Pymes bonaerenses advierten que "un nuevo cierre sería letal"
Las pymes están pagando deudas que adquirieron en plena cuarentena. A eso se suman tarifas y los gastos cotidianos para asegurar los puestos de trabajo. No hay margen para volver a cerrar si los contagios se descontrolan.
El impacto de la pandemia en las pymes fue muy fuerte, especialmente durante el segundo trimestre del año pasado, cuando el Gobierno implementó el ASPO en el mes de marzo. Los efectos negativos se fueron profundizando con el correr de los meses, a medida que avanzaba el virus y se incrementaban las curvas de contagio en todo el país.
Las pymes, que ya venían muy golpeadas producto de la mala gestión económica del gobierno anterior, se sometieron a un freno imprevisto que impactó en los ingresos de miles de familias, trabajadores, comerciantes, empresarios y emprendedores.
De acuerdo a un informe de la Fundación Observatorio Pyme (FOP), realizado por el mes de marzo del pasado año, un 58% de las pymes sufría una abrupta baja en la demanda y en las ventas; también se registraba un 40% menos en los niveles de compras y consumo; y un 39% en la producción de bienes y servicios. Todo producto del aislamiento y el freno de las actividades en todos los sectores: Comercio, Industria, Construcción, Turismo, Actividades recreativas y culturales, etc.
Rápidamente, entre el 70% y 80% de las pymes, comercios, emprendedores y los profesionales independientes adoptaron medidas para seguir trabajando, con protocolos de higiene y modificaciones de hábitos sociales.
"Estamos nuevamente en alerta y crece la preocupación al mismo tiempo que aumenta el rebrote en todo el país, especialmente en el AMBA.
Muchos buscaron adaptarse a las nuevas formas de comercialización migrando a las plataformas online y redes sociales; otros recurrieron al delivery y más tarde al take away; algunos tuvieron que reconvertir sus negocios y cambiar de rubro. Todo era válido para tratar de sobrellevar la crisis económica y sanitaria.
Con el correr del tiempo y gracias a la predisposición y conducta de la mayoría de los argentinos, y en nuestro caso a partir del sacrificio y capacidad de resiliencia de los empresarios, comerciantes y profesionales, los diferentes sectores de la actividad se fueron reactivando. Ciertas medidas de apoyo por parte de la gestión actual nos acompañaron para superar el difícil año 2020, sumado a la paulatina flexibilización de las medidas de aislamiento, pasando del ASPO al DISPO, tanto en el AMBA como en el resto del país.
Mucho tuvo que ver la disminución de la curva de contagio, cuando alcanzamos la famosa meseta, logrando que el sistema sanitario no colapse. Esto representó un respiro para el sector durante los últimos meses del año, con la reapertura de los comercios, la reactivación de las industrias, y la programación de la actividad turística y cultural en algunos casos.
En ese sentido, varios sectores productivos empezaron a disminuir la pronunciada caída de sus indicadores. Según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), en noviembre, la producción de las pymes industriales cayó 3,5%; en diciembre el comercio registró un descenso anual del 8% en las ventas minoristas en cantidades (la retracción total de 2020 fue de 21,4% con respecto a 2019); en cuanto al turismo, uno de los sectores que más tiempo estuvieron paralizados, el primer fin de semana largo de actividad desde marzo (4 al 7 de diciembre), registró una caía del 26% con respecto a 2019.
Pero ahora estamos nuevamente en alerta y crece la preocupación al mismo tiempo que aumenta el rebrote en todo el país, especialmente en el AMBA.
Para evitar un nuevo colapso, tanto sanitario como de las pymes, es necesario priorizar los cuidados, ser responsables, conscientes de que aquello que vemos que ocurre en Europa, se replicará en nuestra región y en nuestro país.
Según el IAEF, para el 2021 la tendencia de las empresas es hacia la recuperación
La llegada de la vacuna genera esperanzas, pero estamos viendo un crecimiento en la cantidad de contagios que es muy preocupante, tanto desde lo sanitario como desde lo económico.
Las pymes de todos los sectores productivos que componen FEBA no pueden volver a bajar su productividad ahora que han comenzado a reactivarse. Pero esto mucho depende de todos nosotros.
Según el INDEC, el índice de pobreza en Argentina se extendió al 40,9% de la población en el primer semestre de 2020, con un 10,5% de indigencia (uno de los peores registros en la historia de nuestro país). El cierre de miles de empresas y comercios, el incremento de la desocupación, y la falta de productividad debido a la pandemia, ayudaron a elevar estos índices que ya eran alarmantes a principios de diciembre de 2019.
Las pymes están pagando deudas que adquirieron en plena cuarentena, relacionadas con créditos, alquileres atrasados, impuestos, entre otros. A eso se suman las tarifas de servicios como luz y gas, y además tienen que afrontar los gastos cotidianos para seguir funcionando y asegurar los puestos de trabajo. Si tienen que volver a cerrar porque los contagios se descontrolan, el golpe será letal.
Es clave que el Estado se mantenga presente, brindando ayuda económica. Y también es clave que la comunidad colabore y acompañe con responsabilidad.
Sigamos cuidándonos, porque eso también implica cuidar a nuestros seres queridos. Significa que podremos ganarle a este virus lo más rápido posible.
Y significa también, mantener la fuente de ingresos de miles de argentinos, de miles de familias. Preservar la salud de todos los argentinos es también cuidar la salud de todas nuestras pymes.
* Presidente de la Federación Económica de la Provincia de Buenos Aires (FEBA)