ECONOMISTA DE LA SEMANA

Impacto de las reformas promercado de Milei y el papel de la IA

Proyecto económico. Milei comenzó una transformación en la Argentina. Foto: cedoc

En diciembre de 2023, la Argentina enfrentaba una de las peores crisis económicas de su historia. Con una inflación descontrolada, déficit fiscal, reservas internacionales agotadas y una profunda crisis de confianza en el sistema económico, el país estaba al borde del colapso. Javier Milei asumió la Presidencia con la promesa de implementar reformas estructurales para revertir esta situación. Pero, ¿qué impacto han tenido estas reformas promercado? ¿Cómo la inteligencia artificial podría jugar un papel clave en esta transformación? Este artículo explora el camino recorrido hasta ahora y los desafíos que quedan por delante.

El punto de partida: una economía en crisis

Cuando Milei asumió el cargo el 10 de diciembre de 2023, la Argentina enfrentaba un déficit fiscal del 4,5% del PBI, mientras que el cuasifiscal –producto de pases y Leliqs– representaba el 11% del PBI, equivalentes a casi tres bases monetarias. Este escenario de excesivo gasto público, junto con la caída de la demanda de dinero, situaba al país al borde de una hiperinflación.

El panorama no era más alentador cuando se examinaban las reservas netas, que se encontraban en números negativos, alrededor de US$ 9.393 millones. Los depósitos en dólares habían caído un 57% desde las PASO de 2019, y el superávit comercial era insuficiente para cubrir la demanda de dólares y el pago de deuda externa, que sólo en el primer cuatrimestre de 2024 sumaba pagos de US$17 mil millones. A esto se sumaba una profunda crisis social, donde el nivel de vida del trabajador promedio se había desplomado un 33% en seis años, y la pobreza infantil alcanzaba al 60% de los niños del país.

El plan de ajuste y las reformas promercado

Frente a este colapso inminente, el presidente Milei lanzó un plan de ajuste que se ha catalogado como el más grande en la historia de la Argentina. Durante los primeros meses de su gestión, Milei se centró en reducir drásticamente el gasto público, logrando un superávit fiscal del 0,9% del PBI. Aunque una parte del ajuste se realizó mediante la congelación de partidas presupuestarias que se licuaban con la inflación, el mayor peso recayó sobre los recursos políticos como la reducción de obras públicas y transferencias discrecionales a las provincias.

Una de las primeras medidas fue corregir la distorsión de los precios relativos, lo que incluyó una devaluación del tipo de cambio. Como resultado, el Gobierno logró acumular reservas internacionales netas, que actualmente alcanzan los US$ 3.294 millones. También se observó una recuperación en los depósitos en dólares, que volvieron a los niveles previos a las PASO, y un incremento en la demanda de dinero, lo que estabilizó el mercado cambiario y evitó una hiperinflación.

Además, los salarios reales comenzaron a recuperarse, marcando un cambio de tendencia tras varios años de deterioro.

Atraer inversiones y modernizar el mercado laboral

Las reformas promercado no se detuvieron allí. Una de las más destacadas es la “ley Bases”, diseñada para atraer capitales extranjeros a sectores clave como energía, agroexportación, minería e infraestructura. Esta ley ofrece beneficios impositivos, aduaneros y cambiarios por tres décadas, además de brindar seguridad jurídica a las inversiones superiores a US$ 200 millones.

Otra reforma crucial es el programa de privatización de cuarenta empresas estatales que generaban pérdidas para el Estado. Estas empresas ahora van a competir en igualdad de condiciones en el sector privado, lo que optimiza el uso de los recursos y reduce la carga fiscal sobre los contribuyentes.

El mercado laboral también está en el centro de las reformas. La ley “Bases” establece reglas más claras, lo que facilita la contratación de trabajadores y moderniza las relaciones laborales. Además, el blanqueo de capitales promete inyectar liquidez al sistema y fortalecer la economía formal. En conjunto, se espera que estas medidas atraigan más de US$ 130 mil millones en los próximos meses, lo que impulsará el empleo y los salarios reales.

