suben los dólares

El mercado descuenta una devaluación, desarma el carry trade y presiona a los tipos de cambio

La incertidumbre acerca del futuro de la política cambiaria provocó una tensión cambiaria que derivó en la suba de los dólares, producto de desarmes de carry trade.

FMI. El ministro de Economía, Luis Caputo, necesita hacerse de dólares frescos para poder afrontar los pagos de deuda de 2025. Foto: AFP

La tensión cambiaria se hizo sentir en los últimos días con la venta de dólares del Banco Central (BCRA), el desarme de carry trade y la suba de los tipos de cambio. El mercado mira con atención el esquema cambiario del Gobierno en medio de las negociaciones con el Fondo monetario Internacional (FMI) y descuenta una devaluación, algo que se vio reflejado en los futuros de ROFLEX. El equipo económico salió a tratar de poner paños fríos respecto a una posible devaluación a raíz del nuevo acuerdo. La posibilidad de que con el organismo internacional se unifiquen posturas a través de una banda de flotación. 

“Argentina es un país que puede flotar, en tanto y en cuanto estén dadas las condiciones macroeconómicas para hacerlo”, expresó el ministro de Economía, Luis Caputo, en una entrevista televisiva y, ante la consulta de si el equipo económico abandonará la administración rígida del tipo de cambio, contestó: “Lo que hagamos nosotros no va a afectar a la gente”. "Ahora estamos recapitalizando el BCRA para crear las condiciones necesarias para que cuando liberemos las restricciones no haya un salto cambiario, como algunos piensan. Por otro lado, el FMI no pide nada de eso", remarcó Caputo en declaraciones a A24.

“Las declaraciones del ministro Caputo, dejando abierta la posibilidad de avanzar en un esquema de flotación cambiaria luego del acuerdo del FMI, tuvieron impacto directo en los futuros del ROFEX. La devaluación mensual implícita en las posiciones a 1 meses vista (abril), que venía convergiendo a la baja por la expectativa de que el Gobierno sostendría su política cambiaria hasta las elecciones, trepó a niveles del 6% mensual ayer”, señaló un informe de la consultora LCG.

Las declaraciones del titular de la poltrona de Hacienda lejos de llevar tranquilidad al mercado provocaron un ambiente de incertidumbre respecto del futuro del régimen cambiario, esquema que el oficialismo decía que era innegociable. Cabe recordar que el plan original en lo que respecta a la política cambiaria cambiario del presidente Javier Milei era hacer converger la tasa de devaluación, hoy en el 1% mensual, con la tasa de inflación, algo que parece estar en duda si se cierra el acuerdo con el FMI y cambian el esquema. Sobre todo porque el equipo económico también se está encontrando con inconvenientes a la hora de continuar con el sendero de desaceleración del IPC, ya que en febrero marcó un 2,4% lo que significó una pequeña aceleración de 0,2 puntos porcentuales respecto al mes anterior y no lograr romper la barrera del 2%. 

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Esta situación de incertidumbre respecto al futuro del rumbo cambiario llevó a que muchos inversores se cubrieran y desarmaran posiciones de carry trade, es decir salida de posiciones en pesos para dolarizar carteras, cosa que presionó a los dólares. Una fuente del mercado, que es dueño de un Agente de Compensación y Liquidación (ALYC), señaló a PERFIL: “creo que hay desarme de LECAP y BONCAP larga, que es donde más está afectando y se está corriendo al dólar con ese desarme”

“En los últimos días se observa una importante salida de posiciones en pesos, lo que presiona los dólares financieros. Consideramos que, sobre todo, por expectativas de corrección cambiaria, que llevan a los inversores a dolarizarse, algo que de por si se da en años electorales. Si esta tendencia se profundiza, el Gobierno podría verse forzado a ajustar su política cambiaria antes de lo esperado, que, para nosotros, iba a ser después de las elecciones”, sostuvo a este medio Leo Anzalone, economista y director del Centro de Estudios Políticos y Económicos (CEPEC).

Esta cobertura en dólares solo denota que el mercado ya descuenta una devaluación, algo que se vio reflejado en los futuros del ROFEX, ya sea implícita en una flotación entre bandas o una aceleración del crawling peg, que es la otra opción que estuvo trascendiendo aunque menos probable. Esta situación presionó a los tipos de cambio en los últimos días, este miércoles el blue cerró a $ 1.280, el MEP a $ 1.286 y CCL a $ 1.291 . A su vez, la tensión cambiaria tuvo su correlato en el Banco Central, que vendió US$ 186 millones y las reservas bajaron casi US$ 1.000 millones en cuatro días. 

Pero en este escenario, parece que el BCRA hizo poco para frenar la escalada. El volumen operado en AL30 contra pesos fue récord, pero el de AL30 y GD30 contra dólares sugiere que la presencia del BCRA no ha sido relevante, estando muy por debajo de los picos anteriores. “Quizás esto obedezca también al proceso de negociaciones con el FMI, organismo que suele ser reacio (y cada vez más, a partir de la experiencia con Argentina) a valorar pérdidas de reservas para sostener un valor del dólar que se percibe atrasado”, agregó LCG.

Otro de los funcionarios que salió a hablar al respecto fue el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, quien se presentó el martes en la Iefa Latam Forum, donde se refirió a la política cambiaria y expresó que “no hay un objetivo de tipo de cambio” y que, en realidad, lo que pasa es el “resultado de una moneda que está más fuerte por orden macro”. Esa postura de una de las espadas económicas del Gobierno en relación al debate de si hay o no atraso cambiario y que el Gobierno se encarga de negar energéticamente.

A su vez, Quirno tuvo que salir a desmentir tensiones entre la Casa Rosada y el equipo económico, a raíz de las declaraciones del economista Ricardo Arriazu, quien había señalado que “al Presidente le gusta la flotación y al Fondo le gusta la flotación". "Y mucho me temo que van a querer poner una flotación compacta parecida a la del 2018 y eso va a crear problemas”, sostuvo. “Me dicen que hay alguna diferencia entre el presidente que quiere flotar y el Banco Central y Economía, que no quieren flotar. El peligro es de que me pongan una banda cambiaria que me genere cierta incertidumbre. No puedo fijar la base monetaria y al mismo tiempo flotar el tipo de cambio. Eso es lo que me preocupa”, agregó Arriazu.

“El Gobierno quiera mantener el crawling peg actual para seguir desacelerando la inflación, donde fue muy exitoso. Sin embargo, si el atraso cambiario se vuelve insostenible y el FMI lo exige, una opción intermedia sería una banda de flotación administrada, donde el BCRA intervenga solo si el tipo de cambio se aleja de ciertos valores de referencia”, expresó Anzalone.

Una banda de flotación es la versión más fuerte que comienza a trascender respecto al futuro del régimen cambiario, ya que una aceleración del crawl tendría su correlato impacto inflacionario que, en un año electoral, el Gobierno busca a toda costa mantener a raya la nominalidad en la economía y mostrar la desaceleración de la inflación como su caballo de batalla en la campaña. Sin embargo, si el dólar oficial sigue atrasado respecto a la inflación, las reservas pueden seguir perdiendo competitividad, alertan los especialistas.

 

GM-AM