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La crisis de la industria se aceleró en la era Javier Milei y es más profunda que en la gestión de Mauricio Macri

Fundar realizó un estudio sobre la política industrial en Argentina, un sector que representa casi el 20% del PBI. A diferencia del libertario, en la gestión de Macri hubo algunos incentivos sectoriales. De acuerdo con el thin tank, Milei tiene escaso interés en la política productiva.

Industrias Foto: Noticias Argentinas

La industria es uno de los sectores más golpeados desde que Javier Milei asumió la presidencia. La caída de la producción manufacturera, según el INDEC, en los primeros ocho meses del año se retrajo 13,2%, una cifra muy superior a la media de la economía (-3,1%), y con la particularidad de que 15 de sus 16 ramas estuvieron en retracción. Entre fines de 2023 y julio de 2024 también se contrajo en casi 1.100 la cantidad de empresas industriales activas y en 29.000 la cantidad de empleos industriales. 

La llegada al gobierno de Javier Milei en diciembre de 2023 está suponiendo un nuevo viraje en la política industrial. De modo mucho más pronunciado, aún que lo que fue en el período 2015-2019”, resaltó Fundar en su reciente informe titulado: “Luces y sombras de la política industrial en Argentina en el siglo XXI” y elaborado por Daniel Schteingart, Andrés Tavosnanska, Paula Isaak, Juan Manuel Antonietta y Matías Ginsberg.

Es en este marco de fuerte ajuste fiscal, recesión y eliminación de dispositivos de política industrial “que debe entenderse que los primeros meses estuvieron marcados por una total primacía de la política macroeconómica respecto a la política productiva y por una amplia vocación de reformas desreguladoras”, señaló el documento. 

“La primacía de la macro por sobre lo productivo se explica por la magnitud de los problemas macroeconómicos heredados, pero fundamentalmente por la convicción de que la intervención estatal en la economía en general y la política productiva en particular generan problemas antes que soluciones. Detrás del enfoque económico del nuevo gobierno, sobrevuela la idea de que ´la mejor política industrial es aquella que no existe´, tan típica del discurso predominante en los ‘80 y los ‘90”, destacó el estudio.

Por su parte, Daniel Schteingart, director de Planificación Productiva en Fundar, sostuvo en conferencia de prensa: “Aunque no lo digan, este gobierno no cree en las políticas sectoriales, tiene escaso interés por las políticas productivas”. A su vez, Schteingart señaló que hubo un recorte mayor que durante la gestión de Mauricio Macri en las partidas presupuestarias destinadas a ciencia, tecnología e industria del 65% en términos reales, con un fuerte impacto en recortes de políticas promotoras de la industria. 

El análisis del think tank también subrayó que durante el gobierno de Macri si bien la política productiva perdió peso en la agenda y a nivel presupuestario, el gobierno impulsó algunas iniciativas relevantes, como la Ley Pyme y la Ley de Emprendedores.

La política industrial en Argentina: entre el movimiento pendular y los resultados mixtos

El informe concluyó que existe un movimiento pendular en la política industrial argentina en los últimos años entre los gobiernos nacional populares y los liberales. Mientras que los primeros la industria y el empleo industrial por lo general crecen pero no se sostienen en el tiempo, en los gobiernos liberales la industria y el empleo industrial por lo general se achican.

Los gobiernos nacional populares “creen en la industria como motor del desarrollo, pero: particularmente de las industrias que no son de base primaria y como descuidan el sector primario, que genera dólares, terminan afectando la capacidad exportadora de la economía y el propio crecimiento industrial.También “tienden a ser proteccionistas frente a las importaciones para preservar el empleo” e “incrementan la inversión pública en políticas industriales, con resultados mixtos”.

“Pero una parte relevante de los esfuerzos de política industrial estuvieron destinados a promover sectores de mínima agregación de valor o a sostener industrias poco competitivas: el máximo ejemplo es el ensamble fueguino (cuyo gasto tributario promedió el 0,31% del PIB en el siglo XXI, más que todo el gasto en función ciencia y técnica o industria). Otro ejemplo: proteccionismo excesivo a industrias de baja productividad, a costa de sobreprecios notables para los consumidores”, agregó Fundar.

Por su parte, los gobiernos liberales ponen “particular foco en la macroeconomía y poner las cuentas en orden”, le dan “menor importancia de la política productiva”, “no creen en la industria como sector particularmente estratégico”. A la vez que “des financian la inversión pública en políticas industriales" y “Tienden a ser aperturistas frente a las importaciones para bajar precios”.

Sectores con mayor potencialidad

El estudio remarcó la importancia de la industria. Representa casi el 20% del PBI, 2,6 millones de puestos de trabajo directos y explica el 57% de las exportaciones de bienes y servicios.

Por otro parte, expresó que 4 bloques industriales tienen alta potencialidad a futuro: la agroindustria, que representa un tercio del PBI de toda la industria, la de capitales intensivos, la industria del conocimiento y la metalmecánica y automotriz. 

A su vez, señaló que se debe ir hacia una “salida gradual del régimen de Tierra del Fuego”, debido a que la industria Ensambladora tiene un bajo potencial competitivo, y se destina un gasto tributario del 0,31% del PBI, más que lo destinado a ciencia, tecnología e industria.

Contexto internacional: el renacimiento de la política industrial en el mundo

El informe de Fundar también sostuvo que desde hace ya algunos años, y tras haber estado fuera de la agenda durante varias décadas, la política industrial está “de regreso” en las principales potencias. El estudio detalló algunas razones por lo que pasa esto, entre ellas el crecimiento de la disputa tecnológica entre China y Estados Unidos. Un segundo punto se debe al “objetivo de ganar márgenes de autonomía en un contexto en donde las interdependencias crecientes producto del auge de las cadenas globales de valor han generado ciertas vulnerabilidades en las economías nacionales”.

Por otra parte, el cambio climático está jugando su peso ya que el interés “por los bienes y servicios ligados a la transición energética está creciendo exponencialmente”. Otra razón detrás del creciente interés por la política productiva orientada a la industria manufacturera “está también impulsado por la idea de que varias de sus ramas son capaces de generar puestos de trabajo con una calidad superior a la media de la economía, con elevados efectos multiplicadores sobre otros sectores y, por todo ello, con un gran potencial para generar sociedades de movilidad social ascendente”, destacó el documento.