GOT BACK TOUR

El show de Paul McCartney en fotos: una leyenda que deslumbra

Los recitales de este fin de semana fueron una verdadera máquina del tiempo que, simultáneamente, sirven como la reivindicación más impresionante de un músico que roza lo inhumano: la energía, la entrega, el carisma siguen intactos.

Shows de Paul Mc Cartney. Foto: DF Entertainment

Un hombre inglés de 82 años, frente a 70.000 argentinos, toma su CGW Les Paul y toca "Foxy lady" sin distorsión y con los ojos cerrados. Parece inmutable, con la tranquilidad de un five o’clock tea, pero sabiendo que sus manos siguen siendo infalibles. La coda en “Let me roll it” lo transporta a cuando la vida era dulce y Jimi Hendrix aún vivía.

Paul McCartney, la leyenda, se volvió humano frente al público de Buenos Aires este fin de semana y cumplió con las fantasías más desmesuradas de los fans de The Beatles, Wings y su carrera solista. 

Se trató de una verdadera máquina del tiempo que, simultáneamente, sirvió como la reivindicación más impresionante de un músico que roza lo inhumano: la energía, la entrega, el carisma siguen intactos.

Paul McCartney hizo bromas, tuvo la elegancia de no flamear su bandera en nuestra tierra, el compromiso de alzar la del orgullo LGBTQIA+, se esforzó para comunicarse en español durante todo el show, cantó agudos que compuso hace 60 años y tocó su mítico bajo Höfner, además de la guitarra eléctrica, la criolla, la mandolina, el ukelele que le regaló George Harrison y su piano arrollador. 

​​​La banda que lo acompaña hace 20 años termina por hacer que la experiencia sea de primer nivel internacional.

Todos multiinstrumentistas con los que McCartney se desenvuelve como en su hogar. Rusty Anderson y Brian Ray en guitarras y coros, Paul "Wix" Wickens en teclados, acordeón, armónica y coros, y el inolvidable Abe Laboriel Jr. en batería, coros y hasta baile en “Dance tonight”.

También participa el trío Hot City Horns: trompeta, saxo y trombón, que arranca su participación desde un palco, entre la gente, con una interpretación de “Letting go” de Wings que te deja sin aliento. 

Paul McCartney brilló y emocionó con su vigencia artística ante 70.000 personas en River

El Got Back Tour trajo al ex Beatle por décima vez a Argentina y se presentó en el estadio de River el sábado 5 y el domingo 6 de octubre. En ambas oportunidades arrancó pasadas las 21 y fue un show de casi tres horas. El setlist, que tranquilamente podría ser estandarizado para toda la gira, tuvo alteraciones este fin de semana.

El sábado comenzó con “Can’t buy me love”, mientras que al día siguiente se arrancó con “A hard day’s night”.

El resto del programa se mantuvo, excepto por una perla que apareció en el encore de la primera fecha: tocaron la provocadora “Hi, hi, hi”, lanzada con Wings en 1972, canción que fue reemplazada el domingo por la más inocente “Birthday” de The Beatles. 

Entre algunos tesoros dignos de resaltarse dentro de una experiencia que es, de principio a fin, absolutamente relevante para cualquier humano que se haya sentido alguna vez conmovido por el rock del siglo pasado, aparecen la intimidad de “Blackbird”, en la que McCartney toca sobre una tarima que se eleva varios metros y lo deja aislado del mundo material; himnos que no son elecciones obvias dentro de la discografía Beatle, como “I’ve just seen a face”, “Lady Madonna”, “Being for the Benefit of Mr. Kite!” y “Golden slumbers”; y el repaso por los orígenes de la banda, tocando “In spite of all the danger”, compuesta cuando aún eran The Quarrymen. 

También aparecen sentidos homenajes a sus compañeros ya fallecidos: “Something” para el eterno George Harrison y “Here today” para John Lennon, un momento que condensa la tristeza eterna de haber perdido a su amigo de la infancia, su hermano. “Now and then”, un tema lanzado en noviembre del año pasado y rescatado gracias a la inteligencia artificial, permitió al público escuchar a McCartney cantar en dúo con Lennon. También se puso romántico y le dedicó “My valentine” a su esposa Nancy Shevell, presente en el Monumental. De su discografía con Wings no faltaron tampoco “Junior’s farm”, “1985”, “Jet” y “Live and let die”, momento donde la fanfarria típica de McCartney le da rienda suelta a las explosiones de fuego, papelitos y fuegos artificiales que iluminan el cielo. 

 

El show tuvo un sonido irreprochable y un apoyo visual dinámico, colorido y con juegos de luces que hacen justicia tanto a la experiencia lisérgica como a la dulzura de la lista de temas. El público argentino siempre cumple con su rol de hábil agitador. Incluso en el campo delantero, el mal de esta época que fue tristemente naturalizado, se escucharon cánticos, aplausos y gritos con mensajes de amor para este músico que impacta con su lucidez, resistencia física y promesa de volver a tocar nuestro suelo. Por lo pronto, todavía queda por delante su sorprendente gesto de federalismo: tocará en Córdoba el 23 de octubre en el Estadio Mario Alberto Kempes.

 

ML