Cumbre del G20 en Rio de Janeiro

En la previa del primer G20 de Milei, Guterres pidió a los países que tengan "buen sentido"

Desde Río de Janeiro — El secretario general de la ONU no se esquivó de responder sobre las dificultades presentadas por el gobierno argentino; especialmente en la Agenda 2030, que incluye el combate a las desigualdades y el empoderamiento del mundo femenino.

Antonio Guterres en Río de Janeiro, en la antesala de la cumbre del G20 Foto: AFP

Me gustaría tener contacto con usted”, le pidió por WhatsApp esta periodista el principal representante de Argentina en el G20, Federico Pinedo. Su respuesta textual fue: “Hasta que terminen las negociaciones no puedo hablar”. Su réplica no era de mala fe; en cambio, reveló el punto crítico en que se encuentra el debate de los miembros de este grupo (19 países más dos bloques regionales), sobre el espíritu y la letra de la declaración final. Los asuntos principales distan de ser sencillos; especialmente aquellos dos que tienen relación con la tributación mundial de las grandes fortunas y con reformas esenciales en las Naciones Unidas, sobre todo en su Consejo de Seguridad.

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Brasil, a quien este año le ha tocado conducir y albergar la cúpula presidencial en Río de Janeiro, ha demostrado franco interés en este último tema. Y hoy el secretario general de la ONU, António Guterres, defendió la postura de los brasileños en una conferencia de prensa ofrecida a todos los grandes medios mundiales; se habla de 3.000 periodistas acreditados para acompañar las resoluciones, un número muy elevado para este tipo de reuniones. El diplomático portugués avisó que sólo hablaría en inglés ya que su lengua de origen no figura entre los idiomas oficiales del organismo (sí en cambio el español). 

Lo primero que señaló fue que el sistema multilateral vigente está fuera de los tiempos actuales, con todo lo que eso significa: “El Consejo de Seguridad corresponde a 1945. Para dar una idea: tres países europeos son miembros permanentes (del total de 5). Y no hay ningún africano”, como tampoco latinoamericano. La única “gracia” que se le concedió en la época a un país de Sudamérica le tocó a Brasil y consistió en que sus gobernantes tienen la prerrogativa de discursear en primer lugar, antes que todo los demás, en la asamblea anual de la ONU.

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Guterres no dudó en calificar de “antigua” esa estructura y advirtió que “hay una gran ineficiencia por causa de las divisiones geopolíticas”. La estructura todavía vigente aseguró, durante la Guerra Fría, un cierto equilibrio de poderes entre las grandes potencias: Estados Unidos, Inglaterra, Francia, China y Rusia. Cualquier medida adoptada en el seno de las Naciones Unidas, podía ser vetada por cualquiera de estos países del CS; de modo que todo terminaba en un punto cero. 

Pero el mundo de hoy ya no está dividido, como entonces, entre Occidente y los países de bloque socialista. Ahora son todos capitalistas, sin excepción; aunque permanecen diferencias significativas entre ellos. Mientras unos se resisten a ampliar el Consejo de Seguridad,  va in crescendo el número de naciones que buscan la salida por el lado del multilateralismo, al juzgar que ese “enfoque” es más democrático. A eso apuntan las propuestas de incorporación al CS de naciones como India, Brasil, Japón y Sudáfrica, que de ocurrir ampliaría la capacidad de realizar acuerdos y cumplirlos.

Los diplomáticos de las 19 mayores economía del mundo, con una que otra excepción, deben entregar ya el texto de la declaración final para su debate, mañana, en el G20 presidencial. Con suele ocurrir en esta reuniones se analiza palabra por palabra y, si hay grandes desacuerdos se opta por poner una expresión “intermedia”.

El secretario general Guterres no se esquivó de responder sobre las dificultades presentadas por el gobierno de Javier Milei; especialmente en la Agenda 2030, que incluye el combate a las desigualdades y el empoderamiento del mundo femenino. Apeló, a seguir, “a todos los países para que prime el buen sentido”, de modo que se abra la posibilidad de “transformar este reunión del G20 en una cumbre relevante para el orden internacional

Una las cuestiones que más apremian, mencionados por el secretario general de la ONU, es el cambio climático en el mundo: “Este es el año más cálido de la historia” advirtió; al tiempo que recordaba el desastre amazónico por la sequía en 2024 y, en simultáneo, la catástrofe por inundaciones en Río Grade del Sur.