Félix Peña

“América del Sur es una zona de paz, diversidad y creatividad”

Uno de los mayores especialistas argentinos en el Mercosur, diplomático de vastísima experiencia, pide imaginar al bloque, no como un Estado supranacional, sino como una zona integrada por diferentes estados, que para poder desarrollarse plenamente en todo su potencial necesitan unos de otros. Por eso, Argentina y Brasil deben trabajar juntos. Y cree que el sistema internacional vive hoy un punto de inflexión, y que lo que viene, poco tendrá que ver con el pasado.

Foto: cedoc

Se recibió de abogado en la Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe; de Doctor en Derecho en la Universidad de Madrid; de Licenciado en Derecho Europeo en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, donde también cursó estudios en economía (1964). Ha ocupado una cantidad innumerable de altos cargos, entre ellos fue subgerente de Integración del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) (1984-90) y asesor del presidente del BID para asuntos de integración (1990-91); asesor legal ad-hoc de la Secretaría General de la Alalc en el período de negociación y puesta en marcha del Tratado de Montevideo de 1980 que creó la Aladi (1980-1981); secretario académico del CARI (1978-1982); director del Instituto para la Integración de América Latina-Intal-BID (1975-77) y jefe del área de estudios jurídicos del Intal (1966-75).

También se ha desempeñado como subsecretario de Comercio Exterior del Ministerio de Economía de la Argentina y miembro titular del Grupo Mercado Común del Mercosur (1998-99). Integró el Grupo de Expertos que preparó el proyecto de Protocolo del Parlamento del Mercosur (2005). Ha ejercido la docencia de manera profusa en diversos ámbitos universitarios. Ha integrado la lista de árbitros por la Argentina del mecanismo de solución de controversias del Mercosur-Protocolo de Olivos, del Ciadi y de la OMC. En la actualidad es director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC, además de referencia obligada para las cuestiones del comercio internacional y la integración económica.

—Quisiera empezar por el escenario global: ¿qué tendencias globales te resultan más relevantes a la hora de analizar la inserción de nuestro país y de la región, de Sudamérica, en el sistema internacional? ¿Qué nos destacarías de ese escenario?

—Creo que el enfoque que estás planteando es el que corresponde hacer cuando tratamos de analizar el escenario global desde la perspectiva de uno de los países, de nuestro país. Estamos en un punto de inflexión en el sistema internacional, que va a ser que lo que venga hacia adelante no tenga demasiada conexión con lo que sucedió en el pasado, aun cuando se explique gracias a lo que pasó en el pasado. De alguna manera, esta reflexión que estoy haciendo supone que alguien como yo, que tiene 86 años, se interroga no solo los próximos años que me van a tocar vivir, sino sobre los próximos cincuenta años que nos va a tocar vivir como sistema internacional, a partir de la experiencia de los cincuenta y cien años que hemos vivido hasta el momento. Ese enfoque te lleva a dejar de lado muchos otros más convencionales, sobre todo teniendo en cuenta que hoy en día para hablar de estos temas tienes que tomar en cuenta un sistema internacional en el cual por lo menos hay unos 200 países que interactúan en todos los planos.

—En ese sentido, ¿qué creés que cambió en el mundo que vivimos como tendencia de largo plazo? La pandemia y este mundo en guerra, que inauguró la invasión de Rusia a Ucrania y que sigue en Medio Oriente, agravándose el conflicto día a día. ¿Qué cambió de la pax americana, el mundo de la globalización que vivimos hasta entonces?

—Cambió mucho. O, mejor dicho, para ser más claro, lo que está poniéndose en evidencia es que ha cambiado, porque no es fácil que todo el mundo tenga evidencia de los cambios que se han producido en los últimos años, pero más evidencia la tenemos quienes vivimos los cincuenta, sesenta, setenta años anteriores al actual momento. Y tengo la impresión de que una reflexión de ese tipo te lleva a valorar el mundo en que nuestro país se inserta, que es, por cierto, un mundo de más de 200 participantes, países de distintas regiones y es un mundo en el cual nuestro desarrollo y nuestra inserción en el sistema internacional está basada en nuestra zona de inserción geográfica internacional. Es decir, somos parte del mundo a partir de lo que podemos llamar la zona de América del Sur. Y la zona de América del Sur es aquella en la cual de alguna manera comienza nuestra reflexión sobre el mundo que vamos a vivir hacia el futuro, ya que debemos suponer que las otras zonas del mundo, por ejemplo, la zona Europea, la zona de América del Norte, la zona del Asia, se están interrogando también sobre el futuro desde la perspectiva de lo que han aprendido en los últimos años. Tengo la impresión de que ese es el enfoque sobre el cual debemos trabajar.

—Al hilo de lo que decís, ¿qué dirías vos que nos distingue a Sudamérica como región? ¿Cuáles son los elementos distintivos en este mundo? 

