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Juan Manuel Abal Medina: “Me daba vergüenza el pimpinelismo de Estado entre Cristina y Alberto”

El politólogo político participó del Ciclo de Entrevistas organizado por estudiantes de Comunicación de la Universidad del Sur de Buenos Aires (USBA). El rol de Cristina Kirchner. Una crítica rotunda a Alberto Fernández. Y elogios a Kicillof y a Massa.

Juan Manuel Abal Medina Foto: NA

Juan Manuel Abal Medina participó de una conferencia de prensa organizada por estudiantes de la Facultad de Comunicación de la Universidad del Sur de Buenos Aires (USBA) del Grupo Perfil, en la que se refirió a los problemas internos en el peronismo durante el gobierno de Alberto Fernandez. “Me daba vergüenza el pimpinelismo de Estado entre Cristina y Alberto. Ella mandaba una carta y él respondía, parecían Pimpinela, era una cosa muy poco seria. Yo no entendía por qué dos personas grandes, dos personas mayores, que se conocen desde hace tiempo y ocupaban los principales cargos de la Argentina, no se sentaban en una habitación, se ponían de acuerdo. La interna fue muy, muy nociva, enormemente nociva”, declaró.

El politólogo y dirigente peronista también resaltó el liderazgo político de Javier Milei, aunque marcó sus diferencias. Es alguien que fue capaz de ganarnos a todos, prácticamente sin recursos, eso muestra que es alguien enormemente capaz. El problema es que es enormemente capaz para llevar a la Argentina a un lugar que me parece horrible, pero eso no me obnubila”, agregó Abal Medina en el Ciclo de Entrevistas a cargo de Rodrigo Lloret, director de Perfil Educación y vicerrector de la USBA.

—Cristina Kirchner volvió a mostrarse en un acto público y asumió una gran centralidad política. ¿Qué piensa de los dirigentes del peronismo que piden que Cristina dé un paso al costado para permitir nuevos liderazgos? 

El peronismo nos tiene que incluir y nos va a incluir a todos y a todas. El momento que estamos viviendo es un mal momento para el peronismo, pero es lógico. Venimos de una derrota electoral, que finalmente no fue tan grave como podría haber sido. A fin de cuentas, casi ganamos la primera vuelta por dos puntitos. Fuimos la primera opción ahí y estuvimos cerca en el ballotage. Pero perdimos la mayor cantidad de provincias de nuestra historia y hoy tenemos la menor cantidad de gobernadores. Porque hicimos un muy mal gobierno. Yo creo que lo que más tiene golpeado al peronismo, más allá del resultado electoral y de las inconductas de alguien que condujo la Argentina, tiene que ver con que finalmente el peronismo defraudó las expectativas. Nosotros volvimos a ser gobierno en el año 2019 prometiéndole a la gente que iba a vivir mejor, hablábamos de comer asado. Y eso no ocurrió. Por lo que es entendible esa bronca de la gente con nosotros. Milei es en gran parte producto de esa bronca, y el peronismo ahora está golpeado, en una situación bastante caótica, justamente por ese mal gobierno. Así que no va a ser tan sencilla la reconstrucción. Yo creo que lo vamos a lograr, pero para eso hace falta, mucha humildad, reconocer los errores, autocrítica, sentido común y aceptar que tenemos que convivir todos con todos. Algunos querrán hacer peronismo sin Cristina, a otros les gustaría hacer peronismo sin Guillermo Moreno, otros querrán hacer peronismo sin tal gobernador, a otro le gustaría hacer peronismo sin no sé quién. Pero, ahora más que nunca, tenemos que sumar, no restar. Tenemos que sumar no sólo en el peronismo, sino más allá del peronismo también.

—¿Axel Kicillof es el dirigente mejor posicionado en el peronismo? 

—Axel está haciendo una tarea excelente. Porque durante mucho tiempo el sentido común de la provincia de Buenos Aires era que no se podía gobernar la provincia contra el gobierno nacional. No sólo en contra, sino que hacía falta apoyo del Gobierno para gobernarla. Axel está demostrando que se puede gobernar con un Ejecutivo Nacional muy agresivo, en un contexto económico que donde más pega, esencialmente, es en el Gran Buenos Aires. Ustedes bien saben que los aumentos de tarifas, los aumentos de transporte, etcétera, pegan mucho más en la provincia porque en el interior ya eran más altos. Así que, en el lugar más difícil, Axel viene desarrollando una gestión muy buena y también mostrando que se puede gobernar con absoluta honestidad e imparcialidad la provincia. Yo tengo muchas expectativas en Axel, pero no le voy a pedir ahora que se proponga una tarea más política o partidaria, ni mucho menos. Me parece que su tarea pasa centralmente por gobernar, lograr seguir gobernando bien la provincia de Buenos Aires, de vuelta, en este contexto difícil.