El papel de la inteligencia artificial en la transformación económica

La inteligencia artificial (IA) es un elemento clave que puede acelerar la recuperación económica de Argentina. En la actualidad, la IA no es solo un concepto teórico; es una tecnología aplicada que está revolucionando industrias en todo el mundo. Desde la automatización de procesos hasta la personalización de experiencias para los clientes, la IA ha demostrado ser una herramienta poderosa para aumentar la eficiencia y mejorar la toma de decisiones.

Las empresas que integran IA en sus operaciones pueden aprovechar grandes volúmenes de datos para predecir tendencias del mercado, optimizar recursos y reducir costos. Esta transformación digital no solo mejora la eficiencia operativa, sino que también fomenta la innovación, permitiendo el desarrollo de nuevos modelos de negocio que posicionan a las empresas en la vanguardia de sus industrias.

En la visión de Milei, la IA no es solo una herramienta tecnológica, sino un motor clave para impulsar el crecimiento económico sostenido, en línea con el modelo de crecimiento de Solow. Según este modelo, el crecimiento de una economía a largo plazo está determinado por el capital, el trabajo y el progreso tecnológico. Si bien el aumento del capital y la fuerza laboral tienen rendimientos decrecientes, es el avance tecnológico el que puede generar un crecimiento sostenido en la productividad. La IA, al ser una tecnología transformadora, tiene el potencial de mejorar drásticamente la eficiencia en diversos sectores, lo que incrementa la productividad sin necesidad de aumentar proporcionalmente el uso de insumos. Esto, a su vez, eleva el producto per cápita de manera permanente, superando las limitaciones impuestas por el simple aumento del capital o la mano de obra.

Milei apuesta por un “shock tecnológico” impulsado por la IA para elevar la tasa de crecimiento de la economía argentina. La incorporación masiva de esta tecnología en procesos productivos y de servicios permitirá optimizar recursos, reducir costos y fomentar la innovación, lo que generaría un aumento en la producción agregada. En términos del modelo de Solow, la IA actúa como un catalizador que desplaza la función de producción hacia arriba, permitiendo que el crecimiento económico no solo dependa del aumento en los insumos tradicionales, sino del cambio tecnológico. Este enfoque busca posicionar a Argentina en un sendero de crecimiento sostenido, donde el progreso tecnológico sea el principal motor de la expansión económica a largo plazo.

¿Qué pasa si Argentina se convierte en un polo de IA?

Si Argentina lograra convertirse en un polo de inteligencia artificial, aprovechando un crecimiento económico sostenido impulsado por esta tecnología, el impacto en los próximos diez años sería notable. Con un crecimiento promedio anual del 5% al 7%, el PBI per cápita podría ascender de los actuales US$ 13.730 millones a un rango entre US$ 22.365 millones y US$ 27.009 millones. Este impulso tecnológico no solo aumentaría la riqueza del país, sino que también ayudaría a reducir drásticamente la pobreza y el desempleo. La pobreza, que hoy afecta al 50% de la población, podría descender al 19,9% en el escenario de crecimiento más conservador, o incluso al 14,2% en un contexto de mayor dinamismo económico. Por otro lado, el desempleo, actualmente en un 7,7%, también se vería reducido a niveles entre el 4,6% y 3,7%.

La combinación de reformas estructurales promercado y el potencial transformador de la inteligencia artificial posiciona a la Argentina en un momento crucial. Si bien los desafíos económicos son enormes, las reformas de Milei han comenzado a dar sus primeros resultados. La estabilización de las finanzas públicas, el aumento de las reservas y la atracción de inversiones extranjeras son pasos en la dirección correcta. La inteligencia artificial, por su parte, podría ser el impulso adicional que el país necesita para consolidar un crecimiento sostenible a largo plazo.

Es un momento de transformación, y aunque el camino no será fácil, las herramientas están sobre la mesa para que la Argentina recupere su estabilidad económica y prospere en el futuro.

* Economista, directora de Candormap y FLH.