—Diría que por lo menos hay tres rasgos, tres características que se transforman en factores para hacer un análisis de la inserción internacional futura de nuestro país y de los países de la zona de América del Sur. Esas tres características son las que tenemos que tener muy presentes. La primera, y muy importante, es que América del Sur es una zona de paz nuclear. Es una zona que está exenta de enfrentamientos nucleares a partir de lo que fue, en mi opinión, la genial iniciativa de Argentina y Brasil, cuando el presidente Alfonsín y Sarney acordaron finalmente lo que es el Pacto de Desarrollo Nuclear de nuestros respectivos países. De alguna manera, eso marcó ese rasgo que hoy nos caracteriza frente a prácticamente todas las demás regiones del mundo, pero sobre todo a Europa, América del Norte y Asia. La segunda característica es concebir la región como una zona en que predomina como característica principal la diversidad. Es una zona de diversidad, es una zona donde tenemos todo. De alguna manera, esa diversidad se explica y se expresa en la cantidad de personas de distintos países que hoy habitan nuestra región, que incluye prácticamente a todas las zonas del mundo. Somos mestizos y eso es un rasgo central. Y el tercer rasgo que alimenta los dos anteriores, y en buena medida es consecuencia de los anteriores, pero es el más importante para pensar el futuro en los próximos cincuenta, sesenta años: es el de ser una zona de creatividad. Es decir, es una zona de paz desde el punto de vista nuclear, es una zona mestiza desde el punto de vista de mezcla de experiencias de su población con respecto a las otras poblaciones del mundo, y es una zona en la que predomina la creatividad en todos los planos. Somos muy creativos en todos los planos, desde la comida, la música, el pensamiento, el deporte. Somos creativos, lo cual no quiere decir que sea la única zona creativa del mundo. No, de ninguna manera. Pero sí es una zona en que la creatividad es un rasgo. 

—¿Cómo ves el rol económico de los Brics, que de hecho es el motivo por el que nace esa unión de países, aunque ahora incluye también contenidos de tipo geopolíticos y de poder global?

—Cuando surgió lo de los Brics me sentía muy estimulado y entusiasmado con la idea de que Argentina fuera parte de los Brics. Personalmente creo que deberíamos haber sido parte de los Brics. Porque de alguna manera tenemos esas características. Toda nuestra historia, nuestra trayectoria histórica hace que nuestro país y los países de la zona de América del Sur pueden ser parte de un nuevo sistema internacional en el cual tenemos la participación activa de todos los países, incluso de los Brics, pero no subordinada a la participación de tal zona o tal región, como podría ser, por ejemplo, Europa o Estados Unidos u otras regiones del mundo. Por lo tanto, dejando de lado si estuvo bien o no que no nos incorporamos, creo que en nuestra descripción de características predominantes, el mundo Brics está muy cerca nuestro. Eso es algo que hay que tener muy en cuenta.

—Félix, te traigo a Mercosur. Vos estuviste muy comprometido con la creación y el desarrollo del Mercosur, ¿cómo lo ves hoy? ¿Qué es hoy el Mercosur?

—Te voy a hacer un contraste con respecto a cómo se veía el Mercosur cuando se inició todo esto. Recordá un poco cómo lo veían los de mi generación. Cuando se inició todo esto, el Mercosur tenía características de una alianza para la creación de un nuevo Estado, una especie de Estado supranacional. Esa iba a ser la resultante. Hoy eso es el pasado porque cambió el mundo. Y vos no podés seguir pegado al mundo que fue. Por eso, en este razonamiento, yo me coloco en los próximos cincuenta años. De alguna manera imagino que los voy a vivir. Ya sé que no, pero de esa forma puedo pensar ciertas cosas que en el momento en que se creó el Mercosur no hubiera sido lo lógico. Todo esto lleva a un impacto en la metodología de trabajo conjunto entre los países del Mercosur. Que los países del Mercosur, en mi visión de las cosas, van a llegar a ser en algún momento, ojalá más pronto que tarde, los países de la zona sudamericana. Esos son los países que están invitados a ser parte de esta experiencia del Mercosur. Y entonces ahí es donde tenemos que confrontar nuestra forma de imaginar esto, con la forma de imaginar esta misma experiencia que han tenido y que tienen hoy en día los europeos. Es ahí donde viene una responsabilidad importante de quienes nos dedicamos a estos temas y me incluyo, que es ese repensar los conceptos y categorías bajo las cuales analizamos el tema de nuestra presencia y participación en el Mercosur. Y voy a lo central: no creo de ninguna manera que se trate de crear un nuevo Estado supranacional. No estamos en un proceso de unificación de Estados. Yo tengo la impresión de que eso es algo que te saca de lo que es la realidad en la que estamos viviendo. Más que imaginar la creación de un nuevo Estado, más que imaginar un Mercosur supranacional que esté por arriba y que supere algún día a los Estados preexistentes, una zona común. Un ejemplo muy bueno es la Unión Europea. Un ejemplo muy bueno de lo que en inglés se llamaría working together (trabajar juntos). Son países que forman parte de una zona, podés llamarla región, yo prefiero llamarlo zona: la zona Europea, la zona de América del Sur. Los Estados son parte de una zona en la que están no solo convidados e invitados a trabajar juntos, sino que necesitan trabajar juntos. Es decir que, para poder desarrollarse plenamente en todo su potencial, necesitan desarrollar junto con sus vecinos una metodología de trabajo conjunto.

