LIBRO

Unas Fiestas con libros

Leer para viajar con la mente pese a las restricciones del coronavirus.

Libros. Fiestas para pasar leyendo en casa. Foto: juan salatino

Quesos, Tandil y una vieja pulpería

Desde 1860 es un lugar deseado. Como el amor y la felicidad; como un abrazo y beso. Así se desea a la única esquina sin ochava de Tandil. Época de Quesos lo es todo. Es sinónimo de placer y trabajo familiar. Sucede con pocos sitios que, con solo nombrarlos, el corazón late de otra manera, la piel se eriza, la boca se arquea dibujando una sonrisa. Con solo ver la esquina, la emoción nace y también la expectativa y la ansiedad de entrar a un solar sagrado, a un templo. Más de 130 variedades de quesos nos esperan. No seremos iguales al salir. Así como la piedra movediza, el tandilense siente orgullo de saber que esta esquina sigue abierta. El corazón es quien manda bajo este techo histórico.

Victoria Inza es hija de Teresa, quien fue la responsable de restaurar y pensar esta esquina. Tuvo la visión y entendió que Tandil sería uno de los destinos turísticos más importantes del país. El foráneo y el vecino necesitarían hallar refugio en los sabores queridos. El queso es uno de los alimentos más amados y la historia es hermosa. Viajar a Buenos Aires a mediados del siglo xix demandaba hasta cuatro meses y el recorrido cruzaba por postas. Esta esquina fue una de ellas: la Posta del Centro.

“Lugares de descanso después de viajes largos”, cuenta Victoria. Hablamos de 1860. El sótano era el lugar donde dormían los viajeros. En la sala central había despacho de bebidas y en el patio descansaban los caballos. “Es nuestro rancho”, enfatiza Victoria. Así lo siente, así se vive.

Tandil comenzó a crecer y la esquina acompañó ese latir. A partir de 1920 fue almacén de ramos generales, hasta 1970. Su importancia determinó que fuera declarado Monumento Histórico. Hasta 1990 fue tapera, estuvo abandonado. Pero ese mismo año apareció Teresa Inza, la benefactora. “Mamá hizo todo sola, con nosotros (son cuatro hijos). La familia no estaba muy convencida, pero ella quería poner una quesería. 

Cuando entramos estaba todo destruido, pero ella tenía una idea. Además,toda su vida había estado ligada al mundo lácteo: sabía lo que quería y cómo iba a hacerlo”, cuenta Victoria. Tardó un año en reciclar el lugar con el consejo de arquitectos y con algo que no se estudia en ningún lugar: el diseño de un sueño y su realización material. Época de Quesos nació con su creadora seleccionando los productos y atendiendo detrás del mostrador. Pronto se hizo la leyenda.

“Fue su intuición y el amor por conservar las historias”, sostiene Victoria. En el rancho viven dos tiempos: el actual y el de antes, más lento y genuino. Aquí se sostiene el segundo. Lo que primero impacta es el aroma. Más de cien tipos de quesos y fiambres descansan y se exhiben en estanterías, canastas y en un largo y acogedor mostrador. Poca luz, intimidad, sosiego... todo ayuda a la contemplación. Piedra, ladrillo, madera, vidrio: elementos nobles. Nada es efímero en estas paredes. Todo conmueve, se respira y se siente. Es un lugar mágico, “una obra de arte para gente sensible”, admite.

“Las variedades van desde los clásicos quesos de campo hasta macerados con Cabernet Sauvignon. Trabajamos todos los tipos de leche, de cabra, vaca y oveja. Mamá (falleció hace unos años) nombraba tres palabras: amor, trabajo y familia. Crecimos con eso y fue nuestra casa. No había otra posibilidad más que el éxito”, reconoce Victoria.

Los ambientes están determinados para satisfacer necesidades específicas. En el almacén están los quesos y todo lo que se ofrece. Luego están las salas con mesas para degustar los propios quesos pero también un delicado menú, muy cuidado, que traduce todo este amor por lo noble en platos perfectos, familiares, orgullosamente tandilenses. Comida de antes, sabores que nos devuelven la seguridad de suponer que las cosas buenas aún existen en el mundo. Los espacios: la Matera, la Materita, sector para niños, la habitación donde se preparan las picadas, la cocina, el Salón Cocina y el patio. El sótano es el territorio del silencio. (…)

