luego de que Maduro se proclamara ganador. En ese momento, las fuerzas de seguridad neutralizaron las movilizaciones en 48 horas, con gases lacrimógenos, balas de goma y una ola de detenciones que llevó a más de 2.400 personas a la cárcel, entre ellas un centenar de menores de edad, acusados de terrorismo. El saldo fue de 28 muertos, tres de ellos militares, y casi 200 heridos. Tres de los arrestados fallecieron en prisión entre denuncias de abusos y falta de atención médica y unos 1.300 fueron excarcelados cuatro meses después.