Mercosur es más que nada un nombre, un nombre del proyecto de trabajo conjunto. La esencia de lo que debemos entender, y ahí viene la responsabilidad estética y ética de quienes nos dedicamos a hablar, a trabajar, a escribir sobre estos temas, es poner el acento en que esa metodología supone, no la superación del Estado Argentina, del Estado Paraguay o del Estado Brasil, sino el desarrollar una forma de trabajar juntos a partir de las realidades jurídicas, políticas y económicas en las cuales estamos insertos como países.

—Las relaciones entre Argentina y Brasil, nuestro principal socio regional, principal motor del Mercosur, han alcanzado durante la presidencia de Alberto Fernández y la actual, la de Javier Milei, los niveles más bajos de relacionamiento. Creo que nunca había pasado hasta Alberto Fernández, que un presidente argentino y uno brasileño no se hablaran durante dos años. Y hoy la relación entre Milei y Lula también es muy mala. Es triste que esa relación esté expuesta a la ideología y no a los intereses permanentes de ambos países. ¿Cómo ves esto?

—Tengo la impresión de que un enfoque realista del tema que hemos estado conversando es avanzar hacia un acuerdo con la Unión Europea. Desde el momento en que estamos en la zona sudamericana, que hemos tenido un protagonismo importante en la gestación del Mercosur y en las características del Mercosur, no podríamos ignorar el hecho de que debemos trabajar juntos. Y trabajar juntos supone, por sobre todas las cosas, sentarte a conversar, comparar figuras, ideas, tratar de articular lo que vos creés que tenés que hacer con lo que tu socio cree que tiene que hacer. Es decir, trabajar juntos es una expresión que te lleva a sí o sí tomar muy en cuenta la importancia relativa y fuerte que tiene para tu futuro tu relación con tu prójimo. 

El origen de mi concepto en este sentido está en un europeo, un francés que fue protagonista central del lanzamiento, por eso recomiendo mucho leer las memorias de Jean Monet, el padre de la Unión Europea. Lo más interesante de todo, y esto fue lo que más me impactó siempre, es que Jean Monet nunca estudió nada. No se graduó de nada. Era hijo de un productor de coñac de Francia que cuando dijo “No quiero seguir estudiando”, le dijeron “Agarrá tu valija y salí a vender coñac”. Y salió a vender coñac en América del Norte y en Asia, en China. Y de esa manera desarrolló una forma de imaginar la idea del working together entre países próximos y vecinos, temática muy interesante y muy actual para nosotros.

—¿Cuáles son, desde tu punto de vista, los beneficios que implica para el Mercosur y para la Argentina el acuerdo con la Unión Europea? ¿Por qué tenemos que avanzar en esa dirección?

—Yo creo que la respuesta es simple. La respuesta no te la puedo dar yo, nos la podemos dar todos, tanto en Europa como en nuestra zona, en América del Sur, cuando tengamos evidencia de lo que significa trabajar juntos en sacar provecho de lo que estamos haciendo juntos. ¿Qué quiere decir esto? Tomemos la idea de formar gente, empresarios futuros. A los empresarios futuros tenés que introducirlos a todas las reglas de juego que de alguna manera van a incidir en el potencial Acuerdo Unión Europea-Mercosur. Y eso no es algo que se hace de un día para el otro y fácilmente. Tenés que hacer un gran esfuerzo, tenemos que hacerlo bien.

—Uruguay amenazó el año pasado con firmar un tratado de libre comercio unilateral con China, esto generó una crisis en el Mercosur y finalmente el país dio marcha atrás. ¿Cómo ves la relación entre China y el Mercosur?

—Si tomamos las grandes regiones del mundo, las grandes zonas y demás, yo veo hacia el futuro en los próximos cuarenta o cincuenta años una importancia tremenda de la relación de los países del Mercosur con los grandes países del sistema internacional, particularmente hacia el futuro: Estados Unidos, China, India y, por cierto, Europa. Entonces, en esa perspectiva, yo tengo la impresión de que una regla de juego que está pactada en el Mercosur y que hay que hacerla cumplir es que no podés hacer acuerdos individuales de países miembros del Mercosur con otros países que, de alguna manera, debiliten o afecten lo que se ha pactado como consecuencia de la propia creación del Mercosur. Es decir, working together significa: política, economía y, en tercer lugar, y fundamentalmente, derecho. En otras palabras: reglas claras.

* Director de Sistémica.

Colaboró: Juan Cruz Guido.