Del ALCA a un tratado de libre comercio: ¿la misma "oportunidad" 20 años después?
Javier Milei aseguró que hace dos décadas Argentina perdió una oportunidad "histórica" de alcanzar un acuerdo de libre comercio con EEUU por el rechazo al ALCA. La iniciativa rechazada por países de la región en 2005 y sus diferencias con la posibilidad de un acuerdo bilateral en 2025.
“Consideraría cualquier cosa. Creo que Javier Milei es un gran líder, está haciendo un trabajo fantástico, resucitó al país del olvido. Sí, veremos muchas cosas”, contestó el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ante la consulta de un periodista sobre la posibilidad de que su gobierno analice la opción de firmar un acuerdo de libre comercio con Argentina.
La declaración llega después de que el mandatario argentino afirmara, en el discurso de apertura de sesiones del Congreso, que el país está ante una “oportunidad histórica” para “entablar un acuerdo comercial con Estados Unidos”. Milei aseguró también que Argentina ya tuvo esa oportunidad hace veinte años y la dejó pasar.
Fue precisamente hace 20 años, en 2005, que la idea de un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) fracasó. Por entonces los países del Mercosur decidieron negociar de manera conjunta la iniciativa que planteó el gobierno de Bill Clinton en la primera Cumbre de las Américas, en 1994.
En 1998, durante el segundo encuentro, se elaboró un plan para la definición de ese acuerdo. Fue durante la tercera cumbre, en 2001, que la propuesta comenzó a tomar fuerza y notoriedad pública: ese año comenzaron también las protestas masivas en contra de esas negociaciones.
Para 2005 lo que en principio se había planteado como un tratado regional pasó a convertirse en la intención de firmar acuerdos bilaterales. El 5 de noviembre de ese año, en la IV Cumbre de las Américas, los presidentes de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay rechazaron el proyecto que unos años antes (en 2003), los mandatarios de los dos primeros países se habían comprometido a negociar en conjunto en el documento conocido como el Consenso de Buenos Aires.
Si la referencia del presidente fue respecto al ALCA, lo primero que hay que considerar es que no solamente hay una diferencia en las iniciativas –la primera fue por escrito, de parte de los Estados Unidos y a toda la región, y el tratado de libre comercio que propone el gobierno argentino es una propuesta del gobierno surgida de este país y no consta, por ahora, en ningún documento, ni cuenta con definiciones concretas– sino también en los contextos: no existe la intención de negociar de manera conjunta con los países del Mercosur, y tampoco es intención de EE.UU. negociar acuerdos de libre comercio con el resto de los países, más bien todo lo contrario: en las últimas horas, por ejemplo, el presidente estadounidense anunció que elevará al 50% los aranceles a la importación de acero y aluminio.
Ventajas y desventajas de pertenecer al Mercosur
“No veo al ALCA como una gran oportunidad. Hubiera sido en ese momento una entrega del mercado interno, no solo argentino, sino de toda América del Sur y América Central, a las corporaciones o empresas americanas, que hubieran podido vender lo que hubieran querido. Claramente nosotros podíamos llegar a vender a EE.UU. commodities o manufacturas de bajo valor agregado”, explicó a PERFIL Fernando Urdaniz, especialista en integración económica y docente universitario. “Era un proyecto inviable, con muchos países, diversidad cultural, diversidad en desarrollo, claramente no hubiera sido una buena decisión avanzar sobre esa propuesta”.
Esta nueva “oportunidad” es diferente, aseguró. “Siempre un acuerdo libre de comercio puede ser beneficioso para los países, sobre todo para los países en vías de desarrollo como el nuestro”, agregó. Pero, por otro lado, “la industria argentina va a tener que salir a competir con insumos americanos que vienen con otra estructura, con otro peso, con otro precio, con otra calidad. Hay que analizarlo en detalle. Los acuerdos libres de comercio no se deben firmar en forma tan intempestiva, requieren de un análisis mucho más profundo”.
Todo depende del sector. “Algunos podrían verse perjudicados: las autopartes, todo lo que es tecnología, algunos alimentos. Por otro lado, si le preguntás, por ejemplo, al sector vitivinícola, cuyo principal mercado de exportación es Estados Unidos, te va a decir que está perfecto. Seguramente el sector vitivinícola va a ganar mucho más dinero, pero es ínfimo a nivel nacional”.
El principal obstáculo, por lo pronto, sería el Mercosur: “para que se firme un acuerdo de libre comercio tiene que haber decisión unánime de los miembros del Mercado Común, en este caso Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina. Es decir, no basta con la buena voluntad de Argentina. Si Brasil se opone a un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos –y seguramente se va a oponer–, el acuerdo no puede prosperar”.
En su discurso Milei afirmó que “es necesario estar dispuesto a flexibilizar o, incluso, llegado el caso, a salir del Mercosur, que lo único que logró desde su creación es enriquecer a los grandes industriales brasileros a costa de empobrecer a los argentinos”.
En este sentido, la alternativa, según Urdaniz, podría ser “transformar el Mercosur, y que en lugar de ser un mercado común pase a ser una zona de libre comercio”. Esta opción sería viable, consideró, porque “el Mercosur no existe como mercado común, no hay libre circulación de factores productivos, no hay libre circulación de personas, solamente uno puede estar tres meses en Brasil como turista y tres meses más y después hay que volver. No existe pasaporte comunitario del Mercosur, el arancel externo está completamente distorsionado, Brasil cobra un arancel, Argentina cobra otro, existe mucha distorsión”.
De acuerdo con los datos del Ministerio de Relaciones Exteriores, las exportaciones argentinas a Brasil pasaron de representar el 15,7% al 17,1% del total desde 2005 a 2024. En ese mismo periodo las ventas a los Estados Unidos bajaron: del 11,1% del total al 8%.