Inflación en alimentos: "Necesitaríamos un billete de $15.000 para tener el mismo poder de compra que en 2017"
Un informe privado reveló que una canasta alimentaria que se adquiría por $1.000 hace cinco años, hoy requiere un gasto ajustado por inflación de más de $15.000.
El deterioro del peso argentino se ve reflejado en la pérdida de valor de sus billetes: una compra en alimentos y bebidas que se realizaba en diciembre de 2017 por $1.000, en junio de 2023 implicó un gasto de $15.355. Así lo informó el "Changómetro", un informe realizado por la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA).
“Si llevamos a la discusión de los nuevos billetes, vemos que por lo menos necesitaríamos uno de cerca de $15.000 para que tenga el mismo poder de compra que tenía el de $1.000 cuando recién salió”, explicó el economista jefe de FADA David Miazzo.
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Los precios de los alimentos, por encima del índice general
Según los investigadores que confeccionaron el informe, el proceso inflacionario de los alimentos y las bebidas “no es un problema de una cadena específica o de un producto en particular: es algo que afecta a todos los sectores”.
En los últimos cinco años y medio, el nivel de precios general aumentó más de doce veces y el de los productos alimentarios lo superó al multiplicarse por catorce, marcando una tendencia que se repite en los primeros seis meses de 2023.
En efecto, el primer semestre del año corriente cerró con una inflación alimentaria de 55,6%, casi cinco puntos porcentuales por encima del índice general, que se ubicó en 50,7%. En otras palabras, los alimentos crecen a un ritmo más alto que el promedio de los precios del IPC.
Los tres pilares para bajar la inflación de alimentos, según FADA
Bajo la perspectiva de los economistas de FADA, el antídoto para contrarrestar la escalada inflacionaria radica en tres pilares: reducir la emisión de pesos, alcanzar el equilibrio fiscal y robustecer la confianza en la economía nacional.
“No alcanza con abordar uno de esos tres frentes, sí o sí hay que encarar los tres focos para que funcione”, alertó Miazzo. A la vez, agregó que es condición necesaria “dejar de imprimir pesos” ya que “el Changómetro muestra que el problema no son los precios, son los pesos y su pérdida de valor”.
En segundo lugar, la investigación subraya que el cese de la emisión monetaria requiere de una armonía fiscal que se sostenga en el tiempo: “Los gobiernos tienen que dejar de gastar más de lo que recaudan por impuestos, no hay otra opción que controlar el gasto público para controlar la inflación”.
El último punto que destaca es la generación de confianza en la moneda. “Los pesos, como cualquier moneda, son un papel impreso, su valor está determinado por la confianza que genera el país que lo imprime”, consignó la economista de FADA Natalia Ariño.
MF / Gi
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