Festival de Pordenone

Asomarse al amanecer del cine

Cada año, esta ciudad italiana recibe cinéfilos de todo el mundo para ver películas del cine mudo. Este año abundaron las producciones latinoamericanas.

. Foto: Cedoc Perfil

Italia suele sorprender con manifestaciones culturales en ciudades y pueblos alejados de los circuitos habituales del turismo masivo internacional, como el Festival de Cine Mudo de Pordenone, que anualmente se realiza en esta encantadora localidad del noreste del país, a una hora de tren de Venecia.

Este festival atrae a cinéfilos de diversas partes del mundo, deseosos de profundizar creaciones de los albores del séptimo arte hasta la irrupción de los films sonoros, entre 1919 y 1926, según los países.

El acogedor Teatro Verdi, en el corazón de la cuidad, renueva sin cesar su programación con secciones y copias restauradas, algunas verdaderas joyas, que se suman a la infaltable e imperecedera comicidad de Chaplin y Keaton. 

América Latina. De América Latina se presentaron varias producciones. “Salida de obreros”, de 1902, narra el final de la jornada laboral en la fábrica de muebles de hierro Cardini, de Argentina. El operador era un miembro de la familia propietaria de la planta. Eugenio Cardini era un apasionado fotógrafo y llegó a ser un pionero del cine. Sus tomas de principios del 900 son los únicos films argentinos con perforaciones Lumière. Recientemente se descubrieron tres originales.

También de Argentina se apreciaron “Fragmentos salesianos” (1920-1930) e “Historia de un gaucho viejo” (1924), entre otras producciones.

Se vio “Santa” (México, 1918), basada en la novela de Federico Gamboa, quien en 1903 desató un escándalo con su texto naturalista, que muestra con crudos planos una operación de cáncer, enfermedad llamada sin tapujos, en una sociedad rígida que condena y margina. Una mujer forzada a prostituirse y un ciego son en cambio el camino de la piedad y del amor. En el final, el ciego hace tallar con grandes y profundos caracteres el nombre de Santa sobre la lápida de su amada, el único modo en que puede tocarla y nombrarla sin ayuda. La impactante imagen de sus manos oscuras deslizándose sobre el mármol blanco culmina con la plegaria del Ave María. 

Luis Pardo (Perú, 1927) nació como un llamado para inscribirse en las escuelas de actuación que proliferaban por entonces. Se trata de las aventuras de un bandido que busca vengar a su hermana, víctima de un poderoso. En su camino ayuda a débiles y pobres, una especie de “Robin Hood” peruano. La historia se inspira en la vida de Luis Pardo Novoa, un terrateniente que se venga del asesino de su padre. Se convierte en un bandido social, alzado contra la tiranía y la injusticia institucionalizada. 

Del Uruguay se destaca “Almas de la costa” (1924), de un joven director estudiante de Medicina. Esta película se filmó en escenarios reales, en las dunas, las rocas y el mar. Es innovador al enfocar la lucha médica contra la tuberculosis, que en Uruguay se realizaba desde 1910 con el neumotórax artificial. No es casual, por tanto, el final feliz con la protagonista curada, la redención del joven rico “desviado” del buen camino, y el triunfo del amor.

Es imposible enumerar toda la programación latinoamericana de esta semana: baste indicar que no faltó nada de Sur a Norte, en una increíble lección de historia e imagen: las Pirámides Mayas cuando eran enormes montículos de tierra cubiertos de vegetación, el puerto de Montevideo, Chile con “Como por un tubo” (“El boleto de lotería”, 1919). Y más, mucho más, en jornadas maratónicas que comenzaban a las nueve de la mañana y terminaban cerca de la medianoche, con pocos cortes para un panino o la más local piadina. 

También hay otras presentaciones como el cine mudo uzbeko que, con una fotografía de altísima calidad, la Unión Soviética usó para difundir las ideas de la utopía de entonces, sobre todo en cuanto a la posición de las mujeres. En este sentido, el film “El 41” (1926) une la calidad actoral de la protagonista a la dramaticidad del deber.

Y no hay palabras para describir la emoción del film “La Bohème” (1926), con una maravillosa Lilian Gish como Mimi, la bordadora de flores y su gélida mano.

Es preciso subrayar que las proyecciones se ofrecen con música en vivo desde el foso del teatro, donde tocan maestros experimentados, con instrumentistas de la Academia de Pordenone, algunos de ellos niños. 

Como destacó el director del festival, Gian Mario Villata, el festival es “una burbuja de creación y paz que reconcilia con la vida y el futuro”.

 

Una familia movilizada

D.S.

Italia y Argentina tienen vínculos centenarios que perduran en diferentes campos y que, a veces, se transforman en proyectos que hacen a la memoria colectiva, como la preservación de la obra de Eugenio Cardini, fotógrafo y director de cine de principios del siglo XX.

“Toda nuestra familia está movilizada en este proyecto sobre la obra de Eugenio”, afirmaron un nieto y un bisnieto, Roberto Juan y Marcelo Juan Cardini, en el Festival de Cine Mudo de Pordenone.

Apasionado fotógrafo, gracias al bienestar de la empresa de muebles de hierro de los suyos, Eugenio siguió su arte vocacional ininterrumpidamente hasta fallecer.

Nacido en 1879 en Buenos Aires y fallecido en Mar del Plata en 1962, realizó numerosos viajes a Europa, donde entró en contacto con la tecnología Lumière.

“Mi abuelo, un pionero de la imagen, se dedicó a fotografiar paisajes, escenas de familia y de su esposa italiana, era muy unido a la familia”, destacó su orgulloso descendiente, que en una vieja caja de lata de galletitas halló materiales de Eugenio. 

Otros trabajos pasaron por tiendas de viejos de Argentina y de diversos países hasta que, en un anticuario de Polonia, fue descubierto en copia el film “Salida de obreros” (1902). La familia, reunida en pleno en abril de 2024, aportó 15 mil euros para el inicio de la sustentación y digitalización de la obra de Eugenio, labor que se hace sin fines de lucro. El bisnieto subrayó que la familia trabaja con el Archivo General de la Nación de Argentina. Los familiares buscan donantes que faciliten el arduo camino que falta recorrer en esta historia ítalo-argentina del cine.