Juan Manuel Abal Medina participó de una conferencia de prensa organizada por estudiantes de la USBA.

—¿Si el Gobierno logra combatir a la inflación podría ser imbatible en el plano electoral para el año que viene?

 —Tenemos por suerte la situación de que la elección que viene es una elección distrital, con lo cual no hace falta un referente nacional, o una referencia nacional fuerte, ni mucho menos. Algo similar ocurrió en el peronismo después de la gran derrota del 83. En 1985, el peronismo,; después de la primera derrota de su historia, con un Luder, cuando gana Alfonsín. Hay unas elecciones en las cuales el peronismo se presenta separado y empiezan a surgir gérmenes. Por ejemplo, Antonio Cafiero se presentó por fuera del PJ, porque el PJ oficial lo manejaba Herminio Iglesias, y si bien no ganó, porque ganó el radicalismo en la provincia, le fue muy bien. La tarea del peronismo es construir opciones electorales amplias y generosas para intentar que Milei no tenga mayoría parlamentaria. Porque él ya dijo qué iba a ser si tenía mayoría parlamentaria. ¿Se acuerdan de la vieja Ley Ómnibus? No pudo hacer esas barbaridades porque porque no tenía mayoría parlamentaria, entonces tenemos que evitarlo. Los sueños de Milei son nuestras pesadillas. Así que tenemos que trabajar para evitar que tenga esa mayoría.

—¿Qué piensa de algunos peronistas que ven a Victoria Villaruel como una posible aliada?

 —Que un presidente argentino diga con total libertad que su máximo ídolo mundial es Margaret Thatcher y eso no nos duele, es porque no leímos la historia, no pensamos en los pibes que murieron en Malvinas. De todas formas, creo que algunos compañeros se confunden cuando incluyen dentro de eso a Victoria Villarruel, que francamente puede ser nacionalista, pero es una nacionalista claramente antipopular, antidemocrática, autoritaria. Alguien que reivindica genocidas no puede tener absolutamente nada que ver con nosotros. Pero el peronismo no tiene que dejar de reivindicar la idea del nacionalismo, porque es una parte de nuestros principios centrales. 

—Hubo un debate muy interesante en los primeros meses del Gobierno porque algunos dirigentes importantes del justicialismo elogiaron algunos rasgos del liderazgo político de Milei. ¿Usted qué opina de eso?

Sin dudas Milei tiene rasgos de liderazgo muy claros, Milei conduce sin mayorías parlamentarias, construye con minorías parlamentarias, concentra la opinión pública. Con maneras muy brutales, con maneras muy cuestionables, pero finalmente ocupa el centro, y yo creo que, en ese sentido, en muchas mentes funciona casi como la contracara de Alberto Fernández, un presidente que durante cuatro años no presidió, un presidente que no gobernó. Y ahora aparece alguien que, con nada, hace mucho. Es alguien que fue capaz de ganarnos a todos, prácticamente sin recursos, eso muestra que es alguien enormemente capaz. El problema es que es enormemente capaz para llevar a la Argentina a un lugar que me parece horrible, por eso no me obnubila. Y tiendo a ver la gran capacidad que tiene, centralmente en el manejo de la comunicación. Es esta capacidad de canalizar la bronca, de canalizar el odio, de canalizar un conjunto de cuestiones que, obviamente existen y existen con razón, porque, de vuelta, nuestro gobierno fue muy malo y el gobierno de Macri fue un desastre, entonces es lógico que los argentinos estén enojados.

Juan Manuel Abal Medina

—Sobre la autocrítica del gobierno de Alberto Fernández, ¿cree que la interna se comió a la gestión? 

—Sí, la interna fue muy nociva. Yo lo digo siempre. Me daba vergüenza el pimpinelismo de Estado entre Cristina y Alberto. Ella mandaba una carta y él respondía, parecían el dúo Pimpinela, era una cosa muy poco seria. Yo no entendía por qué dos personas grandes, dos personas mayores, que se conocen desde hace tiempo y ocupaban los principales cargos de la Argentina, no se sentaban en una habitación, se ponían de acuerdo. La interna fue muy, muy nociva, enormemente nociva. Pero también estuvo la pandemia, estuvo la sequía, estuvo la guerra, eso es cierto. Pero el qué gobierna tiene que gobernar en la situación que le toca, nos tocó eso, y deberíamos haber gobernado bien. Pero, en medio de eso, hubo una interna. Nadie entendía bien el motivo, no se entendía por qué cada cosa, fue tremendamente nociva, sin lugar a dudas.

—¿Por qué cree que algunos cuadros de Sergio Massa siguen formando parte de este gobierno y cómo lo ve a Massa en el futuro?

—Lo del massismo en el gobierno es una mentira, es una gran mentira. Eso es una fantasía de Macri, que parece que lo único que le interesa es ser un agente de colocaciones. Yo cada vez que escucho a Macri hablar, parece que quiere tal Ministerio. No sé si quiere hacer caja, con toda la plata que hizo, o busca ocupar lugares. No se entiende bien qué quiere hacer. Obviamente, hay muchos funcionarios que siguen estando porque este es un gobierno libertario. O sea, no hay mucha gente que se muera por ocupar cargos, entonces hay personas que siguen ocupando lugares básicamente porque gestionaban ahí. Yo conozco casos de personas que están ahí porque están hace décadas. Gremialistas que ocupaban lugares y continúan ocupándolos. No hay que satanizar tanto, ni ver tantos fantasmas. A Sergio Massa podemos criticarlo, pero fue ministro de Economía en medio de semejante crisis económica y con la inflación que había, en medio también de la interna, y le puso el pecho a la situación. Hay que valorarlo.

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—¿Alguna vez se imaginó todo lo que ahora se sabe sobre lo que pasaba en Olivos en relación a la violencia de género? 

—No, la verdad que no. Incluso algunos me comentaban otras cosas de él, sus cuestiones más vergonzosas, digamos, que salía y todo eso, y me costaba entenderlo. Yo espero que la Justicia actúe con mucha fuerza y claridad, porque también duele mucho el doble discurso. Alguien que se la pasó el gobierno diciendo que terminó con el patriarcado y termina golpeando a su propia esposa. Es durísimo, es doblemente duro, sin ninguna duda. A mi me tocó acompañar a Néstor y acompañar a Cristina, gente que vive 24 por 24 en la gestión, sin tener tiempo para nada. Entonces, que aparezca alguien haciendo esas pelotudeces, me da mucha bronca.

—¿Cómo califica entonces el mandato de Alberto Fernández después de todos estos hechos que se dieron a conocer?

—Yo creo que su gobierno fue menos malo que él como presidente. Creo que hubo áreas en las que el gobierno trabajó bien, sé de muchos funcionarios que trabajaron muy bien, incluso con seriedad y honestidad. Pero Alberto fue un muy mal presidente. Fue un presidente que no presidió. Un presidente que no preside, es como la contradicción en su propio término para el peronismo. Él como que renunció a presidir, renunció a gobernar. Y en ese contexto buscó permanentemente no tomar decisiones. No pelearse con nadie. Y cuando uno en política quiere no pelearse con nadie, lo más probable es que se termine peleando con todos, especialmente con la sociedad. Había amigos míos que trabajan en empresas muy importantes, que pagaban por la luz menos de lo que se pagaba un café con leche en un bar. El presidente tenía que tomar decisiones. Y no podía ser que, parte del déficit que nos llevaba a que hubiera mucha inflación, obedeciera a que no podíamos tocar medianamente las tarifas. El miedo a tocar las tarifas. O a ajustar, porque no es una mala palabra. El general Perón en 1952 hizo un ajuste enormemente exitoso y funcionó su plan económico. Un gobierno peronista con miedo es una contradicción en sus propios términos. El peronismo hace, siempre hace, incluso hace barbaridades, como con Menem, por ejemplo. Pero un peronismo que no hace, que tiene miedo, que no hace nada, es una contradicción en su propio término. Y eso fue la presidencia de Alberto Fernández.

—Agradecemos su participación en este Ciclo de Entrevistas con estudiantes de la Universidad del Sur de Buenos Aires (USBA) y le damos la posibilidad de cerrar con un comentario final.

Me parece importante, en un momento tan complicado como este, en el que hay tantas cosas que están en discusión, en este mundo de la postverdad y de las fakenews, intentar ser lo más honesto con uno mismo. Y lo más honesto posible con la verdad. Tampoco creer que uno va a poder navegar contra la marea, porque eso es imposible. La marea y el mundo van para ese lado. Que cada uno se forme con los conocimientos y con la ética suficiente para intentar navegar, con la máxima dignidad posible, este difícil mundo de la opinión pública contemporánea.

Por Nicolas Gonzalez, Guadalupe Murgida, Luciano Ivan
Estudiantes de la Facultad de Comunicación
Universidad del Sur de Buenos Aires (USBA)