ECONOMISTA DE LA SEMANA

El impacto de la reducción del crawling-peg

BCRA. Con el menor ajuste mensual del tipo de cambio, se reduce la capacidad de acumular divisas. Foto: Néstor Grassi

Apenas dos semanas después del inicio de 2025, el Banco Central (BCRA) anunció cambios en la dinámica del tipo de cambio oficial y, por añadidura, en su estrategia monetaria. La baja del crawling-peg no es inocua y pone al programa de estabilización del Gobierno en una nueva etapa. Esto abre varios debates: ¿qué tanto ayudará a reducir la inflación?; ¿nos llevará a un tipo de cambio cercano al de equilibrio?; ¿habrá que bajar la tasa?

El Gobierno identificó correctamente las causas de la inflación en la Argentina: déficit fiscal financiado con emisión, sumado a una deuda del BCRA que pagaba intereses diarios y también se financiaba emitiendo. Por este motivo, se apostó por eliminar rápidamente, y de raíz, estas dos fuentes de expansión monetaria. Se ajustó el gasto público y se redujo la tasa que pagaba la deuda del Central, para luego traspasar toda esa deuda al Tesoro. De esta forma, se le devolvió el control de la política monetaria al BCRA, lo que le permitió enfocarse en bajar la inflación.

La realidad es que las economías que viven procesos hiperinflacionarios, como el de Argentina en 2023, pierden su unidad de cuenta y las expectativas de los agentes económicos se disparan. Para cortar con ese proceso, los planes de estabilización incluyen como primera medida volver a dar un ancla nominal a la economía. Dentro de la estrategia del Gobierno, dicha ancla fue el tipo de cambio, para el cual se había fijado un sendero de suba mensual del 2%. El ancla cambiaria contribuyó a una rápida desaceleración en los precios de los bienes, lo que favoreció la reducción de la nominalidad en toda la economía y permitió estabilizar las expectativas.

El informe del Indec publicado el pasado martes indicó que la inflación de diciembre fue de 2,7%. Aunque elevado en términos absolutos, este número refleja una mejora significativa en comparación con el 25,5% de diciembre de 2023. De esta manera, el índice de precios al consumidor acumuló 117,8% en 2024; que puesto en perspectiva muestra un logro más que evidente, frente al 211,4% acumulado en el período anterior. Este contraste subraya los logros obtenidos en el control de las dinámicas inflacionarias, donde el crawling-peg ha sido una herramienta central.

Dicho esto, la pregunta que surge entonces es cómo seguir bajando la inflación hasta un dígito anual. Conforme a lo anticipado por el presidente Javier Milei, el compromiso era claro: si la inflación de diciembre se situaba en torno al 2,5%, la devaluación mensual se reduciría al 1%. Esta decisión se fundamenta en la idea de que los aumentos han comenzado a converger hacia lo que el Gobierno denomina “inflación inducida por el programa”, que se refiere al efecto combinado del ajuste gradual del tipo de cambio (2%) y la suba internacional; que en el caso de Estados Unidos alcanzó el 0,4% mensual durante diciembre.

Es decir, para seguir la desaceleración de la inflación del nivel de precios, utilizando la misma herramienta, hay que bajar el crawling, y así lo hizo el BCRA. La reciente disposición no modifica los fundamentos del esquema, sino que reduce su ritmo al 1% mensual a partir del 1° de febrero.

Implicancias del ajuste en la devaluación. El cambio de política anunciado, aunque aparentemente modesto, tiene implicancias profundas. Primero, la reducción del crawling-peg tiene un impacto potencialmente positivo sobre la dinámica de precios, particularmente en los bienes transables. Estos productos, cuyo precio está directamente vinculado al tipo de cambio, tienen un piso de incremento consistente con la variación del valor oficial del dólar (entre septiembre y diciembre crecieron en torno al 2%).

Otra cuestión a tener en cuenta es el impacto sobre la acumulación de reservas internacionales. Bajo el esquema actual, el BCRA deprecia el peso un 2% mensual, lo que, incluso con una demanda de dinero constante, le permite emitir pesos a ese ritmo para comprar dólares en el mercado y fortalecer sus reservas. Ahora, con un ajuste del 1%, ese margen se reduce, limitando su capacidad para acumular divisas en un contexto donde las reservas netas siguen siendo negativas. Este desafío cobra especial relevancia dado que la acumulación de reservas es clave para recomponer el balance del Central, lo cual implica mayor confianza y credibilidad por parte del mercado; algo indispensable para estabilizar la economía. Por lo tanto, cualquier restricción adicional en este frente podría intensificar las tensiones externas.

La relación con las tasas de interés y la estabilidad monetaria. Para mantener un esquema monetario estable, es crucial que haya consistencia entre el valor del tipo de cambio, la tasa de interés y la cantidad de dinero. De no ser así, el exceso de pesos podría migrar hacia el dólar, generando presiones sobre los paralelos e incrementando la brecha cambiaria. Dicho de otra forma, el crawling-peg da un ancla nominal, pero la política monetaria debe ser consistente con que el peso siga dicho camino frente al dólar.

Durante diciembre y principios de enero, la demanda de pesos aumenta por factores estacionales, lo que ayudó a fortalecer la posición del peso. Sin embargo, una vez superado este período, será necesario reducir el exceso de oferta de dinero para evitar una mayor depreciación del peso.

Actualmente, la tasa de política monetaria se encuentra en 32% (TNA), o bien 2,7% mensual. Es decir, en línea con la inflación actual. En este contexto, sería conveniente esperar una disminución más marcada de la inflación antes de avanzar con una baja, minimizando los riesgos sobre el tipo de cambio. En el mientras tanto, el Tesoro puede dar una mano retirando pesos del mercado y depositándolos en el BCRA a través de sus licitaciones quincenales de títulos públicos, como de hecho hizo esta semana.  

En fin, si bien los datos muestran que la inflación está relativamente bajo control, ahora resta hilar en la sintonía fina para poder dominarla por completo. La decisión del Central de reducir el ritmo del crawling-peg al 1% mensual representa un paso significativo en la estrategia oficial para consolidar la estabilidad macroeconómica. Si bien esta medida enfrenta el desafío de limitar la acumulación de reservas en un contexto de fragilidad externa, también ofrece el potencial de moderar las presiones inflacionarias, especialmente en los bienes transables.

*Economista de la Fundación Libertad y Progreso.