Jacinda Ardern, la líder más eficaz en la lucha contra el coronavirus
La premier de Nueva Zelanda quiere eliminar la curva de contagios. Empatía, comunicación y firmeza, las claves de su exitoso plan.
Jacinda Ardern crece en las crisis. Su liderazgo, que destaca por la empatía, la compasión y el carisma, está a la altura de las circunstancias, ya se trate de un atentado terrorista o una pandemia que amenaza al mundo entero. Cuando el coronavirus llegó a Nueva Zelanda el 28 de febrero pasado, la primera ministra tomó una decisión osada: eliminar la curva de contagios, en vez de aplanarla, como intentan otros países. Para eso, repitió hasta el hartazgo un lema: "Dale duro y dale pronto".
Apenas se registraron los primeros casos en el país, Ardern ordenó el confinamiento obligatorio de toda la población y el cierre de fronteras. Las medidas se tomaron desde una etapa temprana, buscando la "eliminación" del brote, en lugar de la "mitigación" que se aplicaba en otros países. Hoy, las autoridades reportaron apenas 1113 casos positivos de Covid-19 y catorce muertes.
"Nuestro objetivo debe ser actuar temprano y duro, para que podamos llegar a una posición en la que podamos aliviar las restricciones con confianza", dijo recientemente la premier, que se aisló en su casa y se comunica diariamente con los neozelandeses a través de las redes sociales. Allí, la joven de 39 años se muestra natural, de entre casa y con su familia, enviando mensajes de tranquilidad y cercanía con la población.
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Su empatía llegó rápidamente a la prensa internacional, que reconoció su labor en el combate al coronavirus. "La primera ministra de Nueva Zelanda puede ser la líder más eficaz del planeta", tituló The Atlantic, una prestigiosa revista de Estados Unidos. "Sus mensajes son claros, consistentes, y de alguna manera, al mismo tiempo sobrios y tranquilizadores", reza la nota, que destaca la empatía de la dirigente.
La cuarentena llevó a la economía al borde de la recesión. La respuesta de Ardern, que gana 281 mil dólares anuales, el equivalente a trece salarios mínimos en su país, fue bajarse un 20% su sueldo por al menos seis meses.
La geografía de Nueva Zelanda también colaboró para contener la enfermedad. Al estar integrada por dos islas mayores, las autoridades tienen un gran control de las fronteras. La población, de apenas 4,8 millones de habitantes, tiene un gran sentido de comunidad, por lo que los mensajes del gobierno calaron hondo y fueron acatados por la ciudadanía.
La crisis del coronavirus no fue la primera que enfrentó Ardern en el poder. En marzo de 2019 un terrorista atacó a balazos dos mezquitas en Christchurch, matando al menos a cincuenta personas. La respuesta de la premier fue firme e inmediata. El 21 de marzo prohibió la compra de fusiles de asalto y semiautomáticos.
LD/FF