MIENTRAS CAE EL CONSUMO EN ALIMENTOS

Lejos de las filas, cerca del hambre: crecen listas de espera en comedores populares

Mientras el consumo de alimentos acumuló una caída del 18,6% este año, la demanda en los comedores aumentó considerablemente. Esta semana organizaciones sociales convocaron a una nueva “Fila del Hambre” frente al Ministerio de Capital Humano, pero hay muchos que, aún lejos de las protestas, necesitan de esa ayuda. Qué pasa en los lugares más alejados del país.

COMEDORES. Aumentó la demanda de alimentos a las organizaciones que hace años mantienen ollas populares en todo el país. Foto: NA

A más de 900 kilómetros de la “Fila del Hambre”, que organizaciones sociales convocaron nuevamente esta semana, Graciela Achabal prepara la comida para 80 familias. Su comedor, ubicado en Chaco, inició como merendero en 2011. Hoy los recursos no alcanzan para una demanda creciente, a la que toca decirle que vuelva a probar suerte en 2025 para poder anotarse. Pero el hambre no espera: la pobreza creció 16 puntos porcentuales en el primer semestre de este año comparada con el mismo periodo de 2023. Ahora, alcanza al 76,2% de la población de esa provincia. 

La fila en las puertas del Ministerio de Capital Humano es una nueva modalidad de protesta ante una realidad que se impone y profundiza: en un plan de reducción de gastos, el Gobierno decidió recortar asistencia a comedores y merenderos. En febrero, la respuesta de la ministra Sandra Pettovello fue que quienes tuvieran hambre podían concurrir a tocarle las puertas. Ella los atendería “uno por uno”, aseguró. Ocho meses después las 20 cuadras de espera terminaron, otra vez, sin respuestas.

En el comedor que dirige Graciela en el barrio Presidente Sáenz Peña –que lleva el mismo nombre de la ciudad chaqueña– las filas también se engrosan, pero los recursos son cada vez más finitos. Por el aumento del desempleo las organizaciones con las que lograron tejer redes también reciben menos donaciones. Durante todos estos años el comedor logró crecer a fuerza de sacrificio. “En 2011 comenzamos a tocar puertas y a recibir ayuda del municipio. Arrancamos en el barrio entregando la merienda a 30 chicos”, comentó a PERFIL. En 2017 recibieron la primera donación de comida y abrieron el comedor. “En ese momento mi marido, que es carpintero, decidió que parte de lo que vendíamos íbamos a usarlo para comprar lo que nos faltaba: carne y verdura. Ahí arrancamos con nuestro primer plato de comida. Fue una alegría ver a esos 70 chicos comer…”, recordó. Hoy, además de comida, ofrecen clases de pintura, guitarra y apoyo escolar. Se sostienen con ayuda de organizaciones, el municipio y donaciones particulares. 

Las filas del hambre se mantienen hace meses sin respuestas
 

En los años que lleva en el comedor, Graciela vio pasar varias generaciones: los que antes eran niños hoy son padres y madres de otros que hoy van a buscar su plato de comida. Por eso su prioridad es que puedan salir de ese círculo. Tengo una mamá de 17 años que hoy está estudiando enfermería. La mayoría de mis ‘nenitos’, como les digo yo, están terminando el colegio. Hoy una mamá me dijo que quiere estudiar para ser ingeniera agrónoma”, contó. “Qué bueno, le dije. Tenemos una hermosa facultad pública donde hay 45 carreras, y a la que los chicos pueden ir caminando. Yo siempre les digo que, por más que seamos pobres, tienen que estudiar para que la historia no se repita”. Afirmó que, cuando esas cosas pasan, siente que su trabajo “no es en vano”.

Para sostener el esfuerzo necesitan donaciones de alimentos no perecederos. También ayuda para poder construir un pequeño salón en el terreno que en 2023 lograron comprar y en el que piensan instalar una biblioteca comunitaria.

“Actualmente, 6 de cada 10 chicos necesitan de un comedor para alimentarse. Del año pasado a este se triplicó la cantidad de organizaciones que quieren articular con nosotros. En este momento tenemos varias en lista de espera”, explicó a este medio Fernando Uranga, director de la ONG Banco de Alimentos Buenos Aires. “Articulamos con casi 1.200 y queremos llegar a muchas más. Para eso necesitamos que más empresas decidan sumarse a nuestra cadena de valor”, señaló. La organización trabaja desde 2001 como puente entre empresas e instituciones que quieren ayudar y 1.181 comedores y organizaciones que cada vez requieren más asistencia. “Recibimos donaciones de alimentos y otros productos en nuestro centro de distribución en Benavídez, donde nuestros voluntarios los clasifican y luego son almacenados para, posteriormente, armar los pedidos. Entre 30 y 40 medios de transporte vienen a retirar mercadería todos los días”, concluyó.

Pero, mientras crece la demanda en los comedores, baja la venta de productos básicos en los pequeños comercios. El ministro de Economía, Luis Caputo, celebró en su cuenta de X el aumento de las transacciones en Mercado Libre y compartió un posteo de su fundador, Marcos Galperín, en el que anunciaba que se vendieron “20 millones de productos y 916 millones de dólares” en agosto. La Confederación Argentina de la Mediana Empresa registró en los primeros nueve meses del año, y en contrapartida, una caída del 18,6% acumulada en el consumo de algo tan básico como los alimentos. A nivel intermensual, este rubro presentó un repunte de apenas el 0,1%, pero respecto a 2023 bajó un 2,7%. “El mes trajo algunas reducciones de precios, pero aun así fue muy visible la pérdida de poder adquisitivo de las familias, que generó cambios en la demanda del consumidor, con más peso en las segundas marcas y más búsqueda de ofertas”, señalaron desde la institución.

Las ventas en farmacias también cayeron en septiembre. Acumularon una baja del 25,5% en el año y de un 3% respecto al mismo mes de 2023. “Fue un mes malo para el rubro, no solo por los bajos niveles de operaciones sino también por la caída de los márgenes de ganancias. La leve mejora frente a agosto (0,1%) solo mostró cierta tranquilidad en los comercios de que la venta en los próximos meses podría repuntar. Observaron que, en medicamentos, la gente pedía la marca más económica”.

De acuerdo con los datos de la consultora Sentimientos Públicos, en los últimos seis meses, 7 de cada 10 argentinos disminuyeron cenas afuera o celebraciones. “La sociedad achica sus espacios de goce, pero también de sociabilidad”, explicaron en un informe. Tal vez el dato más grave de esta encuesta es el que señala que, en tiempos en los que más se necesita, 3 de cada 10 personas tuvieron que suspender la ayuda económica a familiares.

En el comedor de Graciela, como en tantos otros, las filas se hacen cada vez más largas, pero la solidaridad resiste. Con ayuda de las 13 personas voluntarias preparan pastelitos para celebrar el día de la madre