Según un informe, Alberto es el presidente peronista que asume con peor contexto desde 1952
El documento, escrito por investigadores de la Universidad Austral, asegura que, de todas formas, el mandatario cuenta con "oxígeno social" a su favor.
Que Alberto Fernández no la tiene fácil es una verdad bien sabida: deuda externa al borde del default, desocupación, pobreza, déficit fiscal y una recesión en el país y la región son algunos de los problemas que deberá afrontar su presidencia. Sin embargo, un estudio del IAE (la escuela de negocios de la Universidad Austral) va un paso más allá y asegura que en los últimos 67 años ningún un presidente peronista había asumido en un contexto tan esquivo.
“Por primera vez desde Perón en 1952, un presidente peronista, Alberto Fernández, asume con viento en contra. Salvo un intenso cambio de suerte, que no se avizora, estaremos frente a una realidad nueva, que hará imprescindible, para salir adelante, los acuerdos políticos y socioeconómicos. Ojalá que la dirigencia y la ciudadanía argentinas estén a la altura de este inédito desafío”, asegura Juan Llach, quien además de ser economista fue uno de los tres investigadores que le puso puño y letra a este trabajo.
Asimismo, Llach agregó, con un tono desalentador algunas cuestiones del exterior: "La reactivación de la economía mundial desde la Gran Crisis del 2008 puede estar cerca de su final y las herramientas de política macroeconómica disponibles pueden estarse agotando. La política fiscal expansiva está tocando límites y la política monetaria, con tasas bajas o aun negativas según los países, difícilmente pueda sostenerse mucho tiempo más. La fragilidad financiera está nuevamente en límites peligrosos, con valuaciones extravagantes de muchos activos, en especial en los EEUU, y crecientes riesgos crediticios. La deuda global ya alcanzó el valor récord de 230% del PIB mundial. A todo lo, dicho se suma la creciente probabilidad de un juicio político al presidente (Donald) Trump (impeachment) que podría, eventualmente, llevar a su destitución".
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Respecto de cómo están nuestros vecinos, Llach indicó: “En este marco, el FMI sigue subrayando el riesgo de una desaceleración sincronizada. Hay que subrayar que América Latina es la peor región, tanto por su bajo crecimiento como por la caída de sus proyecciones. Y hay que destacar que el África Subsaharina está creciendo el doble que Latinoamérica en los últimos años”.
En tanto, Eduardo Fracchia, otro de los investigadores del IAE que participa de este estudio mensual, explicó: "El contexto internacional, dadas las oscilaciones observadas en las bolsas y en el mercado de bonos, está algo más volátil. La constancia en la relación dólar frente al euro favorece que los precios de commodities sigan estables. El crecimiento americano es más sólido que el europeo y puede continuar, a pesar del déficit de cuenta corriente que es crónico. China e India siguen a un ritmo de crecimiento elevado y demandan de nuestra región cada vez más productos. El contexto latinoamericano es de crecimiento lento, con muchos episodios sociales disruptivos que fueron sorpresivos. Nuestro país debe aprovechar esta ventana de oportunidad que se ha abierto con el nuevo gobierno para sacar partido de esta globalización acotada. El ciclo internacional en algún momento va volver a jugar en contra de la región y de Argentina".
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En cuanto a lo que se puede esperar para el 2020, Fracchia adelanta: “El enfoque de la política económica seguirá un sendero antirecesión. Sería deseable que se recuperen los superávits gemelos perdidos, tanto el fiscal como el de cuenta corriente. Estamos ante una economía que pretende crecer en base al consumo en un rebote cíclico, aunque sería conveniente que lo haga más por el empuje de la inversión y de las exportaciones. No se percibe salir rápido de la recesión en el horizonte de mediano plazo. No se espera mucho menos grandes ajustes del tipo Rodrigazo de 1975, porque los fundamentales de la economía están claramente mejor que en 2015 por el ajuste fiscal y externo realizado por Mauricio Macri. Una gran amenaza para la próxima gestión está en el control de la inflación que hoy cierra en casi 60% anual. A ese ritmo de los precios no será fácil bajar la inflación a un dígito antes de cinco años”.
Sin embargo, Fracchia considera como positivo que este gobierno cuente con el “oxígeno social para encarar las correcciones que requiere la economía”.
Asimismo, el investigador Martín Calveira advirtió: “Las perspectivas de la actividad económica no son favorables, al menos para la primera parte del próximo año. El sector público deberá establecer una política consistente de estabilización a los fines de evitar desalineamientos generalizados”.
JPA CP