Escuelas argentinas

Llegar a la dirección: un salto al vacío

Directores escolares enfrentan complejos desafíos sin preparación adecuada, lo que dificulta la innovación y la mejora del aprendizaje.

. Foto: Cedoc Perfil

En el panorama educativo global, el papel del director escolar es fundamental para garantizar la calidad de la enseñanza. Sin embargo, en la Argentina la formación y el desarrollo profesional de estos líderes educativos presentan deficiencias significativas. Mientras otros países latinoamericanos avanzan hacia modelos más robustos y eficaces, la preparación de los directores en la Argentina sigue siendo insuficiente, lo que limita su capacidad para liderar de manera efectiva. Este artículo examina las principales carencias en la formación de los directores escolares argentinos, contrastándolas con ejemplos de otros países de la región.

Preparación. La falta de una preparación sólida antes de asumir el cargo es uno de los problemas más apremiantes. Un estudio de IIPE-Unesco publicado en 2021 revela que el 70% de los directores de escuelas públicas argentinas no recibió capacitación formal en liderazgo educativo antes de asumir sus funciones. Este dato es alarmante, considerando que los directores no solo administran la escuela, sino que también deben liderar procesos pedagógicos, gestionar personal y adaptarse a cambios contextuales, como la implementación de nuevas tecnologías o políticas inclusivas.

En contraste, países como Chile presentan un panorama más alentador. Según un informe del Centro de Políticas Públicas UC (2020), aproximadamente el 60% de los directores chilenos cuentan con formación específica en gestión y liderazgo antes de asumir el cargo. Este avance se debe a la implementación de programas de formación continua y a la descentralización del sistema educativo, que otorga mayor autonomía a los directivos. En Brasil, el 45% de los directores participó en programas formales de formación en liderazgo, según datos del Ministerio de Educación brasileño (2019).

Otro desafío significativo es la excesiva carga administrativa que enfrentan los directores argentinos. Una encuesta realizada por el Ministerio de Educación de Argentina en 2022 indica que el 40% de los directores de escuelas públicas señala que las tareas administrativas diarias ocupan gran parte de su tiempo, impidiéndoles enfocarse en el liderazgo pedagógico. Los trámites burocráticos, la gestión de recursos limitados y la supervisión de tareas no pedagógicas consumen una cantidad significativa de tiempo y energía.

En Colombia, de acuerdo con un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sobre liderazgo escolar en América Latina (2021), el 35% de los directores también enfrenta una sobrecarga administrativa. Sin embargo, en general, cuentan con más herramientas para delegar tareas y centrarse en su rol educativo, lo que contrasta con el contexto argentino, donde la delegación de tareas administrativas es limitada.

La disparidad entre zonas urbanas y rurales afecta significativamente el liderazgo escolar en la Argentina. En las grandes ciudades, los directores tienen mayor acceso a recursos tecnológicos y formación continua, mientras que en las zonas rurales enfrentan mayores dificultades. Según el informe del Observatorio Argentinos por la Educación (2022), hasta el 70% de los directores en provincias como Formosa y Jujuy reportan problemas de infraestructura, como la falta de acceso a internet o equipos tecnológicos. Esta situación no solo limita su capacidad de gestión, sino también su habilidad para innovar en pedagogía y liderar un cambio efectivo en sus comunidades escolares.

En contraste, Uruguay logró avances significativos en este aspecto. El Plan Ceibal, implementado desde 2007, permitió que el 85% de los directores escolares cuenten con acceso a herramientas tecnológicas que apoyan tanto la enseñanza como la gestión escolar, según el Informe Anual de Educación (2020). En Chile, el 75% de los directores reportan estar preparados para integrar la tecnología en sus funciones, lo que les permite gestionar de manera más eficiente y adaptarse a las demandas contemporáneas, según un estudio del Banco Mundial (2021).

A nivel regional, Argentina presenta uno de los niveles más bajos de preparación profesional para directores escolares. Países como Chile y Uruguay han implementado medidas concretas para formar y apoyar a sus líderes educativos:

En Chile, la Ley General de Educación (2009) implementó un sistema de formación y certificación obligatorio para directores, que incluye evaluaciones periódicas y programas de desarrollo profesional continuo.

En Uruguay, los directores participan en programas de liderazgo educativo que forman parte de una estrategia nacional para la mejora de la calidad educativa, con un fuerte énfasis en la tecnología y la innovación pedagógica.

Urgencia. La situación de los directores de escuela en la Argentina requiere atención urgente y estructurada. Es fundamental diseñar políticas públicas que reconozcan el valor del liderazgo educativo y aseguren que los directores cuenten con la formación, los recursos y la autonomía necesarios para desempeñar su rol de manera efectiva.

Es necesario que la Argentina invierta en la formación de sus líderes educativos. Los ejemplos de países vecinos demuestran que mejorar la preparación de los directores es un camino claro hacia una educación de mayor calidad. Las respuestas a estos desafíos determinarán el futuro de la educación en el país.

Se debe considerar que el papel de los directores escolares va más allá de la mera administración escolar, y abarca también un potencial rol como facilitadores del cambio educativo que la Argentina busca. Invertir en la formación y el desarrollo profesional de estos líderes educativos podría ser un paso significativo hacia el fortalecimiento del sistema educativo y, por consiguiente, contribuir al progreso del país en su conjunto.

*Profesor de la Escuela de Educación de la Universidad Austral, director de la Licenciatura en Organización y Gestión Educativa.