“Para nosotros es importante transmitir las tradiciones de la manera más sencilla. Contar cómo se vivía y de qué forma se cuidaban los alimentos, cómo estacionarlos en un sótano o en un barril de grasa sin necesidad de guardarlos en un freezer o, peor aún, agregándoles conservantes. Queremos que coman un queso y sientan el sabor a la leche”, afirma Victoria. (…)

“Nuestros platos son a base de quesos y fiambres, como tablas de quesos o fondue. Pero también tenemos milanesa de queso brie, tortilla con chistorra o sándwich chacarero (jamón cocido en horno de barro con manteca, una base de mozzarella y huevos fritos, servidos en una galleta de campo). Se pueden acompañar con cerveza tirada o con alguna botella de nuestra amplia variedad de vinos. Y, para el postre, pueden elegir desde las clásicas frutas en almíbar, una copa helada con frutos rojos o un tradicional flan casero. También servimos desayunos y meriendas al estilo campero”, concluye Victoria.

“¿Cómo no iba a intentar mantener en pie tan bello lugar, tan bella historia? Sentí que algo me decía lo mismo que digo ahora: pasen y vean”, dijo alguna vez Teresa Inza. Nada más directo que esta verdad. Hay que pasar y ver. Nadie sabe a qué hora saldrá.

Pampa, cerros y mar (Fragmento).

 

☛ Título Desconocida Buenos Aires

☛ Autor Leandro Vesco

☛ Editorial El Ateneo
 

Datos sobre el autor

Leandro Vesco nació el 7 de mayo de 1974 en Paraná, Entre Ríos. Es uno de los periodistas más destacados del diario La Nación. 

Fundó y preside la ONG Proyecto Pulpería, para la recuperación de los pequeños pueblos.

En 2001 fue becado por The Helene Wurlitzer Foundation para realizar una residencia en Taos (Nuevo México, EE.UU.).

Colaboró en medios gráficos, como El Litoral, de Santa Fe, y ha trabajado en El Federal y Sur Capitalino.

Como periodista, recorrió pueblos, parajes y pulperías de Buenos Aires y de la Argentina.

Es autor del enorme éxito Desconocida Buenos Aires. Secretos de una provincia (Editorial El Ateneo, 2018).

 


 

Las otras pestes que asustaron

Cuando entregué el primer original de Pandemia a la imprenta, el sarampión era una anécdota del pasado y el dengue no generaba preocupación entre los argentinos. Solo los médicos especialistas manifestaban su alarma en los congresos de infectología y advertían sobre una próxima multiplicación de los casos. Diez años más tarde, ambos virus están presentes, activos y amenazantes como si la ciencia no hubiera avanzado ni un paso. A pesar de esos datos, que es imposible desconocer porque los medios informan sobre ellos sin pausa, el temor entre algunos argentinos no está enfocado en el dengue ni en el sarampión sino en el nuevo virus Covid-19, que por el momento tiene una letalidad de entre el 2 y el 6 por ciento, según la edad del paciente.

Habrá que esperar muchos meses más, la epidemia tendrá que llegar a su pico y las autopsias y los estudios de laboratorio tendrán que ser procesados y estadificados para poder conocer la tasa de mortalidad con mayor precisión. Eso es lo que ocurrió con el virus A (H1N1), más tarde denominado A H1N1/09 Pandémico por la OMS, que fue el objeto de este libro. El 20 de diciembre de 2009, la Organización Mundial de la Salud (OMS) informaba que había provocado entre 12.220 y 13 mil casos fatales y ocho meses más tarde actualizó la cifra a 18.631. Hoy se calcula que los fallecimientos fueron no menos de 203 mil y probablemente hasta 575 mil. (…)

Los datos definitivos solo se tendrán cuando la epidemia se haya extinguido, y aun en ese momento la información no será ciento por ciento confiable, porque por las características de la enfermedad siempre hay un subregistro de magnitud desconocida. Ante los primeros casos se implementa un rápido sistema de escaneo para poder evaluar el poder invasivo y destructivo del germen, pero una vez superada cierta cantidad de contagios se hace imposible registrarlos a todos y se los contabiliza como positivos según los síntomas. (…)

Su aparición en un marzo caluroso sorprendió a muchos, incluso a médicos que lo esperaban recién en el invierno, confiados en que tendría el mismo comportamiento que los de la gripe estacional. Sin embargo, lo mismo había sucedido en 2009: el primer caso de gripe A (H1N1) también se registró en abril, recién empezado el otoño. (….)

Como siempre ocurre, la palabra “pandemia” genera reacciones desproporcionadas en los individuos inclinados a la ansiedad. Cuando les explico que las únicas medidas de prevención eficaz contra el nuevo coronavirus son evitar los lugares cerrados y concurridos, ventilar los ambientes y extremar la higiene de las manos y los objetos, percibo que mis palabras no bastan para enfriar su angustia. Sé que muchos quisieran envolverse en nailon, tomar vitaminas, bañarse en desinfectantes, irse a vivir a una isla desierta o usar escafandras para salir a la calle, pero a la vez saben que ninguna de esas medidas sería útil para no enfermarse ni para calmar su miedo.

La realidad es que el virus existe y su evolución futura por ahora es un enigma, pero ya está claro que el verdadero brote ha provocado tres síntomas graves: discriminación, xenofobia y racismo. (…)

El reflejo primitivo de depositar la responsabilidad en algo o en alguien cuando el temor apremia no es algo novedoso ni exclusivo de la cultura argentina. Desde la aparición de las primeras enfermedades infecciosas todas las sociedades humanas han reaccionado culpando a un grupo étnico o social y aislando o sencillamente dejando morir en soledad a los enfermos. (…)

La peste fascina. Es la crueldad de la naturaleza en acción y una de sus creaciones más logradas. Es la muerte imperceptible que se desliza de una persona a otra hasta diezmar siglos de civilización en pocas semanas. Es la presencia de un predador invisible que no respeta rango ni poder y contamina de recelo los sentimientos más nobles. Es más de lo que una mente paranoica promedio puede imaginar. Sin embargo sucedió. Y pese a la fantástica sofisticación de nuestros logros, puede volver a suceder en cualquier momento. En algún lugar primitivo de nuestro cerebro los humanos lo sabemos. (...)

La pandemia de 1918 que se conoce como Gripe Española es el modelo temido que los epidemiólogos tienen presente cuando se habla de epidemias de gripe, y el que puso en alerta a gran parte del mundo médico en abril del año pasado. Por eso, un bloque de este trabajo se refiere a relatos literarios, informes de autopsias y notas de prensa de aquellos ocho meses fatales en los que murieron más personas en menos tiempo que por ninguna otra causa en la historia de la humanidad. Un postulado básico del método científico es rehusar toda autoridad, vale decir, no aceptar como seguras leyes ni teorías solo porque alguien afirme que son ciertas. Para acercarme a la verdad entre el temor paralizante y el escepticismo que todo lo simplifica, investigué en archivos de prensa, textos médicos y testimonios directos los hechos sucedidos desde abril de 2009 en relación con la pandemia, pero también me propuse determinar la verosimilitud de las versiones conspirativas. En algunos casos, la conclusión fue indudable; en otros, el margen de sospecha se mantuvo indemne. (…) 

Introducción y prólogo. (fragmento).
 

☛ Título Pandemia

☛ Autora Mónica Müller

☛ Editorial Paidós

 

Datos sobre la autora

Mónica Müller nació en Buenos Aires. Trabajó durante tres décadas como directora creativa en agencias de publicidad y se graduó luego en Medicina en la UBA. Desde entonces atiende su consultorio privado pero nunca abandonó la escritura, que junto con el dibujo fue su primera vocación.

Es autora de diferentes publicaciones, como El gato en la sartén; en 2007 el libro de relatos Secuelas; en 2010 el ensayo de divulgación médica Pandemia y en 2014 Sana sana. La industria de la enfermedad. Sus textos literarios integran antologías nacionales y extranjeras.

 


 

La “ancha avenida del medio”

Si los usuarios que componen la red social de la política en la Argentina están polarizados, ¿cómo explicar eventos en los cuales la polarización es modesta o directamente nula? ¿Qué ocurre cuando los diálogos sobre política en las redes sociales toman “otra forma”? ¿O cuando las “chicanas” ceden su lugar al discurso pedagógico y los usuarios parecen ponerse de acuerdo –al menos de manera parcial– sobre asuntos con una enorme visibilidad social que implican un fuerte involucramiento político? 

En este capítulo analizamos un evento en el que la red social, lejos de alimentar la grieta, amplió la “ancha avenida del medio”. Exploramos el motivo por el cual ciertos temas invitan a las redes a despolarizar, en forma y en contenido, al crear narrativas más homogéneas. Para ello, tomamos un evento social que no tuvo a los políticos y los medios tradicionales entre los usuarios con mayor presencia y difusión en la conversación virtual, y mostramos cómo la disminución de la dimensión político-partidaria resulta de un cambio que opera en el nivel de los temas tratados más que en una variación en la forma en que los individuos se conectan.

La red #AbortoLegal nos permite explicar por qué los estudios que prueban la existencia de burbujas en las redes sociales conviven con aquellos que la desmienten. (…)

La rotación es el proceso por el cual los usuarios de una red se enfocan en aquellos temas que son prioritarios en la segunda dimensión de la red. Es decir, los usuarios priorizan temas políticos y dialogan sobre ellos por afuera de la dimensión primaria que estructura la mayor parte de sus intervenciones. Por ejemplo, un usuario kirchnerista y otro macrista pueden ser ambos simpatizantes de Boca, y celebrar el triunfo de un campeonato en la dimensión “deporte”, aun cuando se agredan y chicaneen en la dimensión “elecciones”. Desde el punto de vista del diálogo político, la probabilidad de que el usuario kirchnerista comparta una publicación del usuario macrista es más alta en el tema “deporte” que en el tema “elecciones”. Sin embargo, un menor grado de conectividad entre estos usuarios indica que la probabilidad de que compartan contenidos será menor que la que existe entre dos macristas de Boca.

Cuanto más densa es una red, menor es la distancia topológica entre dos usuarios que pertenecen a distintas comunidades. Por ejemplo, entre una usuaria macrista y otra kirchnerista que no están conectadas entre sí, la distancia mínima posible puede ser un amigo en común con quien comparten información sobre Boca. Cuando ese amigo active contenidos sobre el tema “fútbol”, tanto la amiga macrista como la kirchnerista compartirán la misma publicación. Sin embargo, ese amigo futbolero que conecta a las dos usuarias “desaparecerá” cuando el tema sea “política”.

Como esa conexión no se activa en “política”, la red que se estructure al conversar sobre un evento político será observada solo en su dimensión “gobierno-oposición”. Las amigas kirchnerista y macrista del usuario futbolero seguirán regidas por la “paradoja de los amigos” que describimos en capítulos anteriores al referirnos a la jerarquía mediática en Twitter: el amigo “bostero” de la usuaria “bostera” tendrá más amigos “bosteros” que ella, lo que permitirá que la circulación de información sobre fútbol crezca rápidamente sobre esa dimensión secundaria. Así como en política hay usuarios de alto grado (autoridades) también los hay en el fútbol, lo que facilita una circulación de contenidos más veloz a través de ellos.

En el caso de #AbortoLegal asistimos a una rotación parcial de la red social que atenuó los efectos de la polarización. La grieta se observó en los márgenes de la red, pero una fracción del Gobierno y una de la oposición compartieron, al mismo tiempo, los contenidos promovidos por la marea verde. En esta red nos encontramos con esas otras autoridades que vinculan a usuarios cercanos a la oposición y al Gobierno, lo que redunda en diálogos entre quienes pocas horas antes habrían confrontado de manera virulenta. Incluso las redes con mayores niveles de polarización tienen dimensiones en las cuales los usuarios pueden expresar posiciones compartidas. En la propagación de mensajes en las redes sociales, el grado de vinculación entre las distintas dimensiones de una red –expresado en las conexiones existentes entre usuarios– explica con cuánta frecuencia las comunidades intercambian información entre sí.

En este capítulo definimos #AbortoLegal como la antirred, en la medida en que el nivel de polarización fue más bajo, el diálogo político más extenso, el grado de jerarquía fue sustantivamente menor y el tono que caracterizó los mensajes fue más pedagógico y menos “chicanero”. Sin embargo, los usuarios que la integraron son los mismos que participan en comunidades polarizadas y las conexiones entre ellos permanecieron relativamente inalteradas. #AbortoLegal no es una antirred porque su topología y sus usuarios hayan sido diferentes; su singularidad reside en que rotó y quedó ubicada fuera del eje dominante Gobierno-oposición.

Desde el punto de vista de la activación en cascada, la congruencia cognitiva en esta red se vio rotada de su eje primario. Por ello, la producción de encuadres, aun cuando también se pudo distinguir localmente, quedó descentrada de sus autoridades habituales. Por tanto, #AbortoLegal no es otra red, sino la misma red pero observada desde otra perspectiva. (…)

El 8 de agosto de 2018, millones de mujeres se apoderaron de las calles –en los alrededores del Congreso Nacional y en otras tantas ciudades argentinas– bajo una lluvia que no cesó durante las diecisiete horas que duró el debate en el Senado, hasta que el proyecto de legalización de la interrupción voluntaria del embarazo (IVE), que tenía ya media sanción en Diputados, fue rechazado por 38 votos contra 31. (…)

La dinámica en Twitter no cambió de manera sustantiva entre la media sanción en Diputados, lograda el 14 de junio, y el rechazo del proyecto en el Senado, el 8 de agosto. En ambos períodos, las divisiones políticas se expresaron dentro de los partidos y no entre partidos. Ergo, las fronteras entre comunidades se acortaron y el lenguaje adquirió claridad política en la comunidad más grande.

Después del voto favorable en Diputados –y como consecuencia de ese resultado–, el activismo autodenominado “provida” cobró vigor y su participación en el diálogo virtual tuvo un crecimiento destacable. En ese espacio se alojaron plácidos los trolls, encargados de acosar, criticar u oponerse a otros usuarios con un desprecio disciplinante que intentó desactivar el debate. El contraste con casos anteriores es llamativo aún hoy, y nos lleva a cuestionar si las redes que sufrimos día a día son consecuencia de los tiempos políticos antes que una de sus causas.

*Capítulo 11 de #AbortoLegal: la antirred (fragmento).

 

☛ Título Fake news, trolls y otros encantos

☛ Autores Ernesto Calvo y Natalia Aruguete

☛ Editorial Siglo XXI Editores

 

Datos sobre los autores

Ernesto Calvo es doctor por la Universidad Northwestern, es profesor de Gobierno y Política de la Universidad de Maryland y director del Laboratorio Interdisciplinario para las Ciencias Sociales Computacionales (Ilcss).

Entre sus libros más recientes se destacan Anatomía política de Twitter en Argentina y Non-Policy Politics.

Natalia Aruguete es investigadora del Conicet y profesora de la Universidad Nacional de Quilmes y de la Universidad Austral.

Es autora de más de cuarenta artículos sobre el estudio de las agendas política, mediática y pública en el diálogo entre medios tradicionales y redes sociales, publicados en las principales revistas de comunicación de América Latina, España y Estados Unidos.

 


 

Cómo superar la pobreza en nuestra región

Los países de América Latina han transitado su historia buscando un modelo de desarrollo económico y social que les permita progresar. Desde diferentes enfoques se intentó alcanzarlo, pero los resultados son malos. 

La búsqueda del modelo de desarrollo de América Latina trasciende los signos políticos de los gobiernos. En la actualidad, Chile experimenta una tensión política y social que evidencia la desigualdad de la que en algún momento fue considerada una economía de mercado “exitosa”. A su vez, Venezuela atraviesa una crisis estructural que evidencia que el socialismo del siglo XXI tampoco pudo resolver el desafío del desarrollo.

Más aún, las democracias de la región no han encontrado un modelo de desarrollo y, en consecuencia, continúan fracasando en resolver el problema más grave de América Latina: su pobreza. 

La persistencia de la pobreza refleja la incapacidad de los gobiernos para resolver otros problemas asociados: el desempleo y la informalidad. Cuando hay pobreza, desempleo e informalidad en la sociedad, los problemas asociados a esa realidad afectan el progreso de todos. (…)

La conclusión es clara: la búsqueda del progreso de América Latina ha fracasado.

Ese fracaso se torna aun más contundente ante la irrupción de la pandemia de Covid-19 en marzo de 2020.  En  épocas  de  crisis  –sanitaria,  humanitaria  y  económica– como la experimentada durante esta pandemia (“coronavirus”), el fracaso regional se hace evidente, al mismo tiempo, para todos los habitantes de la región. 

En tiempos de crisis se necesita que el Estado gerencie medidas eficientes para toda la población a fin de mitigar impactos en la actividad productiva. Sin embargo, la elevada pobreza, el desempleo estructural y la informalidad dificultan la implementación de políticas económicas orientadas a amortiguar el golpe de la crisis sobre la población más vulnerable. En términos simples, las crisis –como la del coronavirus– solo amplifican la realidad de la pobreza. 

¿Cómo  implementar  un  seguro  de  desempleo  de  forma  eficiente  si  la  informalidad  laboral  promedio  de la región es del 53%? ¿Cómo implementar medidas de alivio fiscal para las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) si un gran porcentaje de ellas no está legalmente registrado? ¿Cómo implementar políticas públicas para contener una crisis económica y social de forma eficiente si no hay información completa ni registros actualizados y la población más vulnerable se pone en riesgo para acceder a ellos? (…)

La crisis del coronavirus aceleró cambios estructurales que ya estaban en marcha en la última década (Cepal, 2020). La virtualización de las relaciones económicas y sociales, el teletrabajo y la digitalización cobraron mayor relevancia para facilitar la vida cotidiana ante las medidas de aislamiento social implementadas a fin de prevenir la expansión de la pandemia.

Sin embargo, América Latina se encuentra rezagada en estas transformaciones, especialmente en inclusión financiera, digitalización y teletrabajo. La crisis del coronavirus no solo puso en evidencia el fracaso de la región en términos de reducción de la pobreza, sino que hizo evidente la agenda de reformas que deben profundizarse para que la región crezca sobre la base del desarrollo del sector privado: simplificar la regulación y digitalizar los trámites para que las empresas de la región, en particular las Mipymes, puedan continuar trabajando aun en épocas de crisis excepcionales.

El libro hace foco en la realidad más dolorosa en América Latina: cómo dejar de ser pobres. No enuncia teorías de desarrollo ni recetas de crecimiento económico, sino que provee una visión práctica a fin de contribuir a que se pueda entender el tipo de cambios necesarios para lograrlo. América Latina está siempre a tiempo de eliminar su pobreza estructural. Pero cuanto más tiempo pase, más estructural se hace la pobreza. Un tema de esta magnitud requiere tener prioridad a nivel regional, porque toda Latinoamérica transita un destino económico y social en el que los países están hermanados geográfica y culturalmente. Cuando sea una prioridad regional, genuinamente compartida, todas las decisiones de política pública se alinearán con ella. América Latina puede salir de la pobreza liderando su  propio  proceso  de  desarrollo.  Los  Estados  latinoamericanos pueden crear –en conjunto– el mejor clima de negocios, es decir, la regulación más simple y con menores costos para que el sector privado de la región pueda hacer cualquier emprendimiento en todos los sectores. 

El desafío es claro. Generar la solución depende de América Latina. 

El ejercicio que propone el libro es concreto: si lo que se intentó hasta ahora fracasó, ¿cómo podríamos entender mejor en qué fallamos y qué hacer diferente? ¿Cómo puede cambiarse lo que está mal? 

Si es difícil hacer negocios para los emprendedores, micro y pequeñas empresas de la región, ¿por qué no hacerlo fácil? ¿Cómo cambiar las reglas para desarrollar cualquier actividad  productiva  de  forma  más  simple  y  menos  costosa que en cualquier otro lugar del mundo?

Si trabajar en condiciones formales en la región es complicado y costoso, ¿por qué no hacerlo simple y económico? Si generar trabajo en la región es complejo, ¿por qué no facilitarlo?

En América Latina aún no hemos tenido la determinación para coordinar una serie de reformas que conduzcan a simplificar la manera de hacer negocios, que a esta altura se entiende que implica: cómo facilitar la actividad del sector privado para que se genere empleo y se promueva la salida de la pobreza de aquellos que ingresen en el mundo del trabajo. Si bien puede ser frustrante que pasen las décadas y que la región tenga que aprender una y otra vez las mismas  lecciones  expresadas  en  crisis  recurrentes,  el desafío está justamente ahí: entender como dar el paso adelante. No hay atajo en el proceso colectivo de aprendizaje, sino todo lo contrario. Este libro no busca convertirse justamente en un atajo para la región, sino facilitar que se profundice la mirada interior regional para generar un proceso de desarrollo sostenido que le permita a América Latina entender cómo dejar de ser pobre. (…)

Capítulo 1. América Latina: fracaso y pobreza (Fragmento).

 

☛ Título Simple

☛ Autor Gerónimo Frigerio   

☛ Editorial Sudamericana

 

Datos sobre el autor

Gerónimo Frigerio es un especialista internacional con veinte años de experiencia en el diseño y la ejecución de proyectos de desarrollo económico y social en América Latina.

Experto en regulación, estructuración de inversiones y procesos de reforma, es fundador y director general de la consultora GF Consulting Group.

Fue presidente del directorio ejecutivo de Fonplata (2017-2018), especialista abogado del Banco Interamericano de Desarrollo (2003-2012), funcionario del Banco Mundial y coautor de Doing Business in 2004.