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Accidente aéreo en San Pablo: la opinión de los especialistas sobre el octavo colapso aéreo en cuatro meses

La terminal aeroportuaria sólo informó que la torre había perdido contacto con el piloto a las 7:16 de la mañana, apenas cuatro minutos después de despegar. Se especula que el avión intentó volver al aeropuerto luego de despegar.

Sao Paulo, Brasil, el 7 de febrero de 2025. Un avión se precipitó en una importante avenida de la ciudad brasileña de Sao Paulo el viernes y explotó tras chocar contra un autobús, dejando dos personas muertas y seis heridas. Foto: AFP

La caída de un avión ocurrido esta mañana temprano, en un barrio neurálgico de la ciudad de San Pablo, entró en el hándicap de colapsos aéreos como la octava máquina de pequeño porte accidentada en Brasil en los últimos 4 meses. Se trata de un turbohélice fabricado en 1981, por la compañía norteamericana Beachcraft, con capacidad para transportar 8 pasajeros. El informe sobre las causas de su aterrizaje forzoso en una avenida con gran densidad de ómnibus y autos, recién saldrá dentro de 30 días. Pero los especialistas, que vieron el video con el momento exacto del acontecimiento, ya insinuaron algunas conclusiones.

La terminal aeroportuaria solo informó, hasta el momento, que la torre había perdido contacto con el piloto a las 7:16 de la mañana, apenas cuatro minutos después de despegar. Lo que se especula, entre los expertos, es que el avión intentó volver al aeropuerto luego de despegar, pero las dificultades para la maniobra lo llevaron a intentar un suerte de aterrizaje forzado en medio de la avenida Marqués de Sao Vicente, en Barra Funda. Los investigadores dicen que uno de los problemas que puede enfrentar el análisis de las causas es que, en la época en que se fabricó este King Aire F90, los aviones privados no solían incluir la “caja negra” (donde todo queda grabado). Indicaron también que el modelo es fácil de operar y ofrece buena reputación de seguridad.

Lo cierto es que el caso no llegó a ser una catástrofe por cuenta de algunos factores. Murieron dos personas: el piloto, Gustavo Carneiro Medeiros, y el dueño del turbohélice, el abogado Marcio Louzada Carpena. Sus cuerpos estaban literalmente carbonizados, cuando fueron encontrados por los bomberos. Y hubo 6 heridos leves trasladados a un hospital próximo. 

La avioneta se convirtió en una bola de fuego en cuanto alcanzó la pista de la avenida. Y en esas condiciones fue a chocar la parte trasera de un ómnibus de transporte público paulistano, que tras el impacto sufrió un incendio. Gracias a que venía con pocos pasajeros, apenas 6 de ellos tuvieron lastimaduras no peligrosas. A veces ocurren milagros que impiden catástrofes y este fue el caso: el semáforo, en rojo, paró la circulación de automóviles, que venían por decenas instantes antes que el F90 tocara el suelo. Eso evitó su colisión con el nutrido tránsito. En tanto, los pasajeros del micro lograron salir antes de que éste fuera devorado por las llamas.

Uno de los lugares icónicos de SP, que estuvo en la “línea de fuego”, a apenas un kilómetro de distancia, fue nada menos que el Memorial de América Latina, diseñado por Oscar Niemeyer, el arquitecto que construyó Brasilia. La Fuerza Aérea Brasileña sostuvo, en un comunicado, que fueron enviados de inmediato a la zona del desastre investigadores del Servicio Regional de Prevención de Accidentes Aeronáuticos. 

Pero la intuición de los expertos en incidentes de este tipo los llevó a analizar: “No hay la menor duda de que asistimos a las consecuencias de una mentalidad irresponsable en el mantenimiento y operación aérea. Hay mucha irresponsabilidad en la comunidad aeronáutica”. 

 

Gi