Competencial comercial y geopolítica

Presionada por Trump, Panamá habilitó al poderoso fondo Blackrock la compra de dos puertos tras la acusación de 'injerencia china'

La Casa Blanca celebró la operación comercial que dará una mayor presencia al fondo estadounidense en el Canal de Panamá. Ocurrió luego de que presionara al gobierno panameño de rever el contrato con CK Hutchison, el conglomerado de origen hongkonés.

Puertos de Balboa y Cristóbal de Panamá. Foto: Bloomberg

En un giro estratégico, el gobierno panameño permitió que el consorcio liderado por el gigante estadounidense de inversión Blackrock adquiriera los puertos de Balboa y Cristóbal, situados a ambos extremos del Canal de Panamá, que durante las últimas décadas estuvieron operados por un conglomerado radicado en Hong Kong.

Este acuerdo no solo fue el resultado de una transacción comercial, sino también una respuesta a las crecientes presiones del presidente Donald Trump, quien acusó públicamente a China de "injerencia" en el canal y la región circundante, por lo que amenazó con apropiarse de la vía interoceánica.

Lo que inicialmente parecía ser un simple cambio de propietario en el sector portuario, que pasó de manos chinas a estadounidenses por una operación multimillonaria, se convirtió en un conflicto de intereses geopolíticos entre los grandes actores del comercio global. Ocurrió en el marco de la escalada de tensión entre Washington y Beijing a raíz del aumento de aranceles ordenado por Trump contra productos chinos la amenaza de una escalada del conflicto comercial.

Blackrock se quedó con la concesión de dos de los cinco puertos del Canal de Panamá. 

La presión de Trump y la ‘injerencia china’ como eje de la disputa

La administración de Donald Trump hizo del control del Canal de Panamá un tema clave en su política exterior. Desde su llegada a la Casa Blanca, Trump señaló que el canal, perteneciente a Panamá desde 1999, había caído en manos de China de manera indirecta a través de sus empresas de creciente influencia en América Latina. Entre ellas, CK Hutchison, un conglomerado empresarial con sede en Hong Kong que operaba los puertos más estratégicos de la vía interoceánica.

El presidente estadounidense no dudó en calificar esto como una amenaza para los intereses y la "seguridad nacional" de Estados Unidos, afirmando en varias oportunidades que "le dimos el canal a Panamá, no a China, y lo vamos a recuperar". En sus intervenciones públicas, Trump dejó claro que consideraba que China había aprovechado el canal para expandir su influencia en la región, lo que provocó reacciones tanto en Panamá como en la Casa Blanca.

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Pero la retórica de Trump, considerada amenazante por el gobierno panameño, no quedó en meras declaraciones de campaña sino que fue resaltada en su discurso ante el Congreso estadounidense a principios de marzo, marcando así uno de los ejes de su segundo mandato. El gobierno panameño, consciente de la compleja situación diplomática que esto generaba, se vio presionado a tomar medidas, temeroso de una intensificación de las tensiones con Washington.

Puertos de Balboa y Cristóbal de Panamá.

Las autoridades de Panamá, en tanto, no solo se reunieron con funcionarios de alto nivel de EEUU sino que ordenaron una revisión del acuerdo con CK Hutchison, el gigante chino que hasta enero de 2025 seguían teniendo la concesión de los puertos panameños de Balboa y Cristóbal en el Canal de Pana´á.

Fue en este contexto que Blackrock, el fondo de inversión estadounidense que se jacta de ser uno de los más poderosos y prominentes del mundo, entró en escena. En un movimiento estratégico, el histórico acreedor de países en desarrollo, incluida Argentina, convocó a sus aliados del consorcio Global Infrastructure Partners (GIP) y Terminal Investment. 

En conjunto, acordaron comprar en una operación que resultó en el pago de 19.000 millones de dólares a CK Hutchison. Esta venta representó un giro significativo, ya que, aunque CK Hutchison había gestionado estos puertos desde 1997, la presión política de Estados Unidos habría la aceleración de una transacción que podría haber tardado años.

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La dimensión política de la compra de los puertos del Canal de Panamá

El acuerdo de Blackrock con CK Hutchison no fue solo una transacción comercial. En un contexto donde el gobierno de Trump había presionado constantemente a Panamá sobre la influencia china en el Canal, la venta de estos puertos fue interpretada como un triunfo de la diplomacia de ese país. La operación tuvo lugar en un momento de tensiones geopolíticas con China, y al involucrar a un actor estadounidense en la gestión de estas infraestructuras, se minimizó la percepción de que Beijing tenía un control significativo sobre la vía interoceánica.

El Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, controlado por los republicanos, interpretó la operación como una victoria política bajo la administración Trump, destacando que "China está siendo expulsada de Panamá, y EE. UU. está ganando gracias al presidente Trump".

El respaldo de Estados Unidos a esta operación fue claro y directo. Marco Rubio, senador republicano de Florida y uno de los principales defensores de la política de Trump hacia China, no tardó en reaccionar al acuerdo. Rubio, quien ha sido un ferviente crítico de la influencia china en América Latina, celebró la venta como un “triunfo” para la estrategia de la Casa Blanca. En sus declaraciones públicas, Rubio destacó que el acuerdo con BlackRock significaba un paso hacia la expulsión de China de las operaciones clave en el Canal de Panamá, lo cual consideraba esencial para la seguridad económica y estratégica de Estados Unidos.

Larry Fink, CEO de Blackrock.

En enero de 2024, Marco Rubio, senador de Florida y uno de los principales aliados de Trump en la política exterior, también expresó su preocupación por la creciente presencia china en la región. Durante una entrevista en el programa Megyn Kelly Show, Rubio afirmó que la gestión de los puertos de Panamá por parte de una empresa con sede en Hong Kong representaba una "amenaza" para los intereses de Estados Unidos. Rubio y otros miembros de su partido vieron en la venta de los puertos la oportunidad de reducir la influencia de China en el Canal y restaurar la posición dominante de Estados Unidos en una de las rutas comerciales más cruciales del mundo.

El CEO de CK Hutchison destacó el aspecto "comercial" de la venta

Por otro lado, el magnate Li Ka-shing, presidente de CK Hutchison, intentó distanciar su conglomerado de las acusaciones de injerencia china en la región. A través de un comunicado, CK Hutchison subrayó que la venta de los puertos había sido un proceso "puramente comercial" y que no tenía ninguna relación con las presiones políticas sobre el gobierno panameño.

Li Ka-shing, reconocido por su influencia global, se mostró firme en defender que las operaciones de su empresa en Panamá eran simplemente una parte de una estrategia de expansión internacional, y desligó el asunto de Beijing. Especialmente luego de una semana de escalada bilateral con Washington a raíz del aumento de los aranceles a las importaciones chinas anunciados por Trump, que motivó una declaración del embajador chino en EEUU quien dijo que estaban preparados para "cualquier tipo de guerra".

El CEO de CK Hutchison, Li Ka-shing, celebró la venta de la concesión de los puertos del Canal de Panamá.

A pesar de estos intentos por desvincularse de la política, la venta de los puertos generó amplias reacciones tanto dentro de Panamá como en el ámbito internacional. Mientras que en Panamá se observó con cautela la intervención de Estados Unidos en el proceso de privatización, el gobierno panameño se vio obligado a facilitar el acuerdo para evitar que la situación se convirtiera en una crisis diplomática. Las autoridades de Panamá, aunque afirmaron que el proceso cumplió con todas las regulaciones y leyes nacionales, no pudieron evitar las presiones de un contexto internacional cada vez más polarizado entre Washington y Beijing.

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Cómo fue la compra de los dos puertos de Panamá

La noticia de la compra de los puertos de Balboa y Cristóbal fue anunciada por CK Hutchison, un conglomerado con sede en Hong Kong que operaba una extensa red de puertos alrededor del mundo, incluyendo 43 terminales en 23 países. Estos puertos, situados en las entradas del Pacífico y el Atlántico del Canal de Panamá, fueron piezas clave en la infraestructura logística global, manejando una porción significativa del comercio mundial.

El acuerdo, publicado inicialmente por la agencia Bloomberg, ascendió a 19.000 millones de dólares y determinó el nuevo concesionario de los puertos que son clave en términos de transbordo y logística. Se trata de dos de los cinco puertos situados en las inmediaciones del Canal de Panamá, siendo Balboa la terminal de transbordo más importante de América Latina.

Ambos puertos son clave para el comercio internacional, manejando millones de contenedores al año. Balboa, en particular, tenía una capacidad de transbordo impresionante, con más de 5 millones de TEUs (Unidades Equivalentes a un Contenedor de 20 pies) anuales, lo que lo convirtió en un centro clave de reexportación para mercancías que cruzaban el Canal.

A pesar de que Cristóbal tenía un menor volumen de carga que Balboa, su ubicación estratégica en la entrada atlántica del Canal le confería también una relevancia significativa. Ambos puertos no solo servían como puntos de transbordo, sino que eran esenciales para la conectividad marítima entre América Latina, el Caribe y el resto del mundo.

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En medio de la tensión entre las dos potencias, la administración panameña reiteró que el Canal -y toda la infraestructura crítica- sigue bajo el control de su país y que las concesiones a empresas extranjeras, como la realizada con CK Hutchison y ahora con Blackrock, uno de los fondos más poderosos del mundo, no comprometen la soberanía nacional. 

El Canal de Panamá fue un tema recurrente en la política exterior de los Estados Unidos, especialmente bajo el liderazgo del magnate republicano. Durante su presidencia, Trump mostró un fuerte interés por volver a tomar el control de esta infraestructura estratégica, que históricamente fue de dominio estadounidense desde su inauguración en 1914 hasta que el tratado de 1977, firmado por el presidente Jimmy Carter, cedió su control a Panamá en 1999, algo que fue considerado un "error estratégico" según la lógica del actual presidente.

 

 

CD / Gi