Malestar, incredulidad y enojo, los restos de una cumbre industrial devaluada por el Gobierno
El Gobierno anunció el mini RIGI, pero lo condicionó al apoyo de los industriales. Reclamaron baja de impuestos y alertaron por la liberación de importaciones. Caputo recibirá a la mesa chica la semana próxima.
El clima de incertidumbre y de pesadumbre entre los industriales fue general en la cumbre fabril que se realizó en pleno centro porteño, pero se convirtió en “desazón” luego de la “puesta en escena” que el Gobierno intentó montar con el anuncio del envío del proyecto de mini RIGI para las pymes, que llevó el secretario de Coordinación de la Producción, Juan Pazo. En las primeras horas de la 30ª Conferencia Industrial se especuló con una “sorpresa” del oficialismo vinculado con la baja de impuestos, que nivele la cancha. Principalmente, porque el ministro Luis Caputo convocó a la mesa chica de la UIA para el jueves de la semana próxima a una reunión sin prensa.
“Aplaudí el anuncio, porque en medio de tantas malas medidas, que nos están matando, cualquier cosa a favor es para ponerse contento. Pero, claramente, que no está ni cerca de ser una iniciativa que nos permita surfear esta tormenta”, afirmó el dueño de una empresa, en estricto off the récord a PERFIL. Fue casi unánime el clima de “molestia” con el Gobierno por la liberación y beneficios para las importaciones, sin medidas de corto plazo para mejorar las condiciones de producción nacional.
Para un empresario, arraigado en el interior del país, el mini RIGI que llevó Pazo “puede ser bueno”, pero alertó que “son pocas las fábricas las que podrán llegar para recoger los beneficios de esos beneficios”. Sucede que el funcionario le reclamó a la UIA que se ponga al frente de la militancia del proyecto de ley que ingresará en el transcurso de esta semana en el Congreso de la Nación. “En medio de una crisis de consumo y de producción, el Gobierno nos pide que seamos nosotros los que empujemos el proyecto en un clima legislativo de alta tensión. No parece que vaya a ser fácil de solucionar”, se quejó un ejecutivo empresario.
El discurso de cierre del presidente de la UIA, Daniel Funes de Rioja, estuvo más en línea con los reclamos de la platea industrial. Algunos de sus colegas fueron críticos de los “excesivos elogios” al Gobierno por el orden macroeconómico que brindó cuando moderó la charla con Pazo. “No era necesario ser tan explicativo de una gestión que ordenó una parte del problema, pero que desprotegió en todo a la industria y nos generó otro más doloroso. Por cada empleo perdido en una fábrica, se necesitan cinco para compensarlo de manera independiente. Eso es crisis de consumo para el corto, mediano y largo plazo”, se lamentó una de las fuentes consultadas.
El gran temor que se instaló entre los industriales es el efecto del desempleo en los negocios futuros. Si la reforma laboral que el Gobierno intentara imponer por ley, luego del fracaso del DNU judicializado, prospera, las condiciones de inestabilidad laboral y de despidos será “mucho más laxa, en un contexto de depresión de los ingresos”.
Importaciones y consumo
"Si se acentúa la importación y crece la demanda, es poco probable que haya crecimiento de empleo, porque la competencia es desleal. Hay muchas fábricas que comenzaron a convertir sus departamentos de Comercio Exterior en funciones de importación de productos. Otras de línea blanca y electrodomésticos, que fueron los primeros afectados por la apertura, que lo hicieron primero y salvaron sus empresas”, se sinceró un líder fabril ante PERFIL.
En el rubro de consumo masivo, el representante de una empresa nacional confirmó que las ventas terminarán en rojo para diciembre, más allá del “tibio repunte” que se observó en lo que va de noviembre. Allí no pesa tanto el temor de las importaciones, sino en la falta de capacidad de recuperación real del poder adquisitivo. La avalancha de argentinos vacacionando en el exterior, con foco en Brasil por los beneficios cambiarios, se instaló como una nueva preocupación: el traslado del consumo y, en el mejor de los casos, el achique de las compras locales para comprar la mayor cantidad de dólares.
Tensión por los "faltazos"
El clima de tensión fue amplio. Si bien Funes de Rioja descartó que el Gobierno haya “vaciado” el evento y, casi en línea con la Casa Rosada, apuntó contra el periodismo por utilizar esa metáfora. Para el jefe de la UIA, alcanzó con la presencia de Pazo y de Marcos Ayerra, secretario Pyme, para considerar una presencia a la altura del evento más importante que tiene la industria en el año, a donde se congregan dueños de empresas de todo el país. Tampoco estuvo ninguno de los poderosos del círculo rojo productivo, como Paolo Rocca del Grupo Techint, ni representantes de las familias Pagani (Arcor) y Blaquier (Ledesma).
En los pasillos, los industriales estaban “alarmados”. “Está claro que el Gobierno nos puso en la línea de combate y si hay algo que tiene es poder de fuego comunicacional para elegir a sus oponentes. Que no haya venido nadie de peso es una señal inequívoca de que tendremos un 2025 muy complejo”, delineó una de las pocas mujeres que conduce empresas en el país. Las empresas comenzaron a hacer proyecciones estables, pero con márgenes de rentabilidad muy al límite de la pérdida del equilibrio.
Sin embargo, algunos indicadores que la UIA presentará en los próximos días mostrarán puntos de recuperación en algunos sectores puntuales. Lo que no se conoce es el plano de continuidad de ese sendero, según pudo saber PERFIL. Más allá de hidrocarburos, minería, campo y tecnología del conocimiento, las automotrices están recuperando gran parte de la caída del primer semestre. La reactivación del crédito es clave para esa dinámica, según señalaron fuentes del sector, por lo que se choca contra los deseos devaluadores de otros rubros, que ven un “peligroso atraso cambiario”